Mar sentía que le estaban golpeando la cabeza contra algo, pero lo que cargaba era un dolor gigante por todo el alcohol ingerido. Abrió los ojos de a poco y observó bien donde estaba, era una de las habitaciones de la casita en Rincón donde el equipo pasaba rato. Se tocó la cabeza sentándose, le iba a explotar.
Miró alrededor de nuevo y no vió a nadie, se levantó con cuidado y caminó al baño con un ojo cerrado, en verdad le dolía la cabeza. Llenó la tina, se quitó su ropa e ingresó a ella. Se hundió unos segundos y luego salió. Comenzó a recordar un poco, aquellas imagines de Victoria besando a la pelirroja se reproducían en su cabeza como una película. Sin darse cuenta ya había comenzado a llorar.
— Tas' bien? — preguntó la rubia entrando de repente y Mar se sobresaltó.
— Me asustaste... — susurró con la voz un poco ronca y se abrazó a ella misma para que la otra no viese nada.
— Lo siento, no te vi en la cama y me asusté, polqué' lloras? — preguntó seria, era extraño pues nunca era así con Mar.
— Me duele mucho la cabeza.
— ¿Qué bebiste? ¿Te dieron algo?... Estabas... muy mal.
— No, yo.. bebí un par de tragos — se encogió y desvió la mirada.
— Mh.. recueldas' algo? — Mar negó, Victoria no sabía si comentarle lo que había pasado. Se quedó unos segundos callada y suspiró, no lo haría. Dejaría que Mar fuese la que le dijera de nuevo aquello.
— Salgo en un rato, me duele mucho la cabeza
— Sí, pa' que vengas a desayunal' — insistió y se dio la vuelta para dejarle sola ahí en el baño.
Mar suspiró y se quedó meditando un rato, aún sintiendo ese gran dolor de cabeza. Bajó unos minutos después, usaba un hoodie y un biker que le hacía resaltar el culo. Victoria la observó, de primera antes que todos. Comenzaron a hablar, preocupados le preguntaban cómo llegó a ese estado y Mar sólo respondió con que quería probar. Mentía. Victoria la conocía de pies a cabeza.
— Polqué' llorabas? Te gusta Victoria? — bromeó Mariana recordando lo de la noche anterior.
Mar sintió cómo si un balde de agua fría le cayera encima, se puso pálida.
— Qu- qué? — preguntó nerviosa y se tambaleó un poco.
— Sí, lloraste y le dijiste que polqué' besaba a otras — se rió pero al momento de voltear a ver a su amiga se le borró la sonrisa pues la veía seria y Mauro también.
— No, yo... no recuerdo... estaba muy borracha, seguro hablaba de la serie que veo — se rió nerviosa. Sentía la mirada de Victoria encima y sabía que se daba cuenta que mentía. El corazón parecía que iba a salirse de su puesto.
— Alissa ve muchas series de drama adolescente — la salvó Miko, pero continuaba seria, ¿qué le pasaba?
Mar sonrió un poco y asintió, apenas probó su desayuno y luego desapareció de la cocina volviendo a la habitación. Ahí permaneció horas hasta que Victoria entró.
La morena le miró y le sonrió.
— Te sientes mejol'? — preguntó la rubia y la otra asintió. — Quiero... hablal' contigo. — la sonrisa de Mar se fue apagando poco a poco.
— Dime
— Te conozco más que a mi misma Mar, pero no sé cómo no me di cuenta antes de que te gustaba. — soltó de golpe. La morena perdió el color. — Lo nuestro no puede sel' y lo sabes... no quisiera peldel' nuestra amistad. — excusas. Victoria también sentía cosas por su mejor amiga.
Pero tenía miedo. Miedo de perder la bonita amistad que tenían de años. Miedo de hacerle daño, porque sabía lo torpe que podía llegar a ser en una relación. También tenía miedo de ella salir lastimada, aunque en manos de Mar estaba segura que eso no pasaría.
— No pasa nada. — Mar habló como pudo e intentó regalarle una sonrisa, pero salió más una mueca. — Pronto se me pasará, nuestra amistad no cambiará. — susurró ahora y la abrazó.
Victoria le siguió el abrazo y así permanecieron unos segundos hasta separarse.
Aunque Mar le regalaba sonrisas, quería llorar por dentro. Se estaba conteniendo. Prácticamente la había botado de home run, bateada totalmente. No sabía cómo iba a vivir ahora que Victoria sabía que gustaba de ella.