12.

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— Seremos famosas, ya verás — decía la castaña acostada en las piernas de su mejor amiga mientras descansaban en el receso.

— Tú lo serás, a mi no me van los flashes — rió

— Pero estarás conmigo, no quiero que te alejes nunca

— No lo haré Victoria — confirmó la pelinegra

La castaña sonrió.

(...)

Mar veía a su mejor amiga en tarima, se encontraban en Miami en uno de sus shows por USA. Ahora aparte de ser la encargada de los diseños para sus singles, se había convertido en su asistente personal y asesora de imagen.

Victoria no confiaba en nadie más que no fuese ella. Habían trabajado ambas muy duro para llegar a donde estaban, no le confiaba sus cosas a cualquiera, ni siquiera a Mariana con la que se llevaba tan bien.

Los últimos meses habían sido complicados, habían tenido altos y bajos en cuanto a su relación amistosa, si bien Mar había aprendido a ocultar muy bien sus sentimientos, algunas veces aún reaccionaba mal, lo que llevaba a Victoria a recordarle una y otra vez que lo de ellas no podía ser.

A pesar de que Mar le había dicho a su madre que lucharía por ella, estaba cansada y dolida del trato que Victoria le daba cuando se trataba de eso, estuvo pensando mucho tiempo en comenzar a hacer su vida sin Victoria en ella, y era lo que haría de ahora en adelante.

— Mera, estuvo cabrón — felicitaba Mariana al momento de que la rubia volvía al camerino luego del show.

Miko sonrió.

— Había mucha euforia, me la estaban dando toda — dijo sonriente y tomó la botella de agua que le pasaba su mejor amiga. — Gracias — murmuró para darle un gran sorbo.

Mar solo le sonrió en respuesta.

Hacer su vida sin ella, no significaba tratarla mal. Todo seguiría igual, a fin de cuentas seguirían siendo mejores amigas por mucho que a Mar le doliera. Cumplía su promesa de que nunca iba a dejarla sola.
Y a fin de cuentas, seguía amándola.

(...)

Toc toc

La morena tocaba la puerta de la habitación de hotel de Victoria. Tuvo que esperar unos segundos para que luego abriera una pelirroja, la otra quedó tiesa.

— Ah.. m, ¿Miko? — preguntó trabándose.

Rápidamente Victoria apareció.

— Mar — murmuró un tanto nerviosa e intentó decir algo más pero fue interrumpida.

— No voy a molestarte mucho — tragó saliva intentando disimular lo cristalino de sus ojos. — ¿Me prestas tu eyeliner? — preguntó un tanto cabizbaja

— Claro, ya vuelvo — susurró y le dió una mirada a la otra chica para que se fuera, cosa que hizo de inmediato un tanto fastidiada.

Mar apretó los labios viéndola irse.

— Toma — apareció nuevamente estirándole el lápiz de ojos.

— Gracias — dijo en un susurro mientras la miraba nuevamente.

— ¿A dónde vas?

— Tengo una cita. — respondió rápidamente.

A Victoria parece que la hubiesen espantado, de un momento a otro se puso pálida y seria. Mordió su mejilla por dentro, evitando decir algo o indagar mucho más. Sería egoísta de su parte impedir de alguna forma que fuese, solo porque le causaba celos.

Muy egoísta y cara dura a decir verdad, más cuando la había encontrado con una chica en su habitación de hotel.

— Ten cuidado

— No pasará nada, ¿te dejo un mensaje al llegar?

Victoria asintió sin más y se dedicó a cerrarle la puerta en la cara. Mar parpadeó un par de veces y evitó llorar.

Volvió a su habitación para terminar de arreglarse y una vez estuvo lista salió para encontrarse con la chica que había quedado.

Aunque vamos, ni siquiera era una cita... bueno, no de esas. Solo era una vieja amiga que hace tiempo no veía y quiso aprovechar la oportunidad.

Destino. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora