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—Me dijiste que me llamarías en diez minutos y ha pasado una hora —me riñe David al otro lado de la llamada—. Tuve que llamarte yo.

Aún estoy procesando lo que había ocurrido.

Hades me besó.

Yo me enfadé.

Luego le besé.

Quería seguir.

Él me dejó sola.

—Estoy hablando contigo —insiste—. ¿Qué ocurre? ¿Por qué no me respondes?

—He dado mi primer beso —digo sin creerlo.

—¡A Caín! —indaga—. ¿Cómo, en qué momento? Ya era hora hija mía. Pensé que te saldrían las alas.

Se supone que fue un beso de aprendizaje, pero para mí fue besar a la persona que mi corazón amaría toda una vida. Me fijé en Hades cuando era una niña y después de tanto tiempo sigue siendo Hades, supongo que hay cosas que no se pueden superar y por más que lo oculte siempre salen a la luz.

—No.

—¿No qué? Joder, Rahel tienes que ser más clara, verbaliza mujer.

—Hades... él. Me besó y luego yo... devolví su beso, estoy montando toda una película en mi cabeza, simplemente lo hizo para enseñarme, pero yo lo sentí tan real, que me duele el pecho. 

—Claro que fue real, es un beso con el amor de tu vida y aunque lo niegues ahora te toca verle todos los días.

—Se supone que tengo que seducir a Caín y eso es lo que voy a hacer, no más distracción, no más pensar en Hades. Hades es mi hermano.

—Hades es tu hermanastro son cosas muy diferentes y tengo que recordarte que es él quien te ayuda con las clases de seducción.

—No necesito que me enseñe nada más —me aclaro la garganta—. Yo solita puedo hacerlo.

—Esto te va a quedar demasiado grande.

—Puedo con esto y más.

—Amiga date cuenta, estás enamorada de Hades desde que tenías diez años, eso no va a cambiar, niégalo las veces que quieras, ten cuidado no explotes un día. 

—Era una niña, estaba confundida. COSAS DE LA EDAD.

—Ahora eres una mujer y lo tienes que ver a diario —se burla—. ¿Dime qué no sientes nada en tu interior cada que lo ves?

—Vete a la mierda, David.

Pongo fin a lo que podía ser una llamada de horas. Decido dormir la mañana, ya que la noche fue bastante intensa.

—¿Cómo te sientes? —beso su mejilla y me acomodo a su lado.

—Tengo náuseas, pero supongo que sea normal —me dice—. Estoy mejor de ánimos ahora que decidí continuar con el embarazo.

—¿Me vas a decir la verdad a mí?

—¿Qué verdad?

—Yo no me creo esa historia.

—No te voy a involucrar en mi mentira.

—Soy tu hermana, puedes contar conmigo.

—Soy tu hermana, tienes razón —brama—. Pero también noto la conexión tan intensa que tienes con Hades, créeme no quieres estar en el medio y no te voy a obligar a mentirle. No a él.

—Ni padre, ni Hades se creyeron tu historia, desde ya te aviso de que te harán creer que sí, pero de brazos cruzados no se van a quedar.

—Mi bebé y yo vamos a estar bien —susurra—. Te tengo a ti.

Deseo Impuro ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora