La playa

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Capítulo 19

Rebecca

Estaba todo claro para mí.

Después de meses intentando recordar mis memorias estaban conmigo de nuevo y no podía estar más feliz. Enzzo estaba a mi lado igual de feliz que yo y ni se diga de mi familia, mi tía se encargó de decirle a los demás junto con la familia Harper.

Al salir del aeropuerto el sol de Miami golpea mi rostro provocando que cierre los ojos hasta que se acostumbran a los rayos solares. Frente a nosotras hay un auto gris donde el chófer se encarga de subir las maletas de Enzzo y de conducir al hotel de la familia Harper. Recuerdo haber leído en Internet que tenían una cadena de ellos en algunos Estados del país.

—Tenía mucho sin venir a la playa— dije en mi lugar, sintiendo como sus dedos acariciaban la palma de mi mano.

—Podemos pasear si así lo quieres— sus ojos azules me miraron y mis sentimientos por él se intensificaron al estar en paz, sabiendo que recordaba lo más mínimo.—Pero primero debemos instalarnos en el hotel, después tengo una reunión y la noche la tendremos libres para los dos— me besó con rapidez y sonrió.

—Me parece bien— devolví la sonrisa y besó mi frente antes de contestar el teléfono que sonaba dentro de su saco.

El hotel estaba cerca de la playa, así que me vi sumergida en el azul del agua mientras el auto recorría la carretera que nos llevaba hasta las puertas del hotel lujoso. Enzzo seguía atendiendo llamada tras llamada y una de ellas fue la señora Helen quien gritaba de felicidad. Cuando por fin llegamos me bajé contemplando todo a mi alrededor. El lugar era enorme, iluminado por luz solar y gritaba lujo por donde quiera que le mirara. No era algo que me gustaba cien por ciento, pero era acogedor y tener a Enzzo a mi lado lo hacía hogareño.

—¿Te gusta?— preguntó.

—Es lindo.

—Todavía no sé cuanto tiempo estaremos aquí, pero trataré que sea lo menos posible por tu trabajo— me abrazó por la cintura y me guió adentro.

—Le mandé mensajes a David— confesé.—Dijo que estaba bien y se puso feliz por la noticia.

—Entonces te tendré para mí nada más— sonrió con picardía y reí.

—Tienes trabajo— le recordé e hizo una mueca.

—Odiaré esa junta...— pensó un minuto y sus ojos me miraron.—¿Quieres venir conmigo?

Nos detuvimos frente al elevador y entramos cuando las puertas se abrieron.

—Te recuerdo que no traigo conmigo nada de ropa extra.

—Le pido a un empleado que busque algo— se encoje de hombros.—En la noche te llevaré por más.

Besó mi frente y tomó mi mano para salir del elevador, cuando entramos a la suite una empleada nos recibió con un saludo y una sonrisa amable y después de que llegarán las maletas Enzzo y yo nos quedamos solos.

Caminé hacia el ventanal con la vista fija en el mar, y cuándo giré mis ojos conectaron con los ojos de él. Mi corazón empezó a latir con fuerza, sintiendo una adrenalina arrolladora circular por mis venas y mi respiración se volvió pesada.

Mi Corazón Sigue Siendo Tuyo (#2. Bilogía Amor Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora