COLUMBIA | Quevedo

El cartel y la decisión

Columbia

Caminaba por la calle Arenal de Madrid en búsqueda de la tienda de Nude Project. Si mal no recordaba, era esa calle. Era fan de aquella marca de ropa, aunque lo que más consumía eran los podcast. Porque había ciertas prendas que se salían de mi presupuesto. Pero tenía un par de sudaderas de la marca. Una de esas dos se la compré a mi hermano - aunque me la quedé yo -, hermano el cual estaba en Australia compitiendo en un torneo de surf. Mi padre viajó con él, al igual que los mellizos. Mi madre tenía trabajo y Belinda era una de las damas de honor de Sofía, por lo que no acudieron con ellos. 

Tras una caminata, encontré mi destino. Entré, por suerte no había cola. Más de una vez me salieron vídeos de colas larguísimas para entrar. Pero fui afortunada. Además, no tenía mucho tiempo. Un par de horas sola por capital hasta que empezase el show de Pedro a las ocho. Mientras, mantenía contacto con mis amigos, los cuales le metieron una trola gigantesca al canario. Yo le dije que no podía, pero Noelia y Sergio aumentaron más el dramatismo del motivo por el que no acudiría en un principio a su show.

Quería tener algo a juego con el canario. Así que, gastándome bastante, compré dos sudaderas beige con unos corazones rojos con la palabra 'Nude'  en el frente y una frase detrás. Era monísima y por suerte estaba rebajada. Entre eso y que tenía dos descuentos acumulados – era así, una rata total – me salieron bien de precio.

Me preocupaba por mis gastos más que en otra cosa. Siempre tenía un dinero guardado para posibles emergencias y otro poco para caprichos como este.

Después de pasear por la capital, regresé a mi hotel. Que era otro diferente al de mis amigos para no cruzarnos por casualidad en el ascensor y cagarla. Una vez ahí, antes de irme a la ducha, subí un par de historias. Tenía una destacada en Instagram solo para Madrid, amaba la ciudad. Cuando era pequeña, mi madre venía mucho a ver a mi abuelo, quien estaba en una residencia de la capital. Se separó de mi abuela poco después de nacer mi progenitora y se enamoró en Madrid de alguien a quien nunca llegué a conocer, dado que murió al poco de nacer mi hermana Belu. Se quedó allí en Madrid los años que siguió vivo. Y más de una vez acompañaba a mis padres a verle. Y como solíamos subir un fin de semana, nos quedábamos por el centro y visitabamos cada rincón de la capital. Haciendo que me enamorase mucho de la ciudad. Quizás algún día, viviría allí. No era descartable.

Me duché y arreglé. Iría con Noelia al show de Juseph, solo que en pista normal para que Pedro no me viese entre tanta gente y se arruinara todo. Bajé cuando mi amiga me mandó un mensaje de que estaba ahí. Rápidamente cogí el bolso, el móvil y la bolsa de Nude Project y bajé en ascensor hasta la planta baja. Bajé unas escaleras y me encontré con mi amiga, acompañada de Sergio.

–¿Tienes el cartel? – asentí. Lo llevaba doblado en el bolso, que ir por la calle con esa cartulina era un poco raro. Así que la doblé y dejé dentro de mi bolso, donde no cabía mucho más.

–En el bolso. Ah – le di la bolsa de la marca española –. Es para Pedro, yo tengo una igual. Dile que es de mi parte por 'no poder' – puse énfasis en esas palabras –. Estar y eso. Ya sabes.

Asintió. Subimos en el taxi y pusimos rumbo al recinto. Entramos por la zona de artistas. Anda que, si así iba a ser la discreción de que no estaba aquí, saldría de puta madre, ironicé.

Me dejaron en la zona común y Noelia y Sergio fueron con los chicos. Me encantaría estar con Kevin, animándole, pero estaría desde pista viendo como lo petaba.

Fui a por algo de comer y beber. Me cogí una bolsa de patatas y una Coca-Cola, con la que me dieron un vaso de plástico reutilizable con el nombre del festival en un lado. En el otro, aparecían todos los nombres de los artistas que cantarían esos tres días de festival.