3. Viejo de m*erda

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

No sé que hacer con lo que sucedió hoy en la escuela. ¿Debo decirle a mis amigas? ¿Qué dirán de mí? ¿Qué hago con el profesor? ¿Qué hará él conmigo? ¿Querrá hablar del tema? O yo, ¿quiero hablar del tema? Estoy tan confundida y son muchas preguntas, no entiendo cómo sentirme.

Por un segundo, un solo y miserable segundo, sentí que algo iba a pasar. ¿O desabrochó el botón de mi camisa para refrescarme? No tiene sentido.

Cuando volví a mi casa no tardé en calentar una comida que mi papá me había dejado preparada, porque tanto estrés me puso hambrienta. Me quedé recostada en el sofá, cenando temprano y viendo una película algo tonta que daban en la televisión. Estaba relajada y aliviada de que no tendría que estudiar nada, pero el pensamiento de lo que sucedió esta tarde con el profesor Kelly no ayudaba a mi alivio.

¿Él le dirá lo que hice hoy a la directora como mencionó? Si lo hace no voy a dudar en agregar que él correspondió, aunque sería asqueroso de su parte decirlo. Puede quedar entre nosotros y ya.

Los días pasaron normales. Un fin de semana en casa, descansando de la escuela, comiendo un par de porquerías y viendo series o películas en mi computadora. Llegó el lunes y yo estaba quieta, congelada, paralizada, cualquier término que describa estar hecha piedra.

No me atrevía a salir al receso por miedo a cruzarme al profesor Kelly, que da clases en otros salones y suelo cruzármelo de vez en cuando por los pasillos. Mis amigas me veían raro, no es normal de mi parte quedarme en el salón, pero la situación lo ameritaba.

— ¿Estás así por lo del viernes? —preguntó la rubia acercándose a mi mesa de donde no me quería ir— Estudiaste mucho, estoy segura de que vas a aprobar.

Solté un vago suspiro y respondí cortante para no preocuparlas, y menos hablar del tema.

— Estaré bien. Pueden salir ustedes si quieren —miré los garabatos que hice durante el año en mi pupitre.

— Olvídalo, nos quedamos contigo —exclamó Emily acercando una silla de otra mesa para sentarse frente a mí, acción que Ana le copió— ¿Termino de contarles el chisme de la otra vez? Con el estudio de Leyla olvidé decirlo.

— ¿El chisme de Matthew y Sarah? —habló Ana, y ella asintió ansiosa por contarlo— Ay, por Dios, cuéntalo ya. Hoy me los crucé en la entrada y se veían muy enojados.

— ¿Cómo no lo van a estar? Sarah se metió con uno del grupito de Matthew —la rubia se sorprendió— Fueron a festejar lo del partido y se besó con él.

— ¿Hablas en serio? ¿Cómo va a hacer una cosa así?

Cuando se trata de chismes me considero la primera persona en acercar la oreja, pero ahora tengo la cabeza en cualquier lado. Matthew y Sarah son, o bueno, eran, una pareja perfecta y popular en esta escuela por la linda historia que tenían. Su romance parecía sacado de un libro, y hace poco Sarah le metió los cuernos con otro, por eso se veían tan distanciados últimamente.

Ya está volviendo mi interés por el chisme.

— ¿Se acostó con él? —pregunté integrándome en la charla.

— No, solo se besaron. Una chica del B dijo que escuchó la conversación, el amigo de Matthew con el que Sarah se metió era Charles —Ana y yo nos sorprendimos en un instante, ese chico fue amigo de Matthew toda su vida. ¿Cómo va a traicionarlo de esa forma?— Charles dijo que lleva años gustando de Sarah, y dijo que "por fin iba a hacerle lo que tanto le dijo por mensaje" —nuestros ojos se agrandaban cada vez más con tremenda información que Emily nos daba.

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