Emoción paterna

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Capítulo 33

Rebecca

Haber venido aquí a Berlín era algo hermoso. Todas las atracciones eran maravillosa y la historia que había tras los muros de algunas de las construcciones lo eran mucho más. Enzzo se había encargado de contarme varias de ellas, pues, obviamente era un fanático de la arquitectura y vaya que lo dejaba a relucir con sus conocimientos.

Al principio habíamos tenido una pequeña discusión de venir a pie o en auto, pues él no quería que me cansara y me esforzara mucho por mi embarazo, pero al final cedió y caminamos por las calles Alemanas para disfrutar mejor la experiencia, además caminar me servía demasiado porque había un barrio un poco antiguo donde las cafeterías estaban de montones y la comida y el café era exquisito y eso que el café no es de mis bebidas favoritas.

Algo que también quiso hacer Enzzo fue llevarme de compras a un centro comercial. Yo insistía en que no era necesario comprar nada, pero él me convenció en comparar algo de ropa de maternidad ahora que nuestro bebé estaba más grande, y claro que también gastó dinero comprando cosas para el bebé entre ropa, juguetes y materiales que eran necesarios para su cuidado.

Y como bien lo pensó Enzzo, en las dos semanas que teníamos en Berlín mi vientre se agrandó en tan pocos días que me sorprendió, por lo visto era un niño o una niña muy grande por el tamaño que mi vientre iba adquiriendo poco a poco. Ahora la ropa que había comprado de maternidad me quedaba a la perfección.

—Mi amor— dijo él pasando sus manos por mi vientre y dándole besos.

Estaba acostada boca arriba con el vientre descubierto gracias a que Enzzo no superaba que estuviera más grande. Era evidente que me incomodaba porque no estaba acostumbrada, pero amaba que mi bebé estuviera creciendo y que cada vez faltara menos tiempo.

—Está enorme— hablé, dándole caricias a su cabello oscuro.—Parezco piñata.

—Una piñata bellísima— siguió dándole besos.—Le sienta de maravilla el embarazo, señora Harper.

—Ni lo digas de broma— bufé.—Me han salido un poco de paños y me da mucha comezón, pero no me voy a rascar para evitar las estrías.

—¿Te sientes mal?— se levantó y tomó mi rostro entre sus manos.—Dime qué sientes y...

—Estoy cansada— suspiré.—Todas las actividades que hemos hecho y el embarazo me tienen exhausta aunque no me arrepiento de nada— sonrío y recibo el beso que me da.

—Nuestro vuelo sale mañana de regreso a Chicago— quita mis cabellos de mi rostro.—¿Quieres ir a un hospital antes de viajar de vuelta?

—No.

—¿Quieres que le haga una llamada a la doctora para hacerle alguna consulta?

—No— reí ante su preocupación y me acomodé para que me abrazara.—Por el momento estoy bien.

—¿Cómo qué por el momento?— sentí la preocupación en su voz.—¿Sientes que te sentirás mal más al rato?

—No puedo sentir eso— reí de nuevo y lo abracé para dormir. Tenía mucho sueño.

—Me preocupan. Los dos— besó mi frente y dio caricias a mi vientre una vez más.

Mi Corazón Sigue Siendo Tuyo (#2. Bilogía Amor Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora