Nosotros

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Capítulo 6

Enzzo

No había hablado con ella de nosotros. Supongo que no tenía el suficiente valor para atreverme a hablar con una persona que no me recordaba y que probablemente me tomaría a loco.

—Te conocí en... la calle— murmuró, con la vista perdida en sus manos.—Fui tu asistente...— mi corazón se llena de esperanza cuándo cuenta eso.—Y... me tratabas mal.

—No— negué.—Bueno sí, pero no.

—Enzzo— suspiró y cerró los ojos con fuerza.
—Tengo lagunas enormes— los abrió y miré cómo se llenaban de lágrimas.—A penas tengo avance. El proceso ha sido lento— derrama una lágrima y me levanto para arrodillarme ante ella, llevo mi mano a su mejilla y la reitero con máxima delicadeza.

—No te presiones— hablé suave y acaricié su mejilla.

—Lo cierto es que, desde que hemos estado conviviendo, he recordado algunas cosas— sus ojos y sus mejillas estaban rojas por el llanto.

—Rebecca...

—No te quiero cerca.

Escuché perfectamente cómo mi corazón se quejó por esas cuatro palabras. El pecho se me hundió y la garganta se me cerró ante esa confesión, o mejor dicho, orden, porque eso sonaba a orden.

—¿Qué?— fue lo único que pude decir cuándo se alejó y se puso de pie.

Me levanté.

—Lo que escuchaste. No te quiero cerca.

—¿Por qué?

—¿Todavía te atreves a preguntar?— me mira incrédula y se aleja cuando me acerco.—¡Mis recuerdos son desagradables!— chilla.
—Siempre me trataste mal— se va a la puerta y la abre para que salga.—Gracias por el café y la invitación, pero ya te puedes ir.

—Lo admito— caminé a su lugar.—No nos llevábamos bien. Iniciamos con odio, pero terminamos con amor...

—No te creo— espetó enojada.—Eras un abusador y tóxico.

—¿Qué?— mi cara de confusión fue notable.
—¿Quién te dijo eso?— la tristeza despareció para darle paso a la ira.

—Eso es lo de menos— le resta importancia y eso me enoja más.

—No es de menos— cierro la puerta en un movimiento rápido que la sorprende.—Admito que no te quería cuándo entraste a trabajar para mí. Admito que intentaba hacerte la vida imposible para obtener tu renuncia— di dos pasos y ella retrocedió alzando el mentón para verme.—Admito que me enamoré de ti, que te amo y que sí, era celoso pero no tanto como para tener el título de tóxico— doy más pasos hasta tenerla contra la pared.

—Eres un cínico...

—Quiero que me digas quién te habló pestes de mí. De nuestra relación.

—Tú y yo no tenemos una relación— me hierve la sangre cuándo ignora lo primero.

—¿Quién te dijo?

—¡Eso no es de tu incumbencia!

—¡Sí lo es!— gruño y bajo mi cabeza para estar a su altura.—Lo es porque quién sea que te esté diciendo eso, miente.

—Mis recuerdos confirman todo— me desafía.

—No los has recuperado todos.

Dejé mi rostro a centímetros del suyo sintiendo como su respiración se volvía irregular por mi cercanía. Podía oler perfectamente su exquisito aroma y podría pasármela drogando con él por lo relajado que me ponía. Pero estaba enojado. Enojado y con ganas de besarla.

Mi Corazón Sigue Siendo Tuyo (#2. Bilogía Amor Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora