Sr. y Sra. Harper

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Capítulo 31

Rebecca

13 de abril de 2024.

Nuestro día había llegado.

El día de hoy, después de dos años y cinco meses, sería la esposa de Enzzo Harper, mi rascacielos con traje. No podía describir el sentimiento tan satisfactorio que tenía en el pecho. Mi alegría aumentaba con cada minutos que pasaba en casa de Helen, aunque estuviera sin ver a Enzzo desde ayer por la noche.

Como mis damas de honor y yo nos íbamos a arreglar juntas, fue mejor que todas estuviéramos en casa de Helen mientras que el novio y sus amigos se quedaron en el penthouse de Enzzo para prepararse. El disgusto de Enzzo fue tanto que no quiso soltarme la noche anterior para que no me quedara aquí.

—No te puedes arrepentir— dijo, con ojos preocupados y aferrado a la poca cintura que me quedaba por el embarazo.—Recuerda que estamos embarazados y llevas a mi hijo o hija dentro de ti.

—No me voy a arrepentir— le repetí por décima vez en la noche.

—Entonces no te quedes— suplicó con sus ojos azules en mí.—Vente conmigo.

—Enzzo— suspiré y acaricié su mejilla.—Tengo que quedarme.

—Prometo venir a dejarte mañana a la hora que tú quieras.

—El proceso de una novia es muy lento— expliqué.—¿Imaginas a qué hora debo empezar?— traté de que entendiera, pero su postura no cambió.—Enzzo...

—No— me abrazó y escondió su rostro en mi cuello.—No te voy a soltar porque me vas a dejar vestido, alborotado y enamorado.

—No te voy a dejar plantado— acaricié su cabello oscuro.—Créeme que tengo muchas ganas de ser tu esposa.

Trataba de ser lo más dócil posible con él. Yo sabía perfectamente lo que había pasado con Sofía cuando se iban a casar y podía sentir el miedo e inseguridad que le provocaba dejarme aquí y alejarse de mí. Aunque yo no era igual a ella, comprendía su situación y deseaba que confiara en mí.

Levantó su rostro y le sonreír cuando me hundí en ese azul marino que tenía en los ojos y que amaba con todo mi corazón. Tan solo con una mirada intenté transmitir todo mi amor y lealtad que sentía por él, mis manos tomaron su rostro para que me sintiera cerca y mis labios besaron los suyos para cerrar mi promesa.

—Mañana seremos oficialmente el señor y la señora Harper— sonreír con alegría.

—Mañana— repitió, mirando mi rostro.—Te veré hasta mañana.

—Y desde ahí seré toda tuya— abracé su cuello y sus brazos rodearon mi espalda dejando de lado mi cabello.—Me despertaré todas las mañanas a tu lado y dormiremos juntos, siempre, aunque es algo que ya hacemos— reí.

—Está bien— besó mis labios y dijo sobre ellos:—Mañana toda mía.

—Así será.

Desde entonces mi celular no para de vibrar recibiendo mensajes y llamadas telefónicas solamente de él y una que otra video llamada para verme y sentirse mejor.

Mi Corazón Sigue Siendo Tuyo (#2. Bilogía Amor Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora