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Este día fue igual que el anterior, me desperté con la alarma, me duché, desayuné, me despedí de Raúl con un beso, y fui a la estación de buses más cercana. En ese periodo de tiempo, lo único que cambió es que al lado mío se sentó un señor que me miraba demasiado. Tuve que cambiarme de sitio.

Al llegar al lugar, me fijé en un cartel: "entradas agotadas" y habían puesto una foto de mi libro. Me quedé asombrada.

Todo fue exactamente igual, pero había más gente que el día anterior. Exactamente habían 2.000 personas ahí más los que manejaban las cámaras y el equipo de luz.

Esta vez, la presentación fue diferente; "Hola buenos días a todos y todas, los que no hayáis venido ayer, voy a seguir con mis otras 5 historias, voy del más gustado, a menos gustado, pero todo estaba muy reñido. 

Es un placer ver a tanta gente atenta escuchando las tonterías que escribí en mi adolescencia, y es un honor estar aquí con vosotros.

Ojalá, estuvieran aquí mis padres y mi abuela para verme. (En ese momento mire con determinación a cada uno del público, y para mí sorpresa, estaba Raúl con sus compañeros de trabajo) Entre el público hay alguien especial que acabo de fijarme quien es. (Puse mi sonrisa más nerviosa)

Bueno al caso, empecemos a leer, que ya es hora." Todos comenzaron a aplaudir y a silbar y comencé a leer.

Todo fue lo mismo, el catering fue lo único diferente que había en esa sala, y los libros que había tenido que leer.

Al terminar, no muchos fueron a que les firmase sus libros, ya que la mayoría había venido el día anterior.

Esta vez termine antes por lo que os había dicho anteriormente, y Raúl me estuvo esperando en la puerta.

En la puerta del teatro en el que había leído, vino una orda de gente a pedirme autógrafos. Llegó un punto en el que me asfixiaba por tanta gente. Pedí por favor que hagan una fila y que no me gritasen al oído. La mayoría no me hizo caso, hasta que alguien cogió un megáfono y les dijo que hagan una fila.

Todos se callaron y me miraron con desconcertados. Les miré con la expresión facial de que hicieran caso. Al final, por tanto que hiciéramos algo, no hacían caso, entonces cogí mi móvil, e hice un vídeo para hacer entender a la gente lo que no deben hacer. Colgué el vídeo en las redes y hubo mucho revuelo, el vídeo dió muchas vueltas y la gente se dispersó al ver el vídeo. Raúl y yo suspiramos y nos dirigimos hacia el coche y nos dirigimos a casa.

Ya en casa, tuve que hacer algunas maletas para el viaje dentro de 3 días.

Estuve un par de horas intentando coger las cosas que necesitaba, ya que era un viaje en familia de una semana.

Me tumbé en la cama y me dormí enseguida.

Un Amor Psicópata  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora