Sin señal - Quevedo
Columbia
Junio
Abrí la puerta y un olor peculiar invadió mis fosas nasales. Caminé hasta la pequeña recepción del lugar. Una chica, llena de tatuajes, me miró y dedicó una sonrisa muy alegre. Era bajita, con unas trenzas boxeadoras pelinegras y unas gafas de pasta del mismo color que el pelo. Abrió la libreta buscando la reserva.
–Hola – dijo aun manteniendo la sonrisa mientras buscaba mi nombre entre tantos que tenía ahí –. Columbia, ¿verdad? – asentí, algo nerviosa.
Salió de recepción y me indicó que le siguiera hasta una de las salas. Entramos en una bastante amplia. Con una camilla para tumbarme mientras me tatuaban. Porque si, antes de irme de Nueva York quería impregnar algo en mi piel. No estaba relacionado con la ciudad, pero sabía que cada vez que lo mirase a través del espejo recordaría ese día.
Me tumbé y la chica me pidió que quitase mi camiseta para poder tatuar mejor en la zona. No dudé, era una chica a la que conocía de vista por la universidad y me transmitía mucha confianza. No era nada pudorosa. Dejé la ropa en un taburete, donde estaba mi bolso y la chaqueta. Miré hacia el techo, como siempre. Estaba algo nerviosa.
–¿Te importa si pongo música? – preguntó y no dudé en responder un sí. No me apetecía oír la aguja porque me entraría el miedo y saldría sin tatuaje.
Una hora después, tenía parte del torso tapado con papel film. Además del brazo y la cadera. Me animé demasiado. Cuando vi que el tatuaje de debajo del pecho apenas me dolió – me molestó, pero era aguantable – le dije si tenía tiempo y podía hacerme alguno más. Y ella aceptó.
En la parte del bajo del pecho derecho, me tatué 'Némesis'. Significaba castigo o venganza, pero para mí también tenía otro sentido. Una canción de Pedro. De las primeras que sacó. Me embelesó y supe que, de alguna manera u otra, la música de mi artista favorito y amigo del pasado tendría que acabar en mi piel. En el brazo, fui un poco más creativa. Me tatué la golondrina que Shawn Mendes lleva en la mano. Desde bien pequeña escuchaba su música y había significado mucho para mí. Como el otro tatuaje de la cadera. Una zapatilla de ballet en fine line. Si Shawn era importante, más lo era el ballet. Y todos los estilos de baile que conocía. Mi vida entera era eso. Y logré mi sueño. Pero ahora, quería volver a donde todos esos sueños se crearon.
...
Buscaba como loca a mi hermano, que era quien me vendría a buscar al aeropuerto de Gran Canaria. Venía desde Madrid, ya que de Nueva York a la isla el vuelo salía más caro y no supe bien porque.
Pero, entre medio de todo el barullo de gente, le vi. Con un cartelito donde ponía Colu <3. No venía solo. Como no. Le dije claramente que solo le quería a él, que era el único miembro de la familia que no haría un show a gritos cuando me viese. Pero Aimar siempre me llevaba la contraria en todo. Estaba Noe, Sofía, mis padres, Belinda y mi abuela. Esos fueron los que vi de primeras. Pero no eran los únicos. Tía Amelia y Charlotte también estaban ahí. Sorprendida – y enfadada con Aimar –, me acerqué a la marabunta de gente que había venido. Que para mi era mucho. Más si vi que Hugo y Aya también estaban ahí.
Abracé a mi madre primero, que fue quien vino antes. Luego mi padre seguido por mi abuela. Saludé a mis hermanos, que estaban todos ahí, incluyendo a los gemelos, aunque tenían sus últimas clases en el instituto. Estaban ya en segundo de la ESO. Como pasaba el tiempo, me decía cada vez que Belu me contaba cosas que hacían los pequeños del clan Pedrosa. Últimamente bromeaba mucho con que éramos la familia Kardashian de las islas. Nos faltaba el dinero, respondía mi madre. Nos faltaban las operaciones estéticas, añadía mi abuela siempre al otro lado de la pantalla. Y yo reía cada vez que lo decía. Siempre tan directa y sin pelos en la lengua. Algún día, quería ser como ella.
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COLUMBIA | Quevedo
FanficColumbia quiere triunfar en el baile. Eso siempre lo ha tenido claro. Dejará atrás su isla, su familia y amigos. También a él. A Pedro, su mejor amigo prácticamente desde que nació. Pero su sueño está por encima de todo y todos. Y no parará hasta co...