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Desperté con ganas de vomitar, fui al baño inmediatamente. ¿Qué tengo? ¿Qué me habrá pasado? Pensé.

Me percaté que no estaba Raúl, y me fijé en una mancha cuadrada en el colchón. Es... ¿Mi móvil? Cogí de inmediato el móvil y llamé a Raúl. Le dije que había vomitado.

Al de media hora ya estaba en la puerta. Me llevó al hospital mientras estaba callada.

Me hicieron pruebas, analíticas,... Hasta que tuvieron el diagnóstico. Me dijeron que había experimentado una intoxicación por alimentos mal conservados. Raúl se extrañó por qué él siempre guardaba bien los alimentos.

Vomité una vez más en el consultorio. El doctor se llevó una muestra de mi vómito. Cuando la analizó, nos vino a informar. En un pollo había larvas.

Sólo comí pollo para cenar. Me quedé en el hospital, mientras Raúl se iba a inspeccionar.

Mientras iba, me hicieron más pruebas para darme el certificado médico para poder demandar a la compañía.

Al final me dieron una pastilla que expulsaba a esos parásitos. Fui al baño y me vacié. No voy a deciros por qué sitio y que había, no os quiero traumatizar.

Vino Raúl y me llevó a los tribunales a declarar, ya había hecho todo el papeleo para demandar a la compañía.

Le enseñé el certificado médico a mi abogado que lo consiguió Raúl. El abogado hizo un buen trabajo, y ganamos el caso 3 horas después, después de estar vomitando cada media hora, y aún saliendo los bichos.

Le sancionaron a la compañía por 20.000 + los gastos médicos y por las molestias otros 10.000 en total 30.000 -5.000 de los gastos médicos.

Llamé a mi madre para contarle todo. Se sorprendió y se enfureció bastante. Yo le tranquilicé y le dije cuánto habíamos ganado y se sorprendió. Me felicitó por ganar el caso y me tuvo que colgar porque ella y mi padre tenían que ir a un espectáculo que tenían.

Estuve toda la tarde en mi colchón con una bolsa y los zumos vitamínicos para ganar las vitaminas que perdía por vomitar.

Raúl tuvo que decir que no iba a su trabajo por cosas personales, y me estuvo cuidando toda la tarde, haciendo sopas, leyendo un cuento y abrazándome toda la tarde cuando empezaba a vomitar.

Pasé de estar sin color a estar otra vez con un color sano en la piel. Pero para ello tuvo que pasar varias horas.

Llegó la noche y Raúl me preparó un puré con mucho sabor. Me puse sentada para poder comer. Comí, me aseé y me acosté para intentar dormir. Raúl me puso una música relajante. Me tranquilicé y en unos minutos, pude dormir tranquilamente.

Un Amor Psicópata  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora