37.

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Los Ángeles.

Parte del equipo se encontraba en el estudio tal cual como tenían planeado al llegar a LA. Habían algunos productores más mientras intentaban hacer que varias canciones le agradaran a Victoria pero simplemente no lo conseguían.

No le gustaba ninguna, estaba frustrada.

— Acho es que no, no me convence — dijo con cierto fastidio. — al menos no ahora.

— No tenemos más opciones, necesitamos sacar al menos un sencillo para el próximo mes, Miko. — presionó uno de ellos.

Mauro la miró, sabía que no le gustaba aquello, odiaba trabajar bajo presión o sacar algo solo porque sí.

— Necesito un descanso, llevamo' aquí pal' de hora' — dijo saliendo de la cabina de grabación.

Mar la miró cuando salió y sonrió. No estaba enterada de lo que sucedía porque no pudo escuchar dicha conversación.

— Amor, ¿todo bien?

— No me gustan los demos que tenemos. — bufó mientras se sentaba en el sofá de fuera.

Los demás también salían de la cabina en conjunto.

— ¿De verdad? — se sentó a su lado e hizo un pequeño puchero.

— Ta' fuelte' — suspiró. — No quiero soltar algo porque sí

— Tienes la mente algo bloqueada, seguro no has podido modificarlos a tu gusto por eso — intentó calmar — ¿quieres hacer algo para desbloquear esa mentecita?

— No, no estoy de humor ahora.

Y era verdad, se sentía muy presionada ahora como para tener su cabeza ocupada en otra cosa.

— Podemos comer helado — insistió Mar. — Hacer un poco de meditación, escuchar música que te guste — añadió más opciones — puedo hacerte algunos masajes... — murmuró por lo bajo algo juguetona.

— Puñeta, cállate un poco Alissa — alzó la voz.

Mar se sobresaltó y se alejó un poco de ella mientras apretaba sus labios.

Todos le miraban a ambas ahora.

— No quiero hacer ninguna tontería de esas ahora, necesito pensal'. — finalizó con cierto fastidio y cubrió su cara con sus manos.

Había reaccionado mal debido a su estrés, tenía mucho acumulado y Mar se llevó la peor parte.

La morena callada se levantó del sofá y caminó a la salida del estudio, Mauro iba a decirle algo pero ella sólo alzó su mano dando a entender que no hablara y salió de ahí.

Su mente maquinaba mucho las palabras de Victoria, le había insinuado hasta sexo y había dicho que era una tontería. ¿Se habrá visto como una urgida? Ahora se sentía humillada por eso.

Llevaba ya un rato caminando, ni siquiera sabía a dónde iba y ni siquiera sabía lo mucho que había recorrido.

Tampoco se había dado cuenta que llevaba todo ese tiempo llorando hasta que fue consiente de lo húmedo en sus mejillas.

Un choque la hizo entrar más en la realidad ahora.

— Lo siento, coño... lo siento — se disculpó varias veces, había chocado con un chico, causando que su bebida terminara en su abrigo.

— No te preocupes, no pasa nada — respondió amable mientras retiraba la prenda manchada.

— De verdad lo siento, venía muy distraída. — volvió a disculparse, ahora limpiando las lágrimas de sus mejillas para no verse tan mal.

Destino. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora