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Faltan dos días para mi boda con Caín, aún sigo sin creerlo, cada paso que doy me encuentro más cerca del altar. Fer me había ayudado con el vestido de novia y con la lista de invitados. Dejando a un lado que nuestra boda era falsa, está unión servía para crear nuevas alianzas entre los clanes que seguían a nuestras respectivas familias.

Una alianza poderosa que nos pondría en la cima a ambas partes. 

Para nadie es un secreto que la familia Salvatore nos iguala en poder y riquezas. Y si de enemigos se trata —palabras de padre, yo no creo que sea así—, es mejor tenerlos cerca.

En mi pecho crecía un nuevo sentimiento hacia Caín, estoy enamorada de Hades, pero en estos últimos días he aprendido a querer a Caín de una manera diferente, y espero con todas mis fuerzas no equivocarme.

Mi teléfono notifica en medio del silencio de la noche.

Caín: Espero que duermas muy bien, estoy contando los días para volver a verte.

También espero dormir bien, pero llevo noches que no logro pegar ojo y cuando llegue mi boda voy a parecer un oso panda.

Decido ignorar su mensaje y cubrirme con una bata para ir hasta la cocina por un poco de agua. Tengo la garganta seca y quizás me encuentro alguna pastilla que me ayude a pasar esta noche.

Estoy ansiosa.

—La última y nos vamos a dormir —escucho la voz de Marcos en cuanto pongo un pie en la cocina.

—Te puedes ir, yo seguiré tomando hasta que me olvide de su nombre.

—Espero no ser esa persona que quieres olvidar —suelto y ambos me miran.

—¿Por qué sigues aquí, Rahel? —Hades me señala con su dedo—. Deberías irte con tu prometido.

—Vivo aquí.

—Yo no quiero verte.

—Cierra los ojos un momento —digo—. Voy a tomar agua y luego me iré a mi habitación, no tendrás que verme.

—No me da la gana.

No le respondo en lo que busco el agua que calma mi sed.

—Te ha crecido el culo —dice de repente. Marcos contiene las ganas de reír y yo me volteo hacia Hades, que está completamente borracho.

—Eres un imbécil —le fulmino con la mirada.

Aunque en el fondo contento las ganas de reírme, me está mirando con descaro y lo veo pasar su lengua para humedecer sus labios.

—Sooooy un imbécil que te aaa...

—Amigoooo —Marcos en segundos está a su lado interrumpiendo sus palabras—. Será mejor que no tomes más.

Intenta quitarle la botella, pero este lo esquiva derramando todo el líquido sobre su ropa y caen al suelo en medio del forcejeo, Hades arrastra a su amigo.

—Te aconsejo que lo metas a la cama ya —les paso por al lado cuando están en la difícil tarea de levantarse sin perder el equilibrio.

Marcos se encuentra más claro que Hades. Por suerte uno de los dos mantiene la cordura.

—Aquí naaaadie —Hades arrastra sus palabras—. Va a meterme a la cama, al menos que sea para...

Comienza a subir y bajar sus cejas repetidamente.

—No iba con segundas, Hades —ruedo los ojos y me regreso a mi habitación.

Cuando vuelvo a mirar el reloj son las dos de la madrugada y sigo sin pegar ojo, no he dejado de pensar en Hades. Mi boda me preocupa, pero perderlo a él, preocupa el doble.

Deseo Impuro ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora