14. Insúlteme, profesor

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

El señor Kelly se quedó mirándome a los ojos en silencio, todavía asombrado de que yo simpatizara con él por su secreto. Sus mejillas estaban algo coloradas, claramente se sonrojó, asumo que sentirse aceptado lo puso nervioso de alguna manera.

Era tierno ver al profesor así, no lo voy a negar.

— Déjeme enseñarle acerca de las caritas que envié por mensaje —rompí el silencio como excusa para quedarme un rato más.

El profesor no contestó, pero yo ya había sacado mi celular y puesto la aplicación de notas.

— Mire, esta carita es como una sonrisa tierna —dije al escribir el ":>"— Luego está este —escribí el ":'("— Los dos puntos siempre representan los ojos, el apóstrofo una lágrima y el paréntesis una boca triste.

El señor Kelly se asomó a ver.

— ¿Entonces está llorando? —evité reírme y asentí— ¿Y qué significan los dos puntos y una p minúscula?

— Es una carita que saca la lengua, mire —lo escribí y le mostré por lo que él asintió levemente al entender.

Este comportamiento es muy adorable en él.

— ¿Y por qué no usas las caritas que traen los teclados? —me miró haciéndome dar cuenta de la cercanía entre ambos.

— ¿Los emojis? —él asintió— Porque estas caritas son más divertidas.

— Ya veo.

Aproveché que tenía el celular en mi mano y miré la hora, estaban por ser la una de la mañana. No quiero irme de la casa del profesor, tengo unas ganas enormes de quedarme a hacer algo con él, aunque claro, será inapropiado coquetearle luego de que me confió su peor secreto.

— ¿Quieres quedarte a dormir? —ofreció de repente, haciendo que casi me desmaye.

— ¿Sólo a eso?

— ¿Quieres hablar de otra cosa? —preguntó inocentemente.

— No hablar.

— Yo estoy muy cansado como para hacer algo más, llevo todo el día trabajando —continuó sin entender a qué me refería, así que sólo suspiré sabiendo que decirlo sería inútil y asentí.

— Está bien, dormiré aquí.

— Te despertaré mañana temprano para que vuelvas a tu casa así no te metes en problemas —dijo levantándose— Ahora te traigo mantas y almohadas.

El profesor se retiró de la sala y subió las escaleras dirigiéndose al segundo piso, lugar que me daba bastante curiosidad. ¿Cómo será su habitación? ¿Su cama será grande?

Ojalá estar en su cama.

Qué pensamientos intrusos tengo.

Luego de un rato el profesor bajó con una manta y una almohada para acomodarlas en el sofá, haciéndome una cama improvisada.

— Si necesitas algo, avísame. Mi habitación es la segunda puerta en el pasillo.

— Claro, gracias —él se despidió y nuevamente se dirigió al segundo piso, pero el sonido de la puerta que parecía ser de su cuarto me hizo sentir un bajón extraño.

Quiero pasar más tiempo con el profesor, pero es evidente que él no, aunque no aparenta evitarme, me trató bien esta noche a comparación de en la escuela, donde siempre me dice que lo mejor es estar alejados.

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