El disco de mi vida

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Pedro

Más de una noche, pensaba sobre que hubiera pasado si no lo hubiera jodido todo. Porque con el paso del tiempo, me di cuenta de que, en realidad, la culpa nunca la tuvo Columbia. Sino yo. Siempre yo. Por el miedo de que la amistad se acabara. Miedo por ella, por lo que podría pasarle si viajaba a la otra punta del mundo o a Inglaterra sola solo para seguir un sueño, uno complejo y difícil de lograr. Pero que yo, como mejor amigo que era, no supe apoyarla cuando más me necesitaba. No supe estar ahí para ella, como siempre ella lo estuvo para mi desde que nací. No supe ser un amigo de verdad.

Pero tenía que adaptarme a las consecuencias por mis actos. Por todo lo mal que actué en el pasado. La traté mal con mis palabras, alejándola poco a poco sin querer de mi vida. Una en la que siempre ella fue la coprotagonista. Todo iba bien, hasta que explotábamos y discutíamos soltando todo lo que no nos decíamos en su momento. Y por hacerle daño al amor de mi vida, solo supe huir como un cobarde. No decirle lo que realmente sentía e intentar impedir que lograra sus sueños. Yo estaba logrando los míos propios desde la isla y ella lo estaba haciendo desde Nueva York. Y uno de mis sueños se cumpliría aquel día. 20 de enero, estreno del disco más importante de toda mi corta carrera. El debut. El disco de mi vida. Donde Quiero Estar, un álbum donde hablo de mis raíces en los temas sentimentales, abro mi corazón y me desahogo de una forma que nunca había hecho antes en mis temas. Empezando con esa mágica Intro de mi gran amigo Cruzzi, referente y al cual aún no podía llamarle por su nombre de pila porque se me hacía muy raro. Ahora qué, como va avanzando mi vida con la fama que tan rápido ha llegado. Luego todos los éxitos que se fueron publicando durante los meses de verano como Vista al Mar, hablando de ella, como era de esperar. Lisboa, recordando ese tatuaje que tiene sobre la fecha en la que se enamoró de mí. Éramos Dos, canción que escribí cuando me hundí al completo. Cuando pensé que todo iría mal, aunque al final sí que fue mal de verdad. Y cuando no pude más, tuve que recurrir a la música. Llorando como nunca antes, Alejo me acogió y acabamos creando el tema. Tema que obviamente entró en el álbum. Álbum en el que seguía Me Falta Algo, de los últimos que añadí. Porque con esa canción, sentí que había empezado a cerrar una etapa. A centrarme en mí, en mi carrera. Mentalidad de tiburón al completo, bromeaba con Sergio cada vez que venía a recogerme al aeropuerto cuando volvía a la isla. Mi isla, esa que tanto quería, esa que tanto sentía como mi casa. Contaba como me sentía sin ella. Pero sabía bien que debía dejarla ir. Porque desde su marcha, solo vivía enamorado del recuerdo que tenía de ella.

Me miré al espejo. Quizás los demás se estarían preguntando si estaba bien, porque llevaba bastante rato. Mirándome, pensando en todo lo que me había costado llegar a donde estaba. Moviéndome el pelo pensando que así me lo peinaría un poco y quedaría mucho mejor, cuando en verdad me estaba destrozando el peinado que mi hermana me hizo aquella tarde en casa. Nada serio, solo peinar y ponerlo decente, pero la pequeña le dedicó su tiempo y esmero a que quedara bien. Una pequeña que ya no era tan pequeña, aunque para mis ojos siempre lo seria. Quince años, la niña ya se hacía mayor. No podía estar tan presente en su adolescencia como me habría gustado, pero lo intentaba lo máximo posible. Le acompañé para hacerse un piercing en la oreja, algo que estuvo pidiendo durante meses a mis padres, quienes acabaron accediendo. Y ya que ella se hacia un pendiente, yo me lancé y me hice los dos.

Suspiré y me mordí levemente el labio inferior. Estaba nervioso. Más que de costumbre, pero tenía un buen motivo para estarlo. En una hora y media, el trabajo tanto mío como de productores y artistas colaboradores, vería la luz al mundo.

Decidí armarme de valor y salir, ya tocaba porque llevaba mi rato encerrado en los lavabos. Abrí la puerta del baño y caminé por el pequeño pasillo hasta que empecé a oír los gritos del público. Félix decidió organizar algo, además que la discográfica insistió bastante con el tema. No eran mis jefes, pero sí que tenía firmado con ellos la publicación y el marketing de mis proyectos. Por lo que hice de tripas corazón y callar. Fue mi amigo quien lo organizó todo junto con Laura y Sofía. Aunque yo no estaba muy convencido, ya que prefería que nos juntáramos los de siempre en el salón de mi casa y estuviéramos con la cuenta atrás de YouTube y cenando pizza tranquilamente y sin ninguna presión o cámara encima.

Caminé hasta que vi a alguien conocido. Era uno del equipo. Sin soltar palabra ninguno, me colocó el micro, ya que habría una leve entrevista antes de cantar un par de canciones que aún no habían salido, Muñeca con JC Reyes y Dame con Omar Montes. Ambos estaban allí para cantarlas conmigo. Félix les llamó y ninguno dudó en venir al evento. A parte de ellos también estaban Mimi y Miguel, como siempre. Ellos y mis tres amigos de siempre, como no. Kevin, Sergio y Noe, quien vino desde Nueva York para esto. Aunque no venía sola. La vería, porque por masoquista le invité al evento. Obviamente todo mediante terceras personas, pero le invité. Y estaba un poco nervioso. Por eso, por el disco. Por las criticas también.

Todo iría bien, me repetía una y otra vez. Todo iría bien.

Visualicé a Juseph, quien me regaló una amplia sonrisa. Se acercó a mi aún manteniendo esa sonrisa hasta llegar a donde estaba y darme un abrazo, uno que necesitaba con creces.

–Tu solo confía tío – me acarició la nuca con sumo cuidado –. Va a ser la ostia, tranquilo.

Asentí. Me sentía indispuesto para hablar. Suspiré y me armé de valor para hacerlo.

–Gracias por venir – solté –. Tu y todos, enserio – aseguré asintiendo con la cabeza.

Salí al escenario donde Amaia, una joven periodista, me esperaba para hablar un poco del disco.

Cuando estuve a punto de sentarme, todo se volvió oscuro.

COLUMBIA | QuevedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora