Indignación

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Capítulo 30

Rebecca

Cuatro meses después. Una semana antes de la boda.

No sabía quién estaba más nerviosa, si Helen o yo por estar a pocos días de la boda y tener que revisar con mucha atención cada detalle tanto de la iglesia como del lugar de la fiesta.

Mientras tanto, el único relajado y menos preocupado era Enzzo, el cual se encontraba cómodamente sentado bajo la sombrilla vistiendo veraniego con unos lentes de sol y en su mano un vaso de limonada.

Por otro lado su madre y yo estábamos escogiendo los últimos colores de manteles para la fiesta que sería en un salón extremadamente lujoso que se encontraba en el centro de la ciudad. Todo estaba pagado por Enzzo, incluso mi vestido que llegaría un día antes del día para asegurarnos de que me quedara perfecto.

—¿Has dormido bien?— preguntó Helen e hice de lado los manteles azules.

—¿Se nota?

—Tienes el rostro pálido y ojeras, cariño— me miró con preocupación.—¿Estás así por la boda o por Harpercito?

—Las dos cosas— suspiré y me senté.—Estoy emocionada con mi boda que estoy loca porque todo salga bien, y además he estado cansada porque ahora más que nunca su nieto me da vómito y mareos.

Con cada día que pasaba me volvía más loca con todo lo de la boda. Había todavía tantas cosas que ver, escoger y definir que sentía que el tiempo no nos daría. Con suerte hace unos días atrás las invitaciones fueron repartidas y las personas estaban ansiosas por la boda del espectacular arquitecto Enzzo Harper y la que alguna vez fue su asistente y que resultó dueña de una empresa publicitaria.

—Por la boda no te preocupes— sonrió.—Tú solo encárgate de verte perfecta para ese día, que sé, no será un problema. Lo demás déjamelo a mí. En cuanto a Harpercito, lo único que puedo decirte es que te relajes y descanses, es más, ¿por qué no duermes en la habitación de Enzzo?

—Muchas gracias— sonreí agradecida.—La verdad te tomaré la palabra porque estoy muy cansada.

—Dile a Enzzo que te lleve y se quede contigo. Estoy segura de que Omar le ayudará a él con su trabajo.

Me levanté y caminé alrededor de la piscina para llegar hasta Enzzo que estaba frente a su computadora pero en cuanto me miró lo hizo de pies a cabeza repetidas veces hasta que llegué frente a él.

—Estoy cansada— le dije y sus ojos se mantuvieron en los míos llenos de emoción, lo cual no entendí.—Tu madre dijo que podía descansar en tu habitación.

Se mantuvo en silencio con su mirada fija en la mía y no pude evitar fruncir el ceño sin entender su silencio y su actitud. Una vez más me recorrió de pies a cabeza y seguí su movimiento pensando que tenía la ropa sucia o algún animal en ella. Pero no, no miré nada.

—¿Enzzo?

—Ya se te nota el embarazo, Reby.

Fui yo la se quedó muda ante sus palabras y su sonrisa encantadora y seductora. Instintivamente llevé mis manos a mi vientre y lo pude sentir un poco abultado, señal de que mi bebé ya estaba creciendo. Mis ojos se llenaron de lágrimas porque Enzzo había sido el primero en notarlo.

Mi Corazón Sigue Siendo Tuyo (#2. Bilogía Amor Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora