CAPÍTULO 20

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ONA

Me despierto por culpa del teléfono de Lea, que no deja de sonar sobre la mesita de noche, pero ella no está en la cama. ¿Y si se arrepiente de lo de ayer? ¿Y si ya no quiere estar más conmigo? Salgo de la habitación con la cabeza trabajando a mil por segundo, pero entonces escucho que de una de las habitaciones sale música. La curiosidad me puede y me acerco hasta la puerta, la cual hasta ahora no me había llamado la atención, ya que Lea me dijo que era una especie de buhardilla y yo la verdad es que estaba un poco vaga como para cotillearla.

Abro la puerta con cuidado, tratando de no hacer mucho ruido, y me encuentro con una de las escenas más bonitas que jamás he visto. Las paredes de la estancia están decoradas con las camisetas enmarcadas de Lea, y con estanterías repletas de los premios que consiguió durante su carrera como futbolista profesional. Pero lo que más me llama la atención es ella, Lea está bailando frente a una pared forrada de espejos, y por primera vez después de muchos años vuelvo a ver a la persona que era antes de la lesión, verla bailar es como verla en el campo, sus ojos irradian felicidad, se siente libre, es libre.

La observo embobada durante varios minutos, sus movimientos me hipnotizan. La canción no tarda en terminar pero pareciera que en su cabeza sigue sonando, ya que no deja de bailar al ritmo de lo que sea que está sintiendo en este momento. Cuando termina se tumba en el suelo con la mirada perdida en el techo, el cual me doy cuenta ahora que tiene un precioso mural lleno de dibujos increíbles. Este lugar parece su lugar sagrado, es ella en esencia pura.

- Buenos días Pecas- dice aún tumbada en el suelo

- Ehh... yo no quería molestar es solo que no estabas en la cama y...

- No molestas Pecas, ven- dice sentándose y tendiéndome su mano para que vaya hasta ella.

Lo hago cerrando las puerta a mi paso, no quiero que nada rompa el aura especial que tiene este sitio. Me acerco a ella y me tumbo entre sus piernas descansando mi cuerpo aún medio dormido sobre el suyo.

- Lo que acabas de hacer es increíble- digo después de unos segundos- Quiero decir, sabia que bailas genial, siempre lo has hecho, pero no sé, lo que acabo de ver es más que una simple danza, eras libre, igual que cuando corrías detrás de un balón o cuando marcabas un gol.

- Bailar siempre fui mi forma de expresarme, aunque mi pasión es y será siempre el futbol, la danza me permite conectarme conmigo misma. No lo sé, es algo que no puedo explicar con palabras, solo lo siento en todo mi cuerpo y consigo liberar la mente.

- ¿Te he dicho alguna vez que eres la mejor? – pregunto girando mi cuerpo para quedar frente a ella.

Lea toma la iniciativa y une nuestros labios permitiéndome así disfrutar de nuevo de su sabor. Creo que me he vuelto adicta a ella.

- Esto es una pasada- digo mirando a nuestro alrededor cuando nos separamos por falta de aire.

- Durante mucho tiempo estas cuatros paredes estuvieron repletas de cajas llenas de todas estas cosas. Incluso se me pasó por la cabeza tirarlas- yo la miro como si se hubiera vuelto loca- menos mal que Mapi me quitó la idea de la cabeza y me ayudó a montar todo esto.

- ¿Pintó ella el mural del techo? – pregunto recostándome de nuevo, esta vez a su lado.

- Sí, es impresionante lo bien que dibuja la tía.

- La verdad es que tiene talento la rubia, por cierto antes te sonó el teléfono.

- Seguro que era mi madre, quedó en llamarme hoy para ver cómo organizamos la fiesta de cumpleaños de Noa.

Nuestra mañana pasa sin pena ni gloria, y poco después de comer estamos rumbo a la ciudad deportiva para trabajar. Mientras entrenamos para nuestro primer partido en casa, veo como Lea se acerca para grabarnos algunos videos, o tal vez sacarnos fotos, hasta que no los publique no lo sabremos. Cuando terminamos la jornada después de una dura sesión de gimnasio, Alexia propone que vayamos a su casa a cenar, a lo que unas cuantas del equipo aceptamos, incluida Lea.

Al final terminamos Mapi, Ingrid, Lucy, Keira, Marta, Caro, Ana María, Irene con su hijo Mateo, Lea y yo en el jardín de la capitana que está sentada junto a Olga, que acaba de llegar. Lea tiene al pequeño de dos años encima suyo mientras juegan con un par de camiones. Es tan linda cuando está con niños.

- Toma- dice Mapi tendiéndome una servilleta- que se te cae la baba Ona.

- Eres muy graciosa rubia- digo tratando de no ponerme aún más roja.

Alexia e Irene, que están lado nuestra y, son las únicas que lo han oído, se rien, y no me extraña, si yo fuera ellas haría lo mismo.

- ¿Qué tal tu vuelta a casa Ona? – pregunta Irene.

- Está siendo un sueño, y eso os lo debo a vosotras chicas, gracias por hacerme sentir como si nunca me hubiera ido.

- No seas tonta, no tienes nada que agradecernos- dice Ana María uniéndose a nuestra conversación mientras que las demás le hacen carantoñas a Mateo consiguiendo que este se carcajee.

El teléfono de Olga suena y ella se disculpa con nosotras para contestar la llamada, vuelve a los pocos segundos con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿Buenas noticias amor? – pregunta Alexia mientras que Olga vuelve a salir al jardín para acercarse a Lea y abrazarla por los hombros.

- Adivinad quién está nominada a la mejor artista revelación de este años- dice Olga casi chillando.

- ¿Qué dices? ¿En serio? – pregunta Lea sorprendida, aunque no sé por qué, es la persona más talentosa que conozco.

Todas nos volvemos locas felicitando a Lea, quien no tarda mucho en soltar un par de lágrimas de emoción. Cuando es mi turno de abrazarla no puedo evitar dejar un beso en su cuello provocando que ambas sonriamos como tontas.

- Y aún hay más- habla Olga sentándose sobre las piernas de Alexia cuando todas nos hemos tranquilizado- Los organizadores me han pedido que les pongo en contacto con tu representante amor, quieren que tu presentes alguno de los premios.

- ¿Pero qué dices? Si yo no sé hacer eso.

- Bueno- interviene Marta- ya lo hiciste en los 40 Music Awards.

- Bueno ya veremos- dice nuestra capitana no muy convencida.

- Anda Ale... Por fa... Me haría mucha ilusión compartir ese día contigo- pide Lea con un puchero digno de foto.

Como era de esperar Ale termina aceptando, nadie se puede resistir a los pucheros de Lea. No puedo estar más feliz por mi novia, joder, que raro me suena llamarla así pero que bien sienta. Ella se merece todo y encima si lo puede compartir con una de sus mejores amigas mejor que mejor. 

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