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Aunque pusiéramos su cuarto insonorizado, se oía a mi abuela dormir, para que cuando se le pase algo, nosotros poder saberlo. A si que como ya se imaginaran, nos despertamos con un ruido de mi abuela.

Fuimos a ver lo que le pasaba, y solo estaba teniendo un sueño. Nos aliviamos un poco, pero ya no tuvimos más sueño por el susto que habíamos tenido.

Encendimos la tele y Raúl se fue a la cocina para hacer la comida y el desayuno. Empecé a ver una serie, pero me dió curiosidad de lo que estaba haciendo, y fui a ver lo que hacía. Venía un olor estupendo, le dije que si podía ayudar, él me dijo que sí y se puso detrás mío. Me cogió las manos y empezó a cocinar con ellas.

Al cabo de unos minutos, vino mi abuela por el buen olor que provenía de la comida. Hice el desayuno a las 3 y empezamos a desayunar y a charlar.

A la tarde, después de comer, Raúl tuvo que ir al trabajo, no porque se le acabaran los días, sino que tenían demasiado trabajo y le habían llamado por si podía hacerlo. El obviamente dijo que sí.

Por la tarde, estuve con mi abuela, le enseñé el vecindario y donde antes vivía. También le enseñé que íbamos a vivir en la casa de mi tía. 

En la casa de mi tía, ella estuvo husmeando lo que teníamos puesto en la casa. Pasamos la tarde entera limpiando, decorando y acomodando la casa. Mi abuela tenía mucha marcha porque era muy jóven. Cuando nació mi madre (es la más mayor) ella tenía 18 años, antes, las cosas no eran como hoy en día, antes, las mujeres no tenían tantos derechos como ahora, y los hombres solo las utilizaban como vientres humanos y chachas.

Sobre las 20:00 le dije que si quería ir al trabajo de Raúl, darle una sorpresa y de paso cenar ahí. Ella aceptó y fuimos en un taxi hacia el centro comercial. Llegamos alrededor de un cuarto de hora, no veas lo caro que es un taxi estos tiempos.

Al llegar, noté un estupendo olor, olía a la comida que nos suele hacer Raúl. Fuimos al restaurante, y pedimos una mesa para 2. Noté que en muchos rincones había fotos de un chico, seguramente será la foto del difunto amigo de Raúl. Pobrecito…

Raúl al vernos (era cocina abierta con cristalería) nos miró desconcertado, pero no pudo distraerse. Pedimos varias cosas a la vez, y nos la comimos todo en seguida.

Al terminar todo, pagué la cuenta y le hice una seña a Raúl de que me llamara al terminar. Fuimos al sitio de las máquinas a jugar un rato, y volví a ganar muchos puntos, esta vez ganamos más, por qué mi abuela era muy buena en estos juegos.

Al caer la noche, tuvimos que salirnos afuera, ya que tenían que cerrar el centro comercial, estuvimos esperando a Raúl media hora. Nos metimos al coche, arrancó y nos fuimos directamente a casa.

Esa noche hacía un aire caliente y al llegar a casa, le dije a Raúl de poner una manta y ponernos a ver las estrellas, y si es posible quedarnos dormidos ahí. El dijo que sí con la cabeza, empezamos a acomodar las cosas y nos pusimos ahí.

Fue como una película romántica, señalando, basándonos, agarrándose y acariciándose. Sólo faltaba la montaña y el césped.

No sé cómo pero de repente, ya estaba dormida.

Un Amor Psicópata  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora