Está aquí

4.9K 446 38
                                    

Capítulo 34

Enzzo

Tres meses después.

—Necesito que me hagas un favor.

Le doy un sorbo a mi taza de café y después la dejo sobre la madera de mi escritorio para seguir hablando.

—Sí, hijo. Rebecca está perfectamente aquí en casa de su tía. De hecho la tenemos entretenida con algunos regalos que le dimos para Harpercito.

—No me refería a eso pero gracias por el informe. En realidad el motivo de mi llamada es otro— di vueltas en mi silla giratoria hasta quedar frente al ventanal.

—¿En qué puedo ayudarte?

—Le tengo una sorpresa a Rebecca para esta tarde. Hasley no está con ustedes porque me ha ayudado todo este tiempo y hoy es el día.

—¿A qué sorpresa te refieres?— preguntó con curiosidad.

—Dime por favor que estás lejos de mi esposa.

—Sí, he salido al jardín y la estoy mirando a través de la ventana.

—De todas formas no te puedo decir— la oí resoplar.

—¿Qué quieres que haga?

—Que la entretengan toda la tarde ahí en casa de Luisa. De todas formas no se puede ir hasta que yo vaya por ella, pero no quiero que sospeche algo.

—Está bien.

Me colgó y sonreí sin poder evitarlo. A Rebecca le encantaría la sorpresa que estaba en proceso desde que despertó del coma. Mi esposa ya estaba mucho más embarazada y no podía verse mejor, de hecho en los últimos meses le había sacado varias fotos y tenía una sobre el escritorio de mi oficina. No me gustaba mucho la idea de dejarla sola, pues en estos tres meses me dediqué a cuidarla en casa y trabajar desde allá para no quitarle los ojos de encima, pero hoy tenía una reunión muy importante con Williams junto con la familia de ella  para presentarle el restaurante listo para su inauguración. Además de que trabajé con Hasley la sorpresa que le tenía a mi esposa.

Sólo me faltaba leer unos papeles para firmarlos y poder ir por Rebecca y mi bebé.

—Dime, Margarita— respondí el teléfono de mi escritorio.

—Aquí hay una mujer que quiere hablar con usted, señor— dijo, no muy convencida.

—¿Tiene cita?— cuestioné con el ceño fruncido, pues la única cita que tenía era con Williams y los Villanueva.

—No, pero insiste en querer pasar.

—¿Quién es?

—No me quiere dar su nombre.

La situación me pareció mucho más confusa.

—Dile que pase.

Dejé de lado los papeles que tenía en manos para recibir a quien fuera que estuviera del otro lado de la puerta. Ni siquiera se dignó a tocar y eso me molestó más. No tenía cita, no quería decir su nombre y todavía entraban a mi oficina como perro por su casa. Cuando la puerta se abrió en su totalidad pude ver a la mujer que tanto insistía en querer pasar. Sus cabellos rubios llamaron mi atención como la primera vez que la miré y sus ojos azules me miraron con total arrepentimiento.

Sofía.

Frente a mí estaban la mujer que alguna vez creí amar, después de tanto tiempo se tomaba el atrevimiento de pararse frente a mí como si nada, aunque parecía frustrada al verme. Dio pasos lentos dentro de mi oficina y cerró la puerta detrás de su espalda. Yo por mi parte no podía dejar de verla, tenía años sin saber nada de ella, nada en ella había cambiado y mi corazón latió fuerte ante el remolino de recuerdos que me llegaron a la mente en un parpadeo.

Mi Corazón Sigue Siendo Tuyo (#2. Bilogía Amor Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora