18. No es lo mismo

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Es sábado, me encuentro en la sala de mi casa viendo el noticiero y con algo de café. Esta mañana hice ejercicio, así que aproveché para descansar el resto del día.

No había nada nuevo en los noticieros, mencionaban algún que otro robo sucedido en las calles o hacían entrevistas a personas que ni siquiera conozco. Hace rato hablaron del clima, al parecer agosto será puros días de frío.

El timbre de mi casa suena y yo miro la hora. Asumiendo que era Kate por la ropa dejo mi taza de café y voy a abrir, pero me tomó por sorpresa verla tan arreglada.

— Hola, James —dijo con la misma sonrisa dulce de siempre— Esta vez te tengo buenas noticias.

— ¿Qué sucede?

— No es necesario que sigas lavando mi ropa, mi novio me ayudará a comprar una nueva lavadora.

¿Novio?

— Ya veo —respondí intentando procesar qué iba a hacer ahora con mis días. Planeaba invitar a Kate a salir, cegado por las ideas estúpidas de Mia, pero al parecer ese plan fracasó.

— Si te lo preguntas, él no estaba en la ciudad, por eso ahora que llegó me va a ayudar.

— Tiene sentido, me alegra. Iré por tu ropa —ella asintió y yo me dirigí al cuarto de limpieza.

Tomé la ropa de Kate y volví con ella en un segundo, por lo que nuevamente me sonrió y yo la dejé en sus manos.

— ¿Estás vestida así por la llegada de tu novio? —pregunté.

— Sí, fui a recibirlo a la estación de trenes —asentí levemente— Por favor, si te cruzas con mi novio y por alguna casualidad menciona lo de la lavadora no le digas que estuviste lavando mi ropa.

— ¿Crees que se molestará?

— Es bastante celoso.

— No te preocupes, no diré nada.

— Gracias, y también gracias por toda la ayuda —sonreí de lado.

— Por nada, Kate.

— Hasta luego —me despedí y ella se fue a su casa por lo que cerré la puerta.

Fracasé sin siquiera intentarlo.

Dejé salir un suspiro y me dirigí nuevamente a la sala para tomar asiento, así buscar mi celular que estaba escondido entre los almohadones. Al encontrarlo busqué el número de Mia y la llamé, que contestó en un santiamén.

 ¿Qué tal? —preguntó primero.

— Hola, Mia. ¿Crees mala idea salir a beber algo?

¿Beber algo como qué?

— Algo fuerte —oí que ella jadeó de la sorpresa.

¡Ya mismo voy a tu casa y nos vamos de fiesta! —colgó sin más.

Imaginé que a Mia le iba a emocionar saber que yo quería salir a beber, pero tampoco tanto. No soy del tipo de hombre que va a fiestas, de hecho, los lugares con muchas personas me agobian y estresan, por eso siempre prefiero beber algo en mi casa con toda la paz del mundo.

Con mi necesidad de salir en traje a todos lados, me puse un pantalón y una camisa junto con un saco, aunque esta vez hice una excepción y me puse una camisa negra, creo que eso es un avance en mi vestimenta.

En lo que terminaba de arreglarme Mia llegó a mi casa tocando timbre como una desesperada, fui a abrirle y por supuesto estaba sonriendo de la emoción, pero ver mi ropa hizo desaparecer aquella sonrisa.

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