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Me desperté con un ruido, al abrir los ojos, vi una sombra por la habitación, ¿me está dando otra vez?. No puede ser, por qué puedo moverme libremente. Encendí la luz, y... Era un paciente de la habitación de delante mía. Llamé a seguridad, él trató de silenciarme pero toqué el timbre que llama a las enfermeras. Vinieron en seguida. Se llevaron al hombre a rastras y las enfermeras trataron de calmarme y hacerme dormir ya que aún eran las 3 de la mañana. Pronto me dormí con un calmante que me dieron.

Sobre las 10 de la mañana, me despertó Raúl, me dijo que habían arrestado al hombre que irrumpió en mi habitación por qué encontraron joyas y muchas otras cosas. Me alegré y atraje a Raúl para darle el mejor beso que alguien puede haberle dado.

Estuvimos un rato pegados, hasta que la policía entró. Nos apartamos, y uno de los policías me dio un papel, era para dar mi autorización para denunciar al señor. Firmé, y se fueron al juicio, no antes de darme un portátil que luego iban a recoger para hacer una videollamada por Skype.

Esa misma tarde tuve los 2 juicios; primero, el juicio psiquiátrico. Fueron como unas 2 horas. Al final no demandé al psiquiátrico por qué no fue su culpa, pero sí demandé a cada chica que me lastimó, cada una de ellas me tuvo que indemnizar con 5.000 ya que podrían haberme matado.

Seguido de eso, tuve que hacer otra videollamada, esta vez del señor que quiso robarme. Fue una hora de juicio ya que tenía de testigo a la policía y enfermeras. Me tuvo que indemnizar con 400 por intento de robo y otros 2.000 por intentar silenciar en contra de mi voluntad.

Raúl me abrazó porque con las 9 chicas que cada una me tienen que dar 5.000 más el señor que me tiene que dar 2.400 más lo que me dio el supermercado por tener parásitos y más la demanda entre vecinos por la fachada, tengo más de 90.000 en mi cuenta. Al fin y al cabo, tener a Raúl en mi vida, no ha estado tan mal.

Mandé a Raúl a traer el mejor champán de la comunidad para celebrar mis victorias, y así hizo. A la vez que Raúl se iba, vinieron los policías para felicitarme por mi victoria y coger el portátil. Después de media hora regresó Raúl, con un champán súper raro, me dijo que era el más raro de la región en el que vivíamos, valía alrededor de 10.000, también trajo unos vasos súper bonitos.

Con las copas que tomamos (tenía mucho porcentaje de alcohol) nos pusimos un poco borrachos, y con la borrachera, tenía un montón de sueño. Me acomodé en la cama, y Raúl se puso al lado mío, me dormí muy rápido, tanto que hasta Raúl se extrañó.

Un Amor Psicópata  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora