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Capítulo 26: Yo no salve a nadie, solo los veía morir.

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° Roier °

Me encuentro recostado en mi cama, en la casa de mi padre, habíamos llegado del funeral de BadBoy, solo pensar en eso me hacía sentir terriblemente mal, si tan solo pudiera tomar su lugar así su familia no tendría que pasar todo esto, yo lo merecía mil veces más que ese gran chico, a la mente viene aquel momento en el que me recibió con un cálido abrazo y linda sonrisa, que cuando me aferre a su cuerpo él me correspondió y no me soltó hasta que me sentí mejor... era tan bueno, no merecía eso, simplemente no lo merecía.

Lagrimas comienzan a salir de nueva cuenta, lo único que había hecho en todo este tiempo es llorar, ya sea al despertar, al comer, en mis horas de sesión con mi psiquiatra, al ducharme, antes de dormir e incluso mientras dormía solía llorar inconscientemente, a los dos días de haber llegado a casa me pare en mi balcón contemplando la idea de saltar, incluso me pare en la barandilla dispuesto a hacerlo, pero Leonarda había entrado a mi habitación, ella me pidió llorando que bajara así que lo hice, no quería causarle un trauma, una vez fuera de "peligro" llamo a nuestro padre, clausuraron mi balcón, ahora se encontraba cerrado con llave e incluso mi padre mando poner pared ahí para que no lo intentara de nuevo, dijo que lo abrirían de nueva cuenta cuando yo me encontrara mejor.

Alguien toca a mi puerta y antes de decirle a aquella persona que se largara la puerta se abrió, era mi psiquiatra Luzu, al verme no dice nada, solo da aviso de que prendera la luz, que es hora de la terapia, no le contesto, me volteo dándole la espalda y cubriéndome con mi manta hasta la cabeza y continuo llorando importándome poco que me vea o escuche.

- Bueno Roi, vamos a comenzar, hablamos de esto la vez pasada, ¿recuerdas? – pregunta con tranquilidad, no digo absolutamente nada – seguramente lo recuerdas, tienes una excelente memoria.

Si y mi excelente memoria ahora me atacaba todo el tiempo con imágenes intrusivas de todo tipo de cosas que solo me hacían querer atragantarme con la comida y morir, o ahogarme en mi tina la cual se habían llevado para prevenir que justo hiciera eso, que tenía ganas de que cuando salíamos a los paseos obligados un auto me arroyara y terminara con toda esta mierda.

- Bien... pudiste disculparte como tanto querías, ¿Cómo te hizo sentir eso? – cuestiona, quito la sabana de mi cara y lo observo con detenimiento, me ofrece un pañuelo, pero no lo tomo.

- Mal, unas disculpas no les traerá a su hijo de vuelta... mis disculpas no significaron nada – susurro con voz ronca.

- ¿Cómo estás tan seguro de que no significaron nada?, ¿les preguntaste a los padres de ese chico? – al escuchar eso limpio mis lágrimas con fuerza, odiaba cuando hacia eso y se lo digo.

- Odio cuando me psicoanalizas, no me ayudas en nada.

- ¿Quieres hablar de otra cosa entonces? – pregunta ignorando mi comentario.

- Quiero que me dejes tranquilo – pido y vuelvo a cubrirme con la sabana.

- De acuerdo Roier, nos mantendremos en silencio si eso te hace sentir mejor – suelta, rápidamente me siento indignado, ¿sentirme mejor?, eso ya no era algo que pudiera ser posible para mí.

- Soy un asesino, no puedo sentirme bien jamás – suelto con desprecio hacia mi persona.

- Eres un agente del FBI que detuvo a la corporación más grande de tráfico de la isla, salvaste a miles de personas, es normal que después de un evento de este calibre haga que tengas estrés postraumático, los soldados lo tienen, los agentes, policías... no eres menos por eso Roier – dice su discurso de nueva cuenta, bufo frustrado y con ganas de arrancarme el cabello.