CAPÍTULO 51

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N/A: Holaa!! Por fin volví con esta historia, espero que os guste el capítulo, y aunque estamos entrando en el final de la historia todavía quedan cosas por venirse, así que muy atentas a las próximas actualizaciones. Os leo en comentarios, besos!!!


ONA

Después de disculparme con Jonathan salgo al aparcamiento para encontrarme con Lea. Hasta hace un rato temía haberla perdido para siempre, no haber sido suficiente y que por eso hubiera buscado refugio en los brazos de otra persona. Pero me equivocaba rotundamente, y me siento fatal por el numerito que he montado hoy, no sé ni cómo Lea ha sido capaz de perdonarme haber pensado así de ella, yo en su lugar no sé cómo habría actuado. Aunque no quiero pensar más en eso, ni tampoco en lo que me ha confesado Lea hace un rato, porque como piense mucho más en que va a ser nuestra entrenadora se me va a terminar escapando de la emoción. 

Camino hacia Lea, que está hablando con Mapi, y no puedo evitar abrazarla por la espalda, puede que sea la culpabilidad por haberla hecho sentir mal, pero necesito de su cercanía, o más bien necesito que sepa que sigo ahí y que vuelvo a ser yo, y no la paranoica de hace un rato. 

- Vaya, parece que alguien está de mejor humor- comenta la central con una sonrisa.

- Perdón de verdad- vuelvo a disculparme arrepentida aunque ya lo hice en el vestuario- Se me fue la olla. 

- Tranquila, no pasa nada de verdad- dice Mapi apretándome el hombro- A todas nos pasa de vez en cuando, no tiene mayor importancia. 

Poco después sale Ingrid y nos despedimos de ellas, así como de las demás que también van saliendo para volver a sus casas. 

- Oye, ¿qué te parece si vamos a buscar a Noa al cole y luego pasamos un rato las tres juntas? Ayer me porté como una inmadura y ninguna de las dos tenías la culpa. 

Lea me abraza antes de sacar el móvil y llamar a su madre para informarle del cambio de planes,  por suerte mi suegra no pone ninguna pega y nos da luz verde con la única condición de que luego cenemos con ella en su casa. 

Llegamos al colegio poco antes de que suene el timbre de salida. Varias personas se nos quedan mirando, y no porque nos reconozcan, sino porque vamos de la mano, y aunque suene imposible, en pleno dos mil veinticuatro aún hay a gente que parece sorprenderle o incluso molestarle. Pero eso no hace que soltemos nuestras manos, o que nos sintamos avergonzadas de querernos, sino al contrario. Nos hace darnos cuenta de que todavía queda mucho camino por recorrer.

- Mira, ya salen- dice Lea sacándome de mi divagación- ¿qué nos apostamos a que viene corriendo a ti? - cuestiona sonriente muy segura de si misma.

- ¿Tú crees?

- Ahora lo comprobaremos- dice señalando a Noa, que se está despidiendo de su profe. 

En cuanto nos ve viene corriendo a nosotras, y tal y como ha dicho Lea que haría, Noa viene directa a mí. 

- ¡Ona!- grita cuando está ya a un par de pasos. 

- Hola princesa- digo cogiéndola en brazos.

Después de que salude a su hermana salimos del cole, aún la llevo en mis brazos, y no tiene pinta de que quiera bajar. Pasamos por el super antes de ir a casa para comprar algo para comer, y luego entre las tres preparamos la comida. A Noa le encanta ayudarnos en todo, quiere hacer todo lo que hacemos nosotras, así que, en la medida de lo posible, y bajo nuestra supervisión, la dejamos que haga pequeñas tareas. Ahora por ejemplo está lavando los tomatitos Cherry que hemos comprado para la ensalada. 

Mientras comemos, la peque nos cuenta todo lo que ha hecho en el cole, que no ha sido poco la verdad, y luego, cuando la entra el sueño, la ponemos a dormir la siesta en su habitación. Después de recoger la cocina, Lea y yo nos acurrucamos en el sofá mientras vemos un capítulo de la serie que estamos viendo juntas. Aunque la verdad es que no conseguimos ver ni un capítulo completo, ya que en mi teléfono no dejan de sonar notificaciones. 

- Pecas, míralo- me dice Lea cuando suena por tercera vez- A lo mejor es importante. 

- Pero solo porque me lo pides tú- digo dejando un beso sobre sus labios antes de levantarme a por el teléfono- Es mi madre- digo volviéndome a sentar a su vera.

- ¿Ha pasado algo? - pregunta preocupada. 

- Me está preguntando si ha pasado algo con mi hermano- suspiro cansada .

- ¿Crees que Joan le habrá dicho algo?

- No lo sé, creo que mejor voy a llamarla, ya sabes que tarda una eternidad en escribir por WhatsApp. 

Lea se ríe sabiendo que es cierto lo que le digo. 

- Mejor te dejo sola para que habléis tranquilas, si necesitas cualquier cosa me avisas ¿vale? Voy a ver como sigue Noa- dice Lea dejando un beso en la punta de mi nariz, lo que me hace sonreír, antes de que ella vaya a la habitación y yo salga al balcón a llamar a mi madre. 

Después de un par de tonos me contesta.

- Hola mamá.

- Hola hija, ¿qué tal todo?

- Ahí vamos, ¿has hablado con Joan? - pregunto temerosa de su respuesta. 

- Algo así, aunque no creo que se considere hablar lo que hemos hecho- me confiesa a través del teléfono, puedo notar su voz tomada. 

- ¿Has estado llorando? - pregunto, aunque estoy casi segura de su respuesta. 

- Es que ha sido horroroso, tu hermano gritando, tu padre dando voces también... hija, ¿tu no podrías hablar con él?

- No creo que pueda hacerlo mamá- hago una pausa pensando en cómo voy a contarle lo que pasó hace unos días- Joan y yo no nos hablamos.

Con el corazón en la garganta le cuento todo lo que pasó en casa con mi hermano y la arpía de Amanda, incluso le cuento del golpe que recibió mi chica. 

- Esa chica es un veneno- es lo primero que dice mi madre cuando termino de hablar- ¿Lea está bien?

- Sí, es un golpe bastante feo, pero está bien.

- ¿Y tú? ¿Cómo estás tú?

- Si te digo la verdad no lo sé, una parte de mí está furiosa, no reconozco a mi hermano, él no es así, la víbora esa le está comiendo el cerebro y él se está dejando hacer- digo más enfadada de lo que pretendía- Aunque por otro lado tengo miedo, ¿a dónde vamos a llegar? Primero monta el espectáculo en mi casa y luego en la vuestra, si es que parece que ha perdido el norte, y encima se han casado, es que es increíble. 

- A la abuela no le gustaría que fuera ella quien  llevase su anillo- dice mi madre apenada.

- Menos mal que no está aquí para ver todo este Show.

- Bueno hija, no nos hagamos más mala sangre, hablemos de otra cosa, ¿qué planes tenéis para hoy?

Le cuento que estamos cuidando de Noa y que luego iremos a cenar con su madre, y enseguida se anima un poco cuando empieza a organizar una cena con todos, nosotras, Noa, los padre de Lea y mis padres. 

- Ahora mismo hago un grupo de esos de WhatsApp y lo organizo todo.

- Está bien mamá, luego hablamos- digo empezando a despedirme. 

- Ona.

- ¿Sí? - cuestiono esperando a oír lo que quiere decirme. 

- Todo se va a solucionar, te quiero mucho hija. 

- Yo también te quiero mamá.

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