CAPÍTULO 9

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LEA

Ya ha pasado casi una semana desde que volvimos a España, con Ona arreglamos el pequeño mal entendido en el baño de aquel apartamento, y ahora cada una estábamos pasando unos días con nuestras respectivas familias antes de tener que decir adiós al verano y volver a la rutina.

Después de pasar un fin de semana en casa de mi padre, porque sí, mis padres están separados desde que yo tengo doce años, estoy pasando una semana en casa de mi madre, para poder disfrutar de ella y de mi hermana. El padre de Noa no se quiso hacer cargo de ella, así que solo somo nosotras tres, aunque he de reconocer que mi padre la quiere como si fuera su hija también, la trata igual que a mí y no hay nada en el mundo que me haga más feliz que ver que tiene un montón de gente que la quiere.

Mi madre, Noa, y yo vamos dando un paseo por el centro de la ciudad mientras comemos un helado cuando, de pronto, nos encontramos con uno de los directivos del futbol club Barcelona

- Lea cariño- me saluda dándome un pequeño abrazo, nuestra relación es muy cercana, tanto con él como con su familia- Justo estos días ha estado sonando tu nombre en las oficinas del club.

- ¿Y eso? – pregunto mientras veo como mi madre se lleva a mi hermana a ver el escaparate de una juguetería.

- Queremos ofrecerte un contrato, justo antes decidimos que mañana mismo te llamaría para hablar contigo, pero se ve que el destino ha jugado a mi favor y aquí estamos.

- Por mucho que me gustaría aceptar un contrato con el club, sabes que no pasaría el reconocimiento médico, si bien puedo jugar al futbol no puedo volver a ser una futbolista de élite.

- ¿Nunca cambiarás eh? Solo piensas en futbol, futbol y más futbol – dice a modo de broma, a lo que ambos reímos- pero siento decirte que no sería como jugadora, aunque no habría nada que nos gustase más la verdad.

- Vale, vale, pero no entiendo, ¿de qué exactamente sería el contrato?

- ¿Por qué no mejor te vienes mañana por las oficinas y lo hablamos tranquilamente? ¿A eso de las diez te viene bien?

- Claro, mañana nos vemos entonces.

Nos despedimos y camino hacia la juguetería, de la que ya están saliendo mi madre y mi hermana, esta última con la nueva Nancy de la selección española entre sus manos. Madre mía, esta niña está más obsesionada que yo con el futbol, y eso ya es mucho decir.

De vuelta a casa, escribo a Olga para ver si me puede acompañar mañana a la reunión como mi representante, cuando me dice que sí, le pido que no le cuente nada a Alexia, quiero llevar este asunto con discreción, no vaya a ser que las cosas se tuerzan y la gente se haga ilusiones.

Después de cenar acuesto a mi hermana, ya que mi madre tenía turno de noche, e inmediatamente me voy a dormir, no sin antes llamar a mi padre para pedirle que se quede con Noa mañana hasta que vuelva mi madre de currar. Todo este asunto de la reunión ha surgido tan de improviso que no había contado con este pequeño detalle, pero ya está todo solucionado.

Mi idea de dormirme rápido se va a pique casi según toco las sábanas, mi cabeza es incapaz de tomarse un descanso, no deja de darle vueltas a la reunión de mañana. No tengo ni la más remota idea de lo que puedo ofrecerlo yo ahora mismo al club.

Por la mañana, después de haber dormido aproximadamente unas tres horas, me monto en el coche y pongo rumbo a la case que comparte Ale y Olga para recoger a esta última.

- Bueeeenos díaaaaas- dice la mar de contenta sentándose en el lado del copiloto- ¿lista para la reunión?

- ¿La verdad? Los nervios me están consumiendo.

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