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Capítulo 17: Ataque directo.

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° Roier °

Despierto con un horrible dolor de cabeza y cuerpo, sobre todo en la parte izquierda, siento los brazos de Nussa rodeándome, cuando abro los ojos veo al doctor hacerme una curación en mis quemaduras e inyectándome medicamentos para el dolor, me sonríe de forma amistosa.

- ¿Cómo te sientes? – pregunta susurrando para no despertar al albino.

- Como si hubiera muerto y vuelto a la vida – respondo, mi voz es rasposa, me tiende una botella de agua, aparto el brazo de Cucurucho y me siento con la ayuda del doctor.

- Bueno con lo que te acabo de inyectar te sentirás muchísimo mejor, son sedantes así que no sentirás mucho dolor por doce horas, vendré por la noche a revisarte a ti y tu esposo para administrarles medicamentos – me explica tranquilo, asiento sin ganas.

- Gracias por su ayuda – digo más por compromiso, me observa con detenimiento.

- ¿Dónde aprendiste eso? – pregunta con verdadero interés, lo veo completamente confundido.

- ¿Disculpe?

- ¿Dónde aprendiste a suturar?, no es algo que todos sepan – cuestiona, siento como Nussa se mueve detrás de mí y su mano descansa en mi muslo, me pongo ligeramente rígido, sabía que estaba despierto escuchando.

- Bueno mi padre me metió a la milicia cuando era joven, ya sabe por mala conducta, cuando cumplí los dieciocho escape de ahí y pues en ese lugar te enseñan todo lo básico para poder sobrevivir a casi cualquier cosa – bromeo con una verdad a medias.

- Eres bueno, aun eres joven, podrías dedicarte a la medicina – me halaga poniéndose de pie, solo lo observo caminar hacia la puerta, sale de la habitación.

- No me habías dicho eso sobre ti bebé – suelta Nussa de repente haciendo que de un ligero brinco del susto, volteo a verlo y el parece estar bien, ya no está tan pálido ni tiene sangre por todos lados.

- Te dije que tenía problemas con mis padres... omití lo de la milicia porque no es algo muy sexy para mi currículo de bailarín – comento tratando de quitarle importancia, pero no podía mantener un tono animado, hoy no estaba en mi mejor momento, el parece notarlo porque también se endereza y me abraza.

- Bueno, ahora sé que mi esposo pudo haber sido soldado si su rebeldía no lo hubiera incitado a salir corriendo de ese lugar – besa mi mejilla con cariño.

- Si fuera soldado tu y yo no estaríamos en este momento juntos, así que agradezco a mi rebeldía – digo completamente frio, no podía decirlo de otra forma, no ahora que me sentía vacío por dentro.

- Lo siento.

- ¿Qué?... ¿Por qué? – lo volteo a ver completamente confundido.

- Fui imprudente y me deje llevar por la ira, me hirieron y por consiguiente saliste herido, sé que no debió ser fácil para ti verme en ese estado... Dios te vi, vi el pánico en tus ojos, el miedo y angustia, lamento haberte hecho pasar por eso mi amor – dice con dulzura acariciando mi rostro, suspiro sin ganas.

- Estoy cansado de toda esta mierda Nussa – confieso sin querer, me muerdo el labio con ansiedad.

- Lo sé, lo sé bebé, pronto me encargare de esos bastardos y podremos volver a lo que éramos antes – trata de darme su apoyo, recargo mi cara en su cuello, me alegraba que no había entendido el contexto de lo que había dicho.