Familia Harper Villanueva

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Capítulo 40

Dos meses después

Rebecca

Fue imposible convencer a Helen para que no hiciera esto, en el tema de su nieta no le importaba nada ni nadie y hacía lo que creía mejor para ella aunque apenas tuviera dos meses. Las ideas locas de mi suegra apoyadas por mi tía me hacían feliz, las dos se encargaban de mimar a su nieta a como diera lugar. Como ahora, que era la fiesta de bienvenida de Sabina, donde todo el jardín de mi casa estaba decorado con globos rosas y morados y con un diseño infantil para una recién nacida. Los invitados han traído muchos regalos para mi bebé y muchos se acercaron para conocerla y cargarla.

Por otro lado está el asunto de Enzzo, el pobre está siempre a la defensiva con Sabina para que no le pase nada, su cunita sigue en nuestra habitación, por las noches es el último que se duerme y cuando llora en la madrugada él se encarga de atenderla excepto cuando debo alimentarla, claro. En todas estas semanas me he encargado de enseñarle muchas cosas y lo hace espectacular.

Se preocupa por la seguridad y bienestar de nuestra hija.

No ha regresado a la empresa, todos los asuntos los mira desde casa, a veces todo su equipo de trabajo vienen a trabajar o hacer reuniones en el jardín, pero Enzzo nunca sale. Mientras que yo, he aprendido mucho como madre, mi instinto materno ha nacido junto con Sabina y la amo y cuida como ella se merece. Mi bebé siempre pone sus ojos en mí y en su padre y ríe adorada cada que nos ve juntos.

—Están llegando más regalos— informó Aarón, dejando una caja de regalo más sobre las demás.

—¿Me ayudas a pegar otra mesa con esta?— pregunté y asintió.

—¿Dónde está Harpercita?— preguntó Helen, saliendo de la puerta de la cocina que conectaba con el jardín.

—Con Enzzo— contesté, soltando la mesa una vez acomodada.

La miré como mantenía su vista en mi esposo y en como cargaba a Sabina entre sus brazos, haciéndole caras graciosas para que su hija riera y después hacerlo él junto con ella. Era adorable ver como mi rascacielos con traje era un padre en todo el significado de la palabra.

—Le sienta bien la paternidad— dijo Helen.

—Enzzo es un buen padre— me coloqué a su lado.—Ha aprendido mucho. Y lo que falta.

—Muchas gracias, Rebecca.

Sus palabras me tomaron por sorpresa. Se giró a mí con una sonrisa y con sus ojos llorosos, me tomó de las manos y les dio un pequeño apretón.

—Desde el segundo uno en que apareciste en la vida de mi hijo cambiaste todo— me miró tal cual una madre mira a su hijo.—Enzzo ha dejado atrás el tema de Sofia, ha podido perdonarla y eso es bueno. Gracias por estar aquí, con nososotros.

—No tiene nada que agradecer— sonreí conmovida.—Yo también he aprendido mucho de Enzzo y me hace muy feliz.

—Ustedes hacen una buena pareja. Lo supe desde el día uno que los vi juntos. Nada ni nadie me podía negar que ustedes eran el uno para el otro, aunque tuvieran sus problemas— reímos por eso.

Como olvidar la relación que Enzzo y yo teníamos cuando recién nos conocimos, éramos como el agua y el aceite. Totalmente diferentes e intolerables el uno con el otro. Fue una gran aventura soportarlo cuando era su asistente, una pobre mujer que buscaba trabajo y que estaba feliz por haberlo conseguido pero sin saber qué pasaría de ahí en adelante. Todo se reproduce en mi cabeza provocando nostalgia y un remolino de emociones. Sin duda fue lo mejor que me pudo pasar.

Mi Corazón Sigue Siendo Tuyo (#2. Bilogía Amor Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora