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Volvió la sombra... Esta vez no hizo nada, solo me miró a lo lejos. ¿Será por qué estaba con Raúl? No lo sé, lo que sé es que no se va a cansar de atormentarme.

Me desperté después de que se vaya. Del salto que pegué, se despertó Raúl. Me preguntó si era otra vez eso, yo asentí. Como ya eran las 9:45 nos levantamos para ir al psiquiátrico. Me vestí, me duché y me puse en el coche.

Nos dirigimos al psiquiátrico. Al llegar, una señora muy maja nos dio la bienvenida, y nos enseñó todo. Vimos a Mar, y solicité dormir en su misma habitación. Ella dijo que haría algo pero que lo dudaba. Fuimos al despacho del director de ahí, y solicitamos ese privilegio. El nos miró y nos dijo que no se podía, que las habitaciones se establecen cuando se solicita, pero que si alguien quiere cambiarme de sitio, que podríamos cambiarnos, pero que se tenía que avisar.

Miré mi nueva habitación, y esperé hasta que vino mi compañera. Cuando vino, le pregunté si conocía a Mar, y ella me dijo que sí, y me llevó a su habitación.

Al verme, me preguntó qué hacía ahí, y le dije lo sucedido. Ella me comprendió y me dio la bienvenida. Le dije que si podía cambiarme a su cuarto, ella se negó. Me extrañé un poco. Me explicó que se hizo muy amiga de su compañera, y prefería estar con ella. No miento, sus palabras me dolieron.

Con mi compañera de habitación volvimos a nuestra habitación. Preparé mis cosas, comimos y tuvo que ir a su terapia personal. Al terminar charlé un poco con ella. Me dijo de ir a la piscina que tenían por el calor que suele hacer por esos lares. Yo le dije que no tenía bañador y que no sabía que había una piscina. Me dijo que no me preocupara, que había una tienda con cosas de piscina ahí. Llamé a Raúl para que me traiga una toalla, y si encontraba un bañador que me lo trajera. Tardó una hora aproximadamente.

En ese tiempo me hice amiga de mi compañera. Me contó que Mar estaba hablando mal de mi, que por mi culpa le metieron ahí. Yo le expliqué cuál era la situación y me comprendió en seguida.

Cuando me los trajo, mi amiga me acompañó a traerlos. Al ver a Raúl se enamoró instantáneamente. Luego en privado me dijo que si estaba soltero, yo le dije que no que él era mi novio (le dije para que luego no se decepciona al saber que el se gusta de mí) me dijo que estaba bien pero que lo iba a conquistar, me dijo también que tenía limerencia y que por eso estaba ahí (la limerencia es un trastorno que si alguien lo padece, se obsesiona de una persona hasta que sea correspondido). Me pidió perdón de antemano, que no lo hacía conscientemente.

Fuimos a la piscina, y me dijo las horas y donde hacemos las terapias. Lo que más me sorprendió, es que las clases eran al aire libre, si no había mal tiempo. Uno por la mañana a las 9 de la mañana 3 horas y otro por las 9 de la noche otras 3 horas y por los mediodías venía alguien a tratarme a mí solo. Me gustó, ya que así teníamos más tiempo libre.

Llegaron las 9 y nos dirigimos todos a la explanada principal. Me presentaron, algunos me miraron mal, seguramente Mar les dijo algo.

La terapia fue en grupo, lo típico que aparece en las películas, a diferencia que en las películas normalmente había tensión, y aquí se hacía terapia cantando. Ingeniosa jugada a mi parecer, ya que cantando se te van muchas de las preocupaciones.

Me sentí mejor después de esa sesión. Pude dormir tranquilamente después de varios días.

Un Amor Psicópata  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora