CAPÍTULO 5

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LEA

Ver a Ona con un ataque de ansiedad removió un instinto protector dentro de mí que no sabía que tenía. Necesitaba comprobar que estaba bien, necesitaba verlo con mis propios ojos, así que, aprovechando que la selección hacía un entrenamiento abierto al público, Olga y yo nos organizamos para ir a ver a las chicas.

Decidimos coger un tren para no tener que conducir ninguna de las dos, y, antes de darnos cuenta, ya estábamos en Madrid esperando a entrar al campo donde entrenaba la selección. Cuando las chicas salen al campo salta a la vista que están cansadas, algunas de ellas hacen esfuerzos por sonreír, por mostrarle a la afición lo que quieren ver, pero para mí no pasa desapercibido que las cosas no andan bien.

Cuando el entrenamiento termina y las chicas se acercan a la afición aprovechamos para acercarnos a la valla que nos separaba de ellas. La primera en vernos es Irene Paredes, que en seguida se lo dice a las demás, sus caras son todo un poema al vernos ahí. Terminan de atender a la afición y luego se acercan a nosotras. Saludo a todas con un abrazo y por último está Ona, que en cuanto ve la oportunidad se cuelga de mí.

- ¿Practicando tus técnicas de Koala para hacer la competencia a los australianos? – pregunto en bajito para que solo ella me oiga.

- Tal vez- vuelve a abrazarme, pero esta vez mas brevemente- gracias por venir, necesitaba esto.

Hablamos un poco entre todas, hasta que llamamos la atención de la persona con la que menos ganas tengo de interactuar. Vilda se acerca a nuestro pequeño grupo y se para en frente de mí, extendiendo su mano en mi dirección a modo de saludo. Por un momento me planteo no tomarle la mano, pero luego pienso en las posibles represalias que puede tomar con las chicas y termino estrechando su mano.

- Es un placer tenerte de visita Lea- dice con una sonrisa que me causa escalofríos, su mirada me dice que planea algo, y puedo asegurar que no es nada bueno.

- Tenía que venir a apoyar a las chicas – digo no queriendo dar pie a una conversación muy extensa.

- Contigo en el equipo tendríamos la victoria asegurada, nadie lee el juego como tú. Una lástima que no supieras esquivar aquella falta que te dejó completamente fuera del futbol. Siempre te creí más lista Lea.

Veo como Ona abre la boca para decir algo, pero le basta mirarme para saber que no es lo que más la conviene. Vilda se va sin esperar una réplica de mi parte, como siempre tiene que ser él quien tenga la última palabra.

Intento que su ataque no me afecte, incluso tengo el impulso de ir tras de él y decirle cuatro cositas bien dichas, pero sé que eso solo me dejaría en evidencia y terminaría transcendiendo a los medios de comunicación. Así que decido respirar profundo, poner mi mejor sonrisa y volver a dirigirme a las chicas, que al parecer me han preguntado algo.

- ¿Lea estás bien? – es Alexia la que pregunta mientras que una se pasa sus brazos alrededor de mi cintura.

- Claro, no contaba con tener que hablar con él, pero desde que le he visto venir sabía que iba hacer alguna de las suyas.

- Que ganas tengo de que la gente vea su verdadero yo- dice Irene secundada por Mariona.

- Chicas sabéis que solo es cuestión de tiempo.

- Ale tiene razón- dice Ona con su cabeza apoyada en mi hombro- el tiempo pone a todos en su lugar, solo tenemos que esperar que eso ocurra.

- Ahora tenéis que centraros en el mundial, ya nos preocuparemos luego por como queden las cosas – digo para evitar que las chicas empiecen a darle vueltas de más al asunto.

Después de un rato más, las chicas tienen que volver a la ciudad deportiva así que nos despedimos con la promesa de volver a vernos antes de que partan hacia Australia para disputar el mundial. De vuelta en el tren a Barcelona aprovecho para subir a mi cuenta de Instagram unas cuantas fotos que he sacada a las chicas durante la tarde, deseándoles toda la suerte y la fuerza del mundo para ir a por todas con la selección.

Los días pasan y sin darme cuenta estoy con Olga, Mapi, Patri y Pina cogiendo un avión rumbo a Australia para apoyar a nuestras amigas tanto de la selección española como las compañeras del Barça que juegan para sus países natales. Entre todas habíamos alquilado un pequeño apartamento lo suficientemente grande como para que entráramos las cinco sin problema. Patri y Claudia compartirían la habitación grande, la que tenía una cama de matrimonio, ya que eran pareja y así tendrían intimidad, las demás echamos a suertes quien dormiría en la habitación que quedaba que tenía dos camas individuales, y quien en el sofá cama. Al final es Olga la que se queda con el sofá mientras que a Mapi y a mí nos toca la habitación doble.

España es uno de los cuatro favoritos para ganar el mundial junto con Inglaterra, Alemania y Estados Unidos. En cuartos de final noruega, la selección de Ingrid pierde contra Alemania, por lo que, para la recta final del mundial se une a nosotras como una aficionada más de la selección española para apoyar a sus compañeras de vestuario. Ingrid se está quedando en un hotel, y como parece que Mapi no puede vivir sin estar a su lado se va con ella a pasar las noches, por lo que Olga pasa a dormir conmigo en la habitación doble.

Finalmente, después de casi un mes, la final ha llegado, y España está en ella junto con las Lionesses, las chicas de la selección inglesa. Lo que significa que Ona se enfrentará a algunas de las que han sido sus compañeros durante los últimos años, y también que Ale y el resto de las españolas que juegan en el Barça se enfrentaran a Keira y Lucy, sus amigas y compañeras de vestuario.

Durante el mes que ha durado el mundial casi no he hablado con Ona, solo hemos cruzado mensajes escuetos y un par de llamadas que no han durado más de un puñado de minutos. Lo cual entiendo, tenía que estar centrada en ganar, y se de primera mano que cuando quiere concentrarse se aísla de todo y de todos, pero no puedo negar que la he hecho un poco de menos. Aunque casi no me ha dado tiempo a aburrirme, las chicas siempre estaban haciendo planes, sobre todo Claudia y Patri, que sin lugar a duda son las más fiesteras del grupo.

Las redes estaban cada vez más revueltas con el tema de las quince y la selección, habían creado hasta un hashtag que más de una vez había estado a punto de utilizar. Menos mal que no me caracterizo por ser una persona impulsiva, porque si no mis cuentas ya estarían hasta arriba de #vildaout.

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