Pedro
Rocié colonia por todo mi cuelo y parte del torso. Además de en las axilas. Me miré al espejo del baño y coloqué bien mi cadena de plata. Hacía unas horas que aterrizamos desde Chile, donde grabé con nada más y nada menos que Mora. Un chico que admiraba mucho. Grabamos un tema para su álbum, que saldría después de verano.
Lo que saldría en verano sería al sesión con Bizarrap. Estaba nervioso, tenía mucha presión. Aún no estaba anunciada, pero Biza ya comentó en una entrevista que en poco tiempo se vendría una nueva canción. A mi en cambio no me preguntaban, pero había hilos en Twitter que ponían pruebas por las que la sesión podría ser conmigo.
Bajé las escaleras y me despedí con un grito de mi familia. Saldría de fiesta con Sergio y Juseph. En dos días era San Juan y ya había planes para ir a una de las hogueras de la playa para pasar la noche.
Sentados en las escaleras de la entrada, mis amigos esperaban a que saliese. Eran pasadas las doce y teníamos media hora caminando hasta la discoteca. Sergio se enrolaba un cigarro mientras que Kevin miraba embobado el móvil. Seguramente hablaría con Noelia, quien era raro que no estuviese aquí con nosotros.
–¿Y Noe? – pregunté por mi amiga.
Juseph se giró y levantó. Lo mismo hizo Sergio cuando vio a nuestro amigo levantar.
–Está – hizo una pausa y miró a Sergio, quien hizo un raro movimiento con la cabeza –. Está con una amiga suya.
Asentí, no muy convencido. Pero decidí no insistir. Caminamos hasta la discoteca y media hora después ya estábamos haciéndonos paso entre la gente para entrar. Teníamos reservado por lo que no debíamos hacer toda la cola que había. Que no era mucha, pero decidimos ir directamente a preguntarle al segurata. Este nos dejó pasar directamente y nos indicó donde estaba el reservado.
–¿Queréis algo de beber? – pregunté medio gritando por el volumen de la música del lugar. Ellos asintieron e intentaron gritar sí, pero ni les oí del todo bien. Leí sus labios y nos acercamos a al barra.
Pedimos bebidas y cuando nos las dieron, tuvimos que cruzarnos toda la pista de baile hasta llegar al reservado. Me senté y bebí un poco de mi ron cola. Era un clásico en cuanto a alcohol.
Dieron la una y poco habíamos hecho. Beber y gozarla en la pista. Hasta que, después de pedir otra ronda, Juseph parecía estar nervioso. Mirando todo el rato hacia la entrada de la discoteca, muy poco concurrida desde hacía ya mucho.
–¿Pasa algo tío? – pregunté al ver que estaba bastante tenso.
Negó mientras bebía de su copa. Pero seguía mirando sin parar. Haciendo que yo también observara ahí esperando a que pasase algo. Sergio estaba ligando con una chica y nos abandonó, por lo que éramos Kevin y yo contra el mundo.
Un mundo que cambió con tan solo una apertura de puerta. Ahí estaba. Entrando en la disco. No podía dejar de mirarla. Iba con un vestido muy brillante, no supe bien de que color era. Tenía el pelo mucho más corto y liso, le quedaba muy bien. Tenía un pequeño y disimulado flequillo. Definitivamente, había cambiado mucho. Pero había bastado con verla de nuevo para quedarme embobado como un niño con un caramelo.
Ahora entendía porque mi amigo estaba tan raro. Porque no vino Noelia con nosotros. Porque Columbia había regresado a la isla de nuevo.
Necesitaba acercarme. Cuando fui, noté la mano de mi amigo aguantándome. Dejé de mirar a la pelinegra para mirar a mi amigo.
–Ni se te ocurra.
Chasqueé mi lengua y me aguanté. Hasta que cuando volví a mirarla y me devolvió la mirada.
Sonreí y ella me dedicó una sonrisa nerviosa. Deseaba acercarme, pero cuando Noelia cruzó una fugaz mirada conmigo, cogió a Columbia del brazo y ellas y otros amigos de la no canaria fueron a la barra.
–¿Por qué no me lo habías dicho? – pregunté, más nervioso que antes y bebiendo bastante intenso.
Intentaba seguir a la chica con la mirada, pero con toda la marea de gente que nos separaba era una difícil tarea.
–Porque no queríamos que te pusieras como te has puesto y viceversa.
–¿Queríamos? – pregunté. Oh no. No estaría esto planeado o algo así, ¿no?
–Noelia me llamó diciendo que Colu quería salir de fiesta y solo hay una discoteca en este barrio – informó, haciendo que bebiera más. No quería pensar en ella, pero era imposible. Era una oleada de nostalgia por el pasado. Por ella.
Respiré hondo y me pasé la mano por el pelo.
–Vamos a la pista – dije, sin importar la opinión de él, caminando hacia la marabunta.
Sonó la nueva canción de Manuel Turizo, La Bachata.
Nos metimos en medio de la pista. Bebía mientras de vez en cuando canturreaba la letra de la canción del colombiano.
Mi espalda chocó con algo y me giré.
Y ahí estaba.
Y mi mundo se paró de nuevo. Perdiéndome en sus ojos cafés, viendo de nuevo esa leve sonrisa que tantos años llevaba anhelando.
–Lo siento – murmuró nerviosa.
–Nada.
Su móvil, en su mano, se iluminó. Vi el nombre de un tal Carson en la luminosa pantalla. Ella maldijo por lo bajo y se alejó de mí con una mala cara.
¿Quién era Carson y porque tenía ganas de darle un puñetazo?
Cuando quise seguir a la chica para preocuparme por la situación, la cual no tenía buena pinta, alguien tocó mi espalda. Me giré y quise maldecir en todos los idiomas habidos y por haber.
–¿No me saludas amor?
___
Capítulo corto, peero un ansiado reencuentro jejeje
Y mucho drama como siempre. Pero ya sabéis #quevivaeldrama
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COLUMBIA | Quevedo
FanfictionColumbia quiere triunfar en el baile. Eso siempre lo ha tenido claro. Dejará atrás su isla, su familia y amigos. También a él. A Pedro, su mejor amigo prácticamente desde que nació. Pero su sueño está por encima de todo y todos. Y no parará hasta co...