23. ¿Celosa?

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Es claro que no puedo dejarla esperando, así que debo calmar esta ansiedad repentina y recibirla educadamente.

Limpié el sudor de mis manos con mi remera y tomando una gran cantidad de aire que luego suspiré, abrí la puerta.

Ella me miró y mostró la misma sonrisa dulce que enseñó la vez que nos conocimos. Pronto todos los recuerdos de nuestro noviazgo se pasaron por mi mente, y aquellos nervios que conseguí calmar hace rato volvieron.

— Hola, James —dijo sonriente— Pasó mucho tiempo.

— Hola, Abril —respondí no tan sonriente, pero tampoco intentando verme rudo— Es una sorpresa verte aquí, sobre todo tan tarde.

— Sí, lamento molestar a estas horas. Tuve un problema y necesito donde pasar la noche, noté que estaba cerca de tu casa, ¿yo... podría...?

— ¿Quedarte? —asumí que diría y ella asintió apenada.

— No quiero ser una molestia, me iré mañana temprano.

— No te preocupes por eso, mejor piensa en descansar bien. Puedes pasar —ella suspiró del alivio.

— Muchísimas gracias —le cedí el paso y ella entró— Te debo un favor enorme.

— Está bien, tranquila —cerré la puerta— Buscaré unas almohadas y mantas, puedes dormir en el sofá. Ponte cómoda.

Abril me agradeció una vez más y yo me puse a buscar las cosas para hacer la cama improsivada.

No niego que es extraño que Abril se me acerque luego de como terminó nuestra relación, que por supuesto, fue culpa de mis deseos morbosos. Ella se enojó demasiado conmigo, ver que ahora me habla como un amigo y sin rencores me confunde un poco.

— ¿Quieres comer algo? —pregunté al terminar de acomodar las mantas en el sofá.

— No, ¿cómo crees? Ya te molesté lo suficiente con esto.

— Puedo calentar algo de comida que tengo en la nevera, no pasa nada —ella me miró nuevamente apenada y asintió.

Dejé salir una risa y me dirigí a la cocina para comenzar con la preparación de su cena, a lo que Abril se acercó para observar.

— Espero no incomode tenerme aquí luego de todo lo que pasó —comentó tomándome por sorpresa. Creí que no mencionaría eso.

— Yo... opino que quien debería sentirse incómoda en todo caso eres tú —la miré— Cometí un error aquella vez, y tuviste razón en enojarte.

— Ya extrañaba esta modestia —me reí— ¿Cómo te estuvo yendo en la vida? Porque parece que estuvo yendo bien —dijo al echar un vistazo a mi cuerpo.

— Soy profesor de historia en unas cuantas secundarias.

— Controlar adolescentes debe ser difícil —devolvió la mirada a mis ojos.

— Ellos me temen, controlarlos es una tontería.

— ¿De verdad? —preguntó algo asombrada.

— Conseguí generar una reputación aterradora, así que sí. Estoy orgulloso de eso.

Abrí la alacena y coloqué las cosas necesarias en la mesa para servir la comida ya calentada en lo que Abril tomaba asiento, al igual que yo para hacerle compañía.

— Está diez de diez —dijo llevando más comida a su boca y suspiró del placer— Que maravilla —me reí.

— Me alegra que lo disfrutes.

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