52.

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— ¡Hola! — decía Mar entusiasmada mientras corría a los brazos de su novia para abrazarla.

Finalmente el lunes había llegado y el vuelo de la morena salió temprano hacia Los Ángeles, llegando en pocas horas.

— Puñeta no sabe' cuánto te extrañé — mencionó Victoria mientras la abrazaba y pegaba a su cuerpo.

Cualquiera diría que exageraba, pero siempre habían permanecido juntas, desde pequeñas. No imaginaba una vida sin Mar, incluso si no se hubiesen hecho novias estarían tan pegadas como siempre.

— Ay, yo a ti chula

Victoria sonrió, amaba cuando se le salía esa pequeña parte de Puerto Rico.

— Pero bésame, que he extrañao' tus besos de una manera descomunal

La morena la analizó, embobada por su belleza. Se acercó de poquito hasta juntar sus labios en un lindo beso, definitivamente amaba los labios de Victoria.

— I missed you my girl — susurró la rubia sobre sus labios.

(...)

— ¡No te creo! — Will abrió sus ojos al escuchar la historia de Mar.

Le estaba contando sobre el roce con Lisa.

Y sí, delante de Victoria.

— Te lo juro, quería agarrarla por las greñas — suspiró — pero me contuve, no quería crear un escándalo pero la próxima no se salva

— La próxima no harás na' — rodó los ojos Victoria — No vas a dañarte tus manitas

Los presentes en el lugar rieron.

— Los extrañaba, deberían ir a Puerto Rico alguna vez — invitó la morena a sus amigos

— Prometemos ir, de verdad. A Omar le darán vacaciones el próximo mes entonces podríamos cuadrar.

— Los esperamos, hay muchas cosas divertidas que hacer en pr — sonrió la rubia, si alguien conocía su isla mejor que nadie era ella.

— Ay te quiero willyyyyyy — dijo mar mientras le daba un abrazo a su amigo.

— Yo a ti nena — sonrió con ternura mientras le devolvía el abrazo.

— Lamento arruinar el momento pero, debo ir al estudio, vienes conmigo? — preguntó miko mientras se levantaba del sofá

Mar asintió energética.

— Síiii quiero ver a los muchachos — dió pequeños saltitos.

La pareja comenzó a despedirse de sus amigos, Mar estaba feliz de volverlos a ver, siempre era agradable pasar un rato con ellos, además de que estarían un buen tiempo en Los Ángeles y podría verlos más seguido.

— Hay algo que hayas omitido en la historia que contaste? — preguntó Victoria calmada mientras colocaba su cinturón y esperaba que la camioneta de adelante con sus guardaespaldas comenzara a andar.

— ¿Mmh?... No — dijo la morena despreocupada mientras la miraba con el ceño fruncido.

Victoria estaba muriendo de celos en ese momento (y desde que se enteró), más sin embargo no quería crear una escena de celos y terminar peleando, solo quería hablarlo.

— ¿Qué hay de esto? — preguntó una vez buscó un par de fotos, era ágil con las manos.

Mar miró su celular y eran fotos de ella y Lola mientras conversaban en la feria.

— Oh, eso — rió un poco — solo me ayudó con el desastre que hizo tú amiga Lisa. — dijo tranquila, en realidad lo había pasado nada.

Victoria asintió

—¿Solo eso?

— También me pidió perdón por lo que sucedió la vez en el baño y me confesó que le gustaba Lisa — se encogió —

La rubia abrió los ojos y alzó las cejas en manera de asombro.

— ¿Que le gusta Lisa? — frunció el ceño ahora, estaba sorprendida con aquel chisme —

— Sí — la miró — ¿te molesta también?

Carcajeó.

— No seas boba, me da igual quien esté enamorao' de Lisa — dijo sin importancia y comenzó a conducir.

A Mar se le revolvió un poco el estómago por tan despreocupada acción, ellas salían todo el tiempo antes y que la tratara como si no valiese nada era algo feo de ver.

Se preguntaba si alguna vez iba a ser así con ella, conocía toda su mala reputación.

— Bueno, solo eso sucedió — finalizó, pero un sentimiento de curiosidad la invadió. — ¿Quién te envió esas fotos? — preguntó

Victoria se tensó un poco y mordió su labio.

— La misma Lisa. — confesó.

El estómago de Mar se revolvió aún más.

— Ah, es que sigues hablando con ella... — rió sin gracia y se recostó en el asiento mirando a la ventana.

— Solo me envió las fotos.

— ¿Y seguras esas fueron las únicas que te envió? — la miró de nuevo, desafiante esta vez.

La rubia suspiró, no podía ocultarle aquello, de alguna u otra manera iba a terminarse enterando.

— Y una foto del tatuaje en su culo que le hice cuando comencé a tatuar.

— No quiero saber más.

Mar volvió a mirar por la ventana, mientras que en el auto las acompañaba un silencio incómodo. Le daba curiosidad saber qué le había tatuado, y que también había sido en una nalga.

Suspiró frustrada, algo dolida, pues no creía que al primer descuido o momento sola Victoria sería capaz de escribirle a la otra.

Aunque cabía la duda de que no hubiese sido ella la que le escribió, pero tampoco tenía que responderle después de todo.

Destino. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora