Cuidados extremos

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Capítulo 26

Enzzo

Abrazo más a Rebecca contra mí para abrigar su cuerpo con el mío. La estuve abrazando toda la noche con la excusa de que tenía frío, aunque en realidad mi Reby no necesita ni decir una palabra para dormir abrazada a mí, o en mi caso, yo de ella porque me gusta sentirla cerca, a mi lado.

Ella sigue dormida pero yo he despertado diez minutos atrás para observarla en silencio. La noto un poco pálida pero supongo que es por el embarazo, de todas formas hoy iremos con el médico y podré satisfacer mis dudas. Tan solo de imaginar que un mini yo o una mini Rebecca está creciendo en su vientre me llena de emoción pero temor al mismo tiempo. Yo no sé ser un padre, pero estoy dispuesto a tomar clases si es necesario para darle el cuidado que un bebé se merece y que dicho bebé es mío.

Paso la palma de mi mano por el abdomen todavía plano de Rebecca para acariciarlo y para que mi hijo sienta que su padre está con los dos. Doy caricias en círculos y de vez en cuando le doy besos en la frente a mi futura esposa. Ese hecho también me tiene emocionado. En unos meses Rebecca será mi esposa y estoy feliz porque después de tanto tiempo, dolor y espera los dos podremos tener nuestro final feliz.

Se convertirá en mi esposa y en la madre de mi bebé.

Seremos una gran familia.

—¿Tiempo padre e hijo?

Sonrió y veo como abre los ojos. Me deja ver el verde que me gusta, de hecho, el negro dejó de ser mi color favorito por su culpa, porque me encanta el tono verde que me mira con amor todas las mañanas que despierto.

—Son caricias— le doy un leve beso.—Espera a que empiece a hablar con él— rió y bajé a su abdomen destapado.

Le di besos en la piel y dejé pegados mis labios en ella mientras me miraba desde arriba.

—Soy Enzzo Harper— dije contra su abdomen y ella rió más.—Soy un arquitecto millonario, extremadamente guapo y lo más importante— la miré y sus ojos brillaron.—Amo a tu madre y muy pronto se va a casar conmigo, así que cuando nazcas, llegarás a una familia que te ama desde ya.

Lo besé de nuevo repetidas veces por todas partes ganándome la risa divertida de Rebecca. Cuándo alcé la cabeza miré como derramaba lágrimas y sonreí. Ella estaba muy sensible desde el embarazo.

—Le dices cosas muy bonitas a mi bebé— lloró.

—Nuestro bebé— corregí.—Es nuestro, Reby.

—¿Será niño o niña?— interrogó y por instinto miré su abdomen.

—¿Tú que quieres?— pregunté pensativo.

—Yo sólo quiero que nazca sano o sana— sonrió.—Sea lo que sea será bien recibido.

—Por supuesto que sí— la abracé y puso sus manos sobre las mías que seguían en su vientre.—Lo amaremos.

—Tendrá mucho amor. Unos padres que lo aman, abuelos, tíos y tías que lo van a consentir mucho.

—Eso ni se diga. Mi madre le está construyendo una sala de juegos y una de dormir en la casa.

Mi Corazón Sigue Siendo Tuyo (#2. Bilogía Amor Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora