CAPÍTULO 41

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LEA

Sin comerlo ni beberlo nos habíamos plantado ya en Navidad, hoy es Noche Buena y vamos todos a celebrarlo a la casa de los padres de Ona, ya que es la más grande y entramos todos mejor, aunque mi chica a insistido en que el día de reyes comamos todos en nuestro apartamento, a lo que ninguno nos hemos podido negar después de los pucheros que hizo cuando lo sugirió.

Hace unos días salí de compras con Alexia y con Mapi, y encontré el vestido ideal para hoy, sé que a Ona le va a volver loca, y por eso, pese a sus innumerables insistencias, no he dejado que lo vea. Ahora mismo ella está en la ducha, yo hace ya un rato que he salido de esta, ya que necesitaba maquillarme y plancharme el pelo. Como de costumbre, Ona se ha llevado su ropa al baño, para vestirse y arreglarse allí, lo que me da total libertad para sacar el vestido de donde lo había escondido y ponérmelo combinándolo con unos botines de tacón negros. Cuando me miro en el espejo sonrío satisfecha por la imagen que este me devuelve, el vestido que compré con las chicas es de terciopelo negro, bastante corto, con una sola manga larga, el escote en forma de corazón y fruncidos en los costados haciendo que se acople a mi cuerpo como si de un guante se tratase.

Me pongo los complementos que tenía ya preparados en mi joyero y me saco una foto frente al espejo para mandarla por el grupo que tengo con Mapi y Ale, sus respuestas no tardan en llegar.

Ale: Preciosa!!! Yo sé de una a la que se le va a caer la baba, jajaja

Maps: Pero bueno, tremendo pibón que tenemos como amiga Ale, aunque si no es por nosotras no se compra el vestido.

Maps: Pd: Onita va a perder la cabeza en cuanto te vea, jiji

Ale: Toda la razón Mapi, si no es por nosotras no se lo compra y ni un crédito nos da jajaja

Me río de sus mensajes y de la forma en la que tengo guardada a Mapi, cada vez que lo leo me acuerdo del día que se las quiso dar de guía turística por una ciudad a la que fuimos a jugar un partido y al final terminamos perdidas. Desde ese día la agregué como Maps, haciendo referencia al Google Maps, y desde entonces es una broma interna nuestra, la historia solo la sabemos Ale, Paños, Irene y yo, bueno, y obviamente la leona.

Para que mis amigas se callen un poco y dejen de decir que no las estoy dando créditos por la compra, me saco otra foto frente al espejo para subirla a las stories de Instagram, donde etiqueto a las dos y les doy las gracias por haber sido mis asesoras de imagen en una tarde inolvidable. El teléfono de Ona está cargando aquí en la habitación así que todavía no puede ver la foto. Y hablando de la reina de roma escucho como me llama desde el baño.

- ¡Lea! ¿me puedes ayudar? – grita desde el baño.

- ¿Qué necesitas pecas? – digo cuando llego al cuarto de baño apoyándome en el marco de la puerta.

Ona está concentrada intentando pintarse la raya del ojo frente al espejo por lo que todavía no me ha visto, pero en cuanto oye mi voz se gira y, al verme, su boca se abre casi por inercia.

- Cierra esa boquita, linda, te van a entrar moscas. O pero aún nos vamos a resbalar con el charco de babas que estás haciendo.

- Estás... guau, estás increíble... más que increíble... no tengo palabras, eres preciosa love- confiesa sin apartar aún la mirada de mi cuerpo- ¿Eso es lo que compraste el otro día con las chicas? – pregunta tomándome de la cintura y acercándome más a ella, yo asiento incapaz de decir nada todavía, he de reconocer que me sigo poniendo nerviosa cuando me dice que estoy guapa y cosas así- Es perfecto, bueno, tú eres perfecta, y además cómo te has maquillado y cómo te has dejado el pelo hace que parezcas una supermodelo o algo así.

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