19. Una segunda oportunidad

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⚠️ Este capítulo puede contener escenas explícitas. Se recomienda discreción ⚠️

Algo hacía presión en mí.

Era pesado, pero a la vez se sentía liviano.

¿Se está moviendo?

Me hace sentir bien.

Creo que está corriendo. No, está saltando.

Algo salta sobre mí, y se siente majestuoso.

Veo una figura, como una mancha negra y borrosa, pero presentía que era Leyla.

Veo su lindo cabello moverse, quiero tocarlo.

¿Por qué se mueve tan rápido?

U-un momento, ¿se está moviendo?

¿M-me está montando?

Siento que algo crece en mí, pero crece tan rápido que va a estallar, no lo puedo seguir conteniendo.

C-carajo, Leyla se mueve demasiado rápido.

Es asombroso, se siente increíble. No quiero que pare, pero no la veo con claridad.

Quiero tocarla, pero mis brazos no se mueven. Sus movimientos son más veloces y bruscos, mi interior se eleva y comienzo a jadear.

De repente estallé.

Siento humedad.

Acerco mi mano y toco, pero desperté, visualizando mi cuarto completamente oscuro.

¿Qué fue eso?

Miro mi mano, pero estaba cubierta con la sábana, aunque de todos modos entendí que la tenía metida en mi ropa interior.

Mi ropa interior estaba... sucia. Me había corrido mientras soñaba, aunque ahora no recuerdo el sueño.

Esta no era la forma en la que esperaba que se baje mi erección de anoche.

[...]

Luego de aquella... situación, me limpié, cambié y volví a dormir. La mañana siguiente no fue nada especial, yo bebiendo café y organizando unas cosas del trabajo para el lunes.

Estuve pensando en un plan para hablar con Leyla. No le diré que ella me gusta, le pediré una segunda oportunidad y le diré que intentaré hacer las cosas bien. Debo hacerla entender que no la rechacé por ser alguien malo, si fuera por mí estaría todo el día con Leyla y tratándola como una reina, pero nuestra diferencia de edad me incomoda.

Desde ahora intentaré pensar menos en eso y me concentraré en darle atención a Leyla. El problema es que cuando hablamos de este tema su manera de saltar enojada y comenzar a faltar el respeto me molesta y siempre termina en una discusión. Voy a evitar que suceda eso, o al menos lo voy a intentar.

Estaba sentado en el sofá de mi sala. Mi celular se encontraba apagado y frente a mí, sobre la mesa baja, mientras lo miro con intensidad como si se fuera a encender por mi mirada. Intento tomar el coraje para usarlo y hablarle a Leyla, pero mi corazón late tan rápido que el ruido de los latidos me aturde y empeora mis nervios.

Exhalo una gran cantidad de aire y la dejo salir por mi boca, soltando un enorme suspiro para tranquilizarme. Tomo el teléfono y lo enciendo, busco el chat de Leyla y le escribo.

Estoy tan alterado que ni siquiera le dije "buenas tardes". Me volví un loco.

James Kelly:
Leyla, ¿puedes venir a mi casa ahora?
19:43 pm

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