Una cálida mano se ajustaba a la cintura de Mar, haciendo un poco de presión para ajustarla ahora al cuerpo detrás de ella quedando en la posición de cucharita, la misma mano subió por dentro de su pijama hasta ahuecar uno de sus pechos y apretarlos suavemente.
La morena jadeó.
Aquello la hizo tomar conciencia.
Victoria había tomado la costumbre de hacer eso casi todas las mañanas, pero a Mar no le disgustaba para nada, incluso podía decir que era una buena manera de despertar.
La rubia se puso a jugar con el pezón, dejándole a su vez pequeños besos en el hombro descubierto.
— Tas' despielta'? — preguntó con su típica voz ronca de la mañana.
— Mh... — balbuceó mientras se movía suavemente contra ella.
— Bout' last night... perdón mami — soltó de golpe.
Se disculpaba por la pequeña discusión de la noche anterior, y es que se habían dormido sin siquiera dirigirse una sola palabra.
— Los celos me ganaron, y sé que no has estado con alguien más — continuó. — no debí tratarte así
Mar escuchaba atenta, abrió sus ojos ahora, despertando mejor.
Si había algo que le gustaba de Victoria era lo llevadera en cuanto a aceptar sus errores, claro que algunas veces se pasaba de orgullosa, pero la mayoría del tiempo todo llegaba a solucionarse.
— No pasa nada, está bien — susurró la morena mientras le acariciaba el brazo tatuado que jugaba con su pecho.
Se rió de repente al caer en cuenta.
Parecía una bebé buscando teta.
— ¿De que te ríes? — preguntó la rubia curiosa mientras la apretujaba más a hacía ella y apretaba más su pecho también.
Mar gimió por aquello.
— U look like a baby buscando su comida — agregó entre pequeñas risas.
— Ooh, en ese caso creo que jugar con la comida es malo y debería alimentarme ya. — su voz ahora tenía una pizca de picardía.
Rápidamente, en cuestión de milisegundos, se encontraba encima de Mar.
La conexión en sus ojos se hizo presente, sin dejar de verla, Victoria alzó la blusa de pijama y juntó sus pechos con sus manos para comenzar a darle pequeños besos y lamidas.
La morena cerró sus ojos, sentía como el cálido aliento de su novia le pegaba en sus pezones una vez se separaba de lamer.
— Puñeta, como amo tus tetas — susurró sobre estas, para luego morder suavemente. — a veces no podía disimular el verte desnuda en la habitación cuando hacíamos pijamadas — mordió ahora un pezón.
La piel de Mar estaba de gallina por cada mordizquito que le daba, abrió sus ojos de nuevo para encontrarse con los azules de Victoria quien tenía una sonrisa en su rostro ahora mientras mordía su labio.
Pícara.
Con su cara de recién levantada, sus ojitos hinchados y el cabello desordenado.
— Eres una acosadora, te aprovechabas de la situación — acusó haciéndose la molesta, pero se le escapaba una leve sonrisita
Victoria soltó una carcajada mientras le apretaba los pechos y luego los pezones con los pulgares.
Mar volvió a gemir.
— Como si tú no hubieses aprovechado cada oportunidad mami — dijo risueña y le plantó un beso.
Mientras la besaba amasaba sus pechos como si de una masa flexible se tratase, pero con cuidado a su vez.