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—A mi despacho los dos.

Hades y yo seguimos a padre sin decir palabra alguna, entramos y tomamos asiento mientras él cerraba la puerta dirigiéndose a nosotros con mucha seriedad.

—¿Ocurre algo? —indaga Hades y yo comienzo a mover mi pie bajo la mesa.

—Necesito que visiten a Nicolás. Llevo días intentando contactar con él y se me hace imposible. Temo lo peor.

Nicolás es el científico que trabaja en nuestro laboratorio clandestino. En medio de una isla, apartada de la civilización. Haciendo pruebas de una nueva droga que pronto saldrá al mercado y será la competencia de la familia Salvatore.

—El helicóptero está esperando por ustedes —habla nuevamente—. Tomen lo necesario y partan rumbo lo antes posible.

—Así será padre.

—Por cierto Rahel, supe que tuviste tu primer encuentro con Caín —indaga—. ¿Cómo te fue?

—Sigo esperando su llamada, creo que no capte su atención.

—Dale tiempo, hermanita —Hades pone su mano en mi hombro—. Con un poco de práctica lo tendrás comiendo en la palma de tu mano.

—Eso espero, Hades —pronuncio su nombre lentamente, ya que me acaba de llamar hermana y sabe que lo odio.

En cuanto recogimos lo necesario, salimos en busca del helicóptero que nos llevaría hasta nuestro destino. Hades iba sumergido en sus pensamientos mientras yo decidí dormir todo el trayecto.

—Despierta —la voz de Hades hace que abra los ojos de a poco—. Hemos llegado.

Al instante noto que el clima es un desastre, está lloviendo con mucha fuerza y probablemente se trate de una tormenta.

—Estoy seguro de que caería una bomba junto a ti y no la sentirías.

—Tengo el sueño profundo.

—Me di cuenta.

El agua nos empapa en cuanto corremos hasta la diminuta cabaña de madera.

—Pasaremos la noche aquí —me informa Hades—. En la mañana salimos rumbo al laboratorio. Pondré al tanto a padre.

Me entrega la llave y se aleja con el teléfono pegado a la oreja. Cómo lo había imaginado el lugar es bastante pequeño, la cocina parece de juguete, cuenta con una sola cama en la misma habitación y una puerta que supongo que se trate del cuarto de baño.

Una sola cama.

—Estrategia —Hades se coloca a mi espalda—. Una cabaña elegante llamaría la atención, se supone que es una isla donde se viene a acampar en la naturaleza.

—La cama es pequeña, pero sin movernos en toda la noche puede que resista.

—¿Dormiremos juntos? —arruga la frente sin motivo alguno.

—¿Cuál es el problema? —cruzo mis brazos—. Te prometo que soy una persona tranquila.

Ladea la cabeza y se pasa la mano por el rostro.

—Ese es el problema, que yo no.

—Eres complicado, Hades Morello.

—Y tú no te enteras de nada, Rahel —se burla—. Con esa inocencia no llegarás lejos con Caín.

—Tengo el presentimiento que cada que me dices algo viene con segundas.

—Es que sí —rueda los ojos en lo que camina revisando los cajones de la cocina—. Viene con segundas.

Deseo Impuro ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora