LEA
Ha pasado exactamente una semana desde que salí por la puerta de aquel bar, y desde entonces mi móvil no deja de echar humo, justo al día siguiente de hablar con el club todo se hizo público, las redes estaban que ardían, y no era para menos. El futbol femenino, en nuestro país, jamás había sufrido un altercado tan mediático, la prensa estaba todos los días a la puerta de la ciudad deportiva, por suerte aún no me los encontraba en la puerta de mi casa. Ona aplazó la mudanza hasta que las cosas se calmasen un poco, no queríamos más atención de la necesaria.
Desde la Real Federación Española de Futbol empezaron una investigación interna, dando en pocos días como resultado, que todo lo que se acababa de descubrir era verdad. Automáticamente, los implicados quedaron expulsados de la federación, ya no podrían dedicarse más al futbol, al menos en nuestro país, aunque dudo que en el extranjero puedan, las redes están haciendo viral la noticia y dudo mucho que algún club los contrate.
Por mi parte, y para que me quede callada, se me compensó con una cuantiosa suma de dinero, estamos hablando de un cheque con seis cifras por daños y perjuicios. Al principio quise rechazarlo, no quería ese dinero que yo no me había ganado, pero pensándolo en frío, vi que era una buena oportunidad para invertir en mejoras relativas a los equipos femeninos, sobre todo de ligas inferiores. A fin de cuentas, ese dinero podría ayudar a mucha gente.
La parte más ingenua de mí esperaba que Vilda se disculpase conmigo, aunque fuera por mensaje o por correo electrónico, pero a quien quiero engañar, él no se arrepiente de nada. Quien sí se disculpó públicamente conmigo fue la jugadora que me lesionó, la gente se le echó encima, como era de esperar, pero estaban siendo demasiado crueles con ella, sobre todo mis fans, así que me vi en la obligación de grabar un vídeo para redes alegando por el respeto y la cordura, con la intención de que la situación no siguiera escalando como hasta el momento. En cierto punto, comprendía por lo que estaba pasando ella, su vida entera se estaba desmoronando, tenía que dejar el deporte de su vida y encima estaba en el ojo del huracán, pero, aún con todo eso, parecía aliviada.
Por mucho que me joda reconocerlo, estos cuatro años tampoco han debido de resultar muy fáciles para ella.
En mi casa la noticia había caído como una jarra de agua helada, mis padres, al igual que los de Ona el día que se lo conté, querían tomarse la justicia por su mano, por suerte conseguí calmarlos y alejarlos de su idea principal, que era denunciarlos ante la policía. A mí también se me había pasado por la cabeza, pero solo consumiría mi tiempo y mi energía, no tenía fuerzas para meterme en una batalla jurídica la cual tardaría, con casi toda seguridad, años en obtener una sentencia firme.
Casi un mes después parece que la cosa se ha calmado y podemos volver a nuestra vida normal, así que Mapi, Ale y yo hemos quedado para merendar en una cafetería del centro. Hace bastante que no quedábamos las tres solas y lo necesitábamos, teníamos que ponernos al día, porque, aunque trabajamos juntas no siempre tenemos el tiempo o las ganas de sentarnos a cotillear sobre nuestras vidas.
- Tengo que contaros algo- digo después de que el camarero nos traiga nuestra comanda- tranquilas que no es nada malo, o eso creo.
- Lea, por favor no nos des estos sustos- dice Mapi.
- Tiene que ver con Ona, ¿o me equivoco?
- Ale, de verdad, cuéntame tu secreto para leer mentes- digo respondiendo a su pregunta.
- Anda, no digas tonterías y cuéntanos lo que nos ibas a contar.
- Pues, es que puede que el día que me enteré de lo Vilda besará a Ona.
- ¿Cómo? – gritan las dos provocando que todos los clientes de la cafetería se giren a mirarnos.
- ¿Podéis bajar la voz por fa? – pregunto muerta de la vergüenza.
- ¿Cómo que la besaste? – es la rubia la que pregunta ahora en un tono mucho más discreto.
- Sí, que sé yo, estábamos las dos abrazadas en mi sofá después de que todas os fuerais y me salió solo. Pero ella se alejó. Dijo que también quería besarme pero que no era el momento.
- Hombre, ahí le doy la razón a Ona- dice Alexia- Tenías demasiadas cosas en la cabeza como para añadir más presión.
- Eso es justo lo que dijo ella, pero ahora no sé qué hacer, seguimos siendo amigas, pero las amigas no tienen ganas de besarse.
- Ona solo te quiere, de eso no me cabe duda, solo hace falta ver cómo te cuida y te protege- dice Mapi muy segura de sus palabras- estoy segura de que encontrareis el momento adecuado para vosotras.
- Eso es, ahora es ella la que tiene la posesión del balón Lea, es ella quien tiene que hacer la próxima jugada y definir el rumbo del partido.
- Madre mía ¿es que vosotras nunca dejáis de pensar el futbol?
Ale y yo nos miramos unos segundos antes de responder un no a la vez seguido de una carcajada. No puedo explicar con palabras lo bien que me hacen estos ratos con ellas.
- Basta ya de hablar de mí, ¿vosotras que tal?
- Yo estoy mejor que nunca- contesta Mapi- además, en unos días vienen mi hermano y mi cuñada para pasar el fin de semana con nosotras.
- Apuesto a que Ingrid ya está estresada queriendo que todo esté perfecto- digo conociendo a la noruega.
- Yo quiero pedirle a Olga que se venga a vivir conmigo.
- Eso es increíble Ale- tomo su mano sobre la mesa y le doy un apretón- seguro que os va genial.
- Como no les va a ir bien si se mueren la una por la otra, están casadísimas- dice Mapi riéndose.
- Pero mira quien fue a hablar- es mi turno de reírme ahora- si tu estás igual con tu princess.
La rubia se pone roja y levanta las manos en señal de rendición, sabe que no puede rebatirme nada. Las tres nos reímos y retomamos la conversación.
- ¿Cómo piensas pedírselo? – le pregunto a nuestra capitana.
- Pues todavía no lo sé, el otro día le pedí ayuda a Alba, pero digamos que nuestra idea de algo sencilla es... diferente.
Nunca he visto a dos hermanas que sean tan diferentes, pero se complementen tan bien como ellas dos, son como el día y la noche, y eso las hace inseparables. No existe la luna sin el sol, igual que no existe Alexia sin Alba.
- ¿Por qué no la organizas una cena romántica? – sugiere Mapi.
- ¿Así se lo pediste tu a Ingrid? – pregunta Alexia y yo me río sabiendo que para nada fue así.
- No, digamos que escogí un momento un poco más... pasional.
Alexia se pone roja al instante, y yo no puedo parar de reír, me encanta cuando Mapi es tan directa que consigue poner nerviosa a nuestra capitana. Terminamos de merendar y vamos a dar una vuelta por alguna de las tiendas, pero no vemos mucha cosa, al final terminamos comprándonos una camiseta de un mango a conjunto, solo por las coñas, y yo me compro también unas zapatillas, ya que todas las que tengo son rosas y no es que me peguen mucho con mi nueva equipación blaugrana.
- ¿Cómo llevas lo de seguirnos a todas partes sacándonos fotos y vídeos? – pregunta Mapi cuando estamos yendo de vuelta al coche.
- Bastante bien la verdad, aunque de lo que verdad tengo ganas es de empezar a grabar los vlogs de los partidos, y los challengs.
- ¿Ya tienes algo pensado? – esta vez es Ale la que pregunta mientras abre su coche, que es en el que hemos venido.
- Sí, pero no me vais a sacar nada de información, que lo sepáis.
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SIN ETIQUETAS
FanfictionOna Batlle regresa a casa, tras varios años en Inglaterra vuelve a su amada Barcelona, llena de recuerdos y nuevos retos para su carrera. Lea Martínez estaba destinada a ser la mejor futbolista del mundo pero una lesión la impidió seguir su sueño. R...