Aumento de nota

6. Mi primer diez

⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Las clases terminaron. La escuela ya estaba vacía y en silencio absoluto, los pasillos se encontraban desolados y todo era iluminado maravillosamente por el atardecer.

El profesor guardaba sus cosas, que siempre tarda por el orden que busca conseguir dentro del portafolio. Yo guardé lo mío en un abrir y cerrar de ojos porque estaba desesperada de ver como iba a terminar el día luego de todo lo que sucedió.

Esta vez no tenía miedo, tampoco nervios y menos vergüenza. Lo que pasó en la clase con el profesor me hizo cambiar la actitud completamente. La simple idea de tener sexo con él me volvía otra persona, se sentía tan prohibido que era interesante. Ya quería que sucediera algo nuevo en estos años de secundario tan aburridos.

Espero a que el profesor termine y cierre el portafolio para acercarme. Ambos nos miramos como si nada hubiera pasado, pero por dentro me estaba muriendo. Tal vez él también.

— El martes me dijo que íbamos a hablar hoy —comencé la conversación fingiendo inocencia para ver su reacción.

— Me habré equivocado. No tengo nada que hablar contigo —sus palabras me desconcertaron, no entendía si estaba fingiendo como yo o si realmente acaba de volverse un idiota.

— Bueno, las palabras no son siempre necesarias para entenderse —mostré una tierna sonrisa y él arqueó su ceja en un gesto muy atractivo— Me dijo todo durante clase.

— Eso no es posible si no te dirigí la palabra.

— Me comía con la mirada —él se alarmó y yo cambié mi expresión a una seria para poder hacer las cosas bien de una vez— Quiero que me apruebe, profesor —bajé el tono de mi voz a uno más sensual mientras avanzaba pasos.

Noté que el señor Kelly estaba nervioso por lo que terminé de acortar la distancia quedando de pie en frente suyo, obligándome a levantar la cabeza por la diferencia de altura. Alcé un poco mi mano para sujetar su corbata a lo que el profesor quiso mirar, pero no quería terminar el contacto visual que le estaba dando.

Evitando que el temblor en mi mano continúe deslicé mis dedos hacia el nudo de la corbata para aflojarla y dejarla caer, por lo que vi el pecho del profesor comenzar a moverse con cierta rapidez gracias a la agitación.

El aire comenzó a sentirse pesado. La tensión acaloraba nuestros cuerpos y me daba la necesidad de querer arrancarme la ropa. Su respiración chocaba con la mía y me tentaba de besarlo, pero primero quería tener todo su consentimiento, ya que continuaba en la duda, o tal vez finge para que lo siga provocando.

Continúo con el juego de no pestañear y desabrocho su camisa sin abrirla para llevar mi mano a su pantalón y rozar mis dedos con el bordillo, causando que el profesor se tensara y mirara inmediatamente lo que hacía.

— Leyla —llamó a mi nombre como intento de advertencia, pero no hice caso y continúe moviendo mis dedos, haciendo fricción con su abdomen.

— Con un seis es suficiente —él me miró y yo alcé mis cejas— No pido más.

El profesor se quedó mudo por unos segundos sin saber cómo decirlo, a lo que suspiró toda la tensión y dejó caer el portafolio al suelo.

— Hazlo.

Un cosquilleo se paseó por mi estómago y el calor en mi cuerpo aumentó al oír esa palabra, pero intenté seguir calmada y le quité el cinturón, dejándolo al lado del portafolio. Sumé mi otra mano para desabrochar su pantalón y lo abrí, enseñando un bóxer bastante ajustado que pudo lucir un bulto considerable a lo que evité mostrar reacción.