41.

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Mar se movió un poco incómoda en el sofá de la sala, abrió sus ojos de a poco encontrándose con una Victoria dormida y desnuda a su lado, solo las cubría una fina sábana.

Y claro, Mar también estaba desnuda.

Se sentía un poco exhausta, y como no, habían dormido juntas en el mismo sofá donde follaron la noche anterior. Mordió su labio recordando, estrenaron la ducha, la habitación, cocina y terminaron en el sofá.

Continuó observando a Victoria dormir, tenía un brazo por encima de su cabeza y la boca levemente abierta.

Se acercó a darle un pequeño beso en el pecho desnudo para luego cubrirla mejor y levantarse del sofá, lo sedienta y hambrienta que la había dejado el gran maratón de anoche.. ni hablar de lo cansada.

Subió a colocarse algún hoodie y panties, para luego bajar y dirigirse a la cocina a hacer el desayuno mientras su novia despertaba.

(...)

— Mami — murmuró con voz ronca entrando a la cocina enrollada en la sábana.

Mar se giró a verle.

— Hola flaca — sonrió mientras decoraba las panquecas (pancakes, panqueques) — despiertas justo a tiempo

Victoria talló sus ojos hinchados y se sentó para comer en el mesón.

— Hiciste café? — preguntó adormilada aún

— Solo para ti, sabes que no me gusta — dijo sirviéndole una taza

— Ven, dame un beso — pidió como niña chiquita mientras la jalaba por el hoodie hacia ella.

Mar soltó una risita y la rodeó con los brazos por el cuello para luego dejarle un beso en los labios.

— Me provocas de desayuno, almuerzo y cena — susurró sobre sus labios.

— ¿No te bastó con el maratón de anoche? — mordió su labio al sentir como le presionaba con los dedos en la cadera

— Soy insaciable cuando se trata de ti. — habló para después dejar besos por su barbilla y mandíbula

La morena cerró los ojos.

No podía describir lo feliz que se sentía en esos momentos, recibiendo todo el amor de Victoria, siendo felices ahora en su propio hogar.

Había sufrido tanto tiempo por esto, y ya era una realidad.

El sonido del timbre la hizo volver en sí.

— Eh... ¿quién será? — preguntó mar curiosa mirando a su novia.

— Ni idea pero ve tú, mira como estoy yo — se rió

Al menos el hoodie que tenía Mar le cubría más abajo del culo, era gigante.

La morena le dejó un pico para luego separarse de ella e ir a ver quien tocaba a su puerta.

— ¡Eres tú! — chilló Lola feliz.

Mar se quedó algo tiesa.

¿Lola vivía ahí?

— Me habían dicho que había inquilinas nuevas, no estuve aquí para saber que eras tú... y supongo que Miko, no? — preguntó con cierto recelo.

A la morena no le salía palabra, Lola viajaba por el mundo por cuestiones de su academia y vino a parar a vivir al mismo edificio que ellas? Qué onda con el destino.

— Oh... sí nos hemos mudado por acá, decidimos ya tener un poco más de privacidad. — sonrió un poco

— Oye, ha pasado algo con tus redes y número? Te estuve intentando contactar y no me apareces por ningún lado. — hizo un pequeño puchero.

Mar no sabía que responderle ahora tampoco, había recordado la última vez que se encontraron y Victoria peleó con ella por su culpa, le había bloqueado de todos lados.

— No tengo celular por ahora. — mintió rápidamente.

Lola la observó con sus ojos levemente a entre cerrados.

A mar la parecía curioso no tener alguna disculpa de lo de la última vez, aunque tampoco la esperaba, seguro ni se acordaba por la borrachera que cargaba ese día.

— Bien, les he traído un pie de manzana — extendió un refractario con el postre.

Mar lo tomó amablemente.

— Disfrútenlo, pronto paso por aquí para tomarnos unas copitas o algo — sonrió despidiéndose con la mano y dejando luego a mar sola en la puerta.

Qué mierda?...

Ella entró a su casa mientras procesaba lo que había sucedido y cerrando su puerta detrás, Miko la observó con el ceño fruncido una vez llegó a la cocina.

— Qué es eso? — murmuró con la boca llena mientras miraba el refractario.

— Pie de manzana — la miró. — lo ha traído la vecina...

Victoria alzó las cejas.

— Es Lola. — soltó de una vez.

La rubia ya se atragantaba con su desayuno, tuvo que tomar un sorbo de café para poder pasarlo.

— Vive aquí? — preguntó con cierto fastidio —

Mar asintió.

— Solo espero que tú no le hayas escrito. — bufó tomando otro sorbo.

— Le he bloqueado desde que peleamos por su culpa. — confesó dejando el postre en la mesa. — tuve que inventarle que no tenía celular cuando me preguntó ahora.

— Y por qué no le dijiste la verdad? — alzó una ceja.

— Se hubiese disculpado antes, seguro ni lo recuerda por lo borracha que estaba... — apretó sus labios.

— Seguro sí recuerda como chingaron.

Ahí estaba Victoria de nuevo molesta por algo que sucedió hace tiempo y que a Mar ni siquiera le gustaría repetir.

— Ya basta, no? No me hagas sacarte en cara cuantas recordarán como chingaron contigo también. — murmuró algo molesta

La rubia no dijo nada.

Aventó un poco los cubiertos al plato y se levantó de la silla.

— Se me ha quitado el hambre.

Fue lo único que dijo para luego ajustar la sábana que la cubría y salir de la cocina.

Mar comenzó a morder su mejilla por dentro, estresada por la situación.

Lanzó un suspiro tembloroso y se dispuso a guardar el pie en la nevera, luego a acomodar los platos del desayuno de su novia.

La casualidad de que Lola llegara hasta ahí era muy grande, pero tampoco era su culpa.

Nunca se había arrepentido de tomar una decisión como ahora, se arrepentía demasiado de haberse follado a Lola.

Y al parecer Miko nunca lo olvidaría.

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