Deseo Impuro ✓

11

Narrador Omnisciente.

—¿Ahora que haremos? —Anastasia lo mira con lágrimas en los ojos e intenta tragar con el nudo que tiene formado en su garganta.

—Soy el padre de ese niño y prometo que me haré cargo de ello —dice para calmarla, pero en realidad le importa un comino—. Solo necesito un poco de tiempo antes de contarle a tu hermano.

—Tiempo es lo que no tenemos.

—Confía en mí y en nuestro amor —otra mentira que sale de su boca—. Juntos saldremos de esto.

Se le acerca para abrazarla.

—¿Me amas? —pregunta con el corazón acelerado.

—Claro que te amo, eres mi pequeña.

Anastasia le cree todas y cada uno de sus palabras. Se siente segura entre sus brazos, cierra los ojos en busca de calma, cuando lo único que es seguro es que se acerca una tormenta.

Se despiden y ambos se alejan de su escondite. Anastasia vuelve a casa sin saber que todo forma parte de un plan macabro en dónde el padre de su criatura busca venganza contra su propia familia. Ya que cuando era un niño vio como el señor Morello violaba y menospreciaba a su madre por ser una simple sirvienta.

Simple sirvienta, eso pensaban todos hasta que el mismo señor Morello descubrió que era la amante de un hombre poderoso. Trabajaba para él con el único fin de infiltrarse y sacar información de sus negocios. Abusó de ella para darle inicio a una guerra inevitable. Cómo escarmiento.

Por tanto, ahora Anastasia había caído, el plan iba de maravilla y la compleja situación se saldrían de control en un abrir y cerrar de ojos. Las cabezas van a rodar.

Porque está traición implicaba a Hades directamente, y este chico no sabe cruzarse de brazos.

—Anastasia se lo creyó —le confiesa a su mano derecha.

—Perfecto —lo felicita—. ¿Cuál es el segundo paso?

—Destruir a los Morello, hacerle pensar que los Salvatore son los culpables y que se maten entre ellos.

—Te recuerdo que llevas su sangre.

—Soy un bastardo, que no fueron capaz de reconocer —sisea entre diente—. Mi madre lo entregó todo por amor y ellos la dejaron morir en boca del lobo. Ambas familias tendrán su merecido y yo no pienso ensuciar mis manos.

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Rahel:

Uno.

Dos.

Tres.

—¿Qué carajos acabas de hacer? —mi madre entra perdiendo los estribos—. Por eso no querías que viniera.

—No quería que vinieras porque no hace falta, nos estamos encargando del problema. Anastasia ya dijo que tendrá a su bebé y yo estoy cerca de Hades por si vienen a por él.

—El embarazo de Anastasia será interrumpido lo antes posible y no pienso discutir sobre ello.

—No puedes tomar esa decisión.

—Eso ya lo veremos, querida —brama—. Hades cuenta con hombres para resguardarlo. Se acabaron tus clases, envuelve a Caín y mantente alejada de tu hermano, hasta que se te pase el dichoso capricho.

—No es mi hermano, y no es un capricho, mamá.

—Rahel, no daremos un escándalo de tal magnitud. Se hace lo que digo y punto.