ONA
Noa es una mini versión de Lea, eso me ha quedado claro en los primeros quince minutos que hemos pasado juntas.
- Yo creo que me tendría que ir- digo no queriendo molestar con mi presencia.
- No- dice Noa a punto de llorar- quédate por favor. Tata, dile que se quede por fa.
Noa, que está sentada en mis piernas en lugar de en un hueco del sofá, se gira hacia su hermana y hace un puchero bastante cómico. Estoy segura de que con esa cara consigue cualquier cosa de Lea.
- No hace falta que te vayas Pecas, puedes quedarte, siempre que quieras claro.
- Está bien, veamos- digo volviéndome a dirigir a la pequeña que tengo en mis brazos- ¿qué te apetece hacer?
Parece pensarlo durante un par de segundos, pero luego recuerda lo que le dijo a su hermana según llegó.
- ¿Podemos ver un partido de futbol? – pregunta mirándonos a Lea y a mí.
- Claro que si peque.
Mientras Lea se levanta a conectar el ordenador a la tele para que lo podamos ver mejor, yo decido conocer un poco más a la pequeña que tengo entre mis brazos.
- ¿Cuál es tu equipo favorito Noa?
- El de la tita Ale y la tita Mapi, son las mejores. Ganan muchos trofeos.
- ¿Te cuento un secreto? – pregunto en voz baja para que crea que solo ella me escucha, aunque es obvio que Lea tiene la oreja puesta en nuestra conversación- Yo también voy a jugar con ellas.
- ¿De verdad? – pregunta abriendo mucho los ojos.
Asiento sonriendo por lo expresiva que es, hasta que ella me devuelve la pregunta.
- ¿Quién es tu jugadora favorita? La mía es la tita Ale.
- Bueno mi jugadora favorita tuvo que dejar de jugar, pero la llamaban La Diosa, era la mejor jugadora del mundo.
Lea me mira sorprendida por mis palabras, está claro que no se lo esperaba.
- ¿También jugaba con la tita Ale? A ella la llaman La Reina ¿Por qué ya no juega?
- Sí, también jugaba con ella, pero en un partido se hizo mucho daño y ya no pudo jugar.
- Chicas, esto ya está listo- dice Lea sentándose de nuevo con nosotras obligándonos a terminar nuestra pequeña conversación.
Vimos uno de mis últimos partidos de la temporada, por elección de Lea, y me sorprendí de la atención que prestaba Noa a absolutamente todo. Normalmente los niños y las niñas tan pequeños no aguantan mucho tiempo quietos, se aburren con facilidad, pero Noa no. Ella aguantó todo el partido, celebrando cada gol que metía el Manchester United, pero mandándonos callar a Lea y a mí si hacíamos algún comentario.
- Hora de ponerse el pijama y cenar peque- dice Lea haciéndola cosquillas causando que se ría a carcajada limpia.
- ¿Me puede ayudar Ona?
- No lo sé, tendrás que preguntárselo a ella.
Entonces, la pequeña que hacía ya un rato que estaba sentada entre las dos en el sofá, se acerca más a mí y juntando sus manitas pregunta.
- Ona, ¿me puedes ayudar a ponerme el pijama?
- Claro que sí, pero me tendrás que decir tú donde los guardas.
Ella se baja del sofá rápidamente y tira de mí para que la siga hacia una de las habitaciones que antes había visto.
- Mientras tanto yo haré la cena- dice Lea riéndose por la efusividad de Noa.
La habitación consta de una cama, un pequeño armario y bastantes juguetes y cuentos infantiles. Se ve que la pequeña pasa bastante tiempo aquí, supongo que Bea, su madre, sigue teniendo turnos difíciles en el hospital. La pequeña se quita sus deportivas rosas con brillitos, y se calza sus zapatilla de unicornios mientras me explica donde está su pijama. La ayudo a quitarse la ropa que traía y luego a ponerse el pijama de unicornios que ella misma ha escogido. Se ve que los unicornios son otra de sus pasiones.
Vamos en busca de Lea y nos la encontramos en la cocina terminando de cocinar unos filetes de pollo. En cuanto nos ve, alaba el atuendo de su hermana y le pide que le ayude poniendo la mesa.
- ¿Te quedas a cenar? – me pregunta cuando me acerco a ella para apoyarme a su lado en la encimera.
- No lo sé Lea, no quiero molestar y...
- No molestas- me interrumpe- mira lo feliz que está Noa, además, pronto vas a vivir aquí ¿no?
- También es verdad, ¿tu hermana se queda mucho aquí?
- Algunas veces, otras voy yo a casa de mi madre para cuidarla, ¿te molesta eso? La verdad es que no había caído en decírtelo cuando te dije que te vinieses a vivir aquí y- empieza acelerarse al hablar y decido cortarla antes de que entre el bucle.
- No me molesta para nada Lea, me encanta la relación que tenéis. Es una mini versión de ti en toda regla.
- Está bien, pero prométeme una cosa. Si en algún momento te molesta o algo, me lo dices, si esta también va a ser tu casa tenemos que estar cómodas las dos.
- Dudo que esa peque me moleste, y además ¿tú te has visto la cara cuando estás con ella? Se te cae la baba.
Ambas nos reímos y yo ayudo a Noa a alcanzar las cosas que le faltan para poner en la mesa, luego Lea se encarga de servirnos la cena y antes de nos demos cuenta la pequeña ya está dormidita en su cama. Noto que, cuando vuelve de acostar a su hermana, Lea baja un poco el volumen de la música que habíamos puesto, supongo que para no molestar a la niña y escucharla en caso de que pase o necesite algo.
- Siento mucho esta encerrona- dice cuando se sienta junto a mí en el suelo de su terraza- no sabía que Noa vendría, a mi madre la mandaron doblar turno y mi padre no podía quedarse más con ella.
- Ey, no te preocupes- digo tomando su mano entre las mías para que vea que voy en serio- me ha encantado conocerla, es lo más. ¿Tu padre la estaba cuidando?
No puedo negar que me ha sorprendido escuchar ese dato.
- Sí, papá la quiere como si fuera su hija, y ya sabes que mamá y él se llevan superbién así que suele ayudarla. Noa le llama tío Julio, no entiende muy bien todavía por qué es mi papá y no el suyo, pero tampoco le da muchas vueltas. Ambos se quieren y eso es lo que importa.
- Tu padre es genial, siempre os habéis parecido un montón en la forma de ser. ¿Puedo preguntar por el padre de Noa? Si no quieres no hace falta que me contestes.
- Puedes preguntarme lo que quieras Pecas, su padre no se quiso hacer cargo, en cuanto supo que mi madre estaba embarazada se largó, para entonces llevaban ya un par de años saliendo, pero no era nada muy serio que digamos. Así que solo estamos nosotras tres y mi padre, bueno y también las chicas, que son como las tías de Noa.
- ¿Y yo? – me atrevo a preguntar sin saber muy bien qué respuesta quiero escuchar.
- ¿Tú? Tu eres mucho más Ona.
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SIN ETIQUETAS
FanficOna Batlle regresa a casa, tras varios años en Inglaterra vuelve a su amada Barcelona, llena de recuerdos y nuevos retos para su carrera. Lea Martínez estaba destinada a ser la mejor futbolista del mundo pero una lesión la impidió seguir su sueño. R...