— No me empujes, Alissa — decía Miko con la voz algo elevada, un poco tensa.
Luego de aquel juego no duraron mucho tiempo más en el club, Mar estaba incómoda y Victoria sabía el por qué.
— ¡¿Qué más mierda sabe Lisa que no sepa yo?! — le gritó — o peor aún, qué tanta mierda le habrás hablado de mi? — preguntó y volvió a empujarla.
Victoria perdió un poco la paciencia y le devolvió el empujón.
— Puñeta que no me empuje' — bufó —
Mar sollozó un poco y le pegó con los puños cerrados, empujándola un poco de nuevo también.
Se sentía frustrada, avergonzada de que alguien supiera cosas que pensaba Vicky sobre ella, más que había sido aquella tipa a la que le caía tan mal.
— Acho cálmate un poco — dijo con cierto fastidio en su voz mientras la tomaba de las muñecas y volvía a empujarla lejos de ella. Le importaba poco ahora los recuerdos que pudiese traerle, solo quería que la dejara de empujar y golpear.
Miko no quería lastimarla para nada, pero odiaba que se abalanzara sobre ella sin al menos dejarle explicar.
La morena perdió un poco el equilibrio y cayó al piso de culo, la miró desde abajo sin decir nada, su mente ahora estaba en una guerra de pensamientos entre tantas cosas.
— Alissa, lo siento yo... — suspiró — solo cálmate y vamos a hablarlo baby.. — murmuró por lo bajo y se acercó para ayudarla a levantarse, pero fue ignorada.
Mar se levantó por su propia cuenta.
— No me digas Alissa. — dijo con la voz quebrada, si pudiese cambiarse el nombre ahora mismo para evitar sonar como el nombre de Lisa, lo haría. — Pensé que éramos mejores amigas y nos contábamos todo — continuó, había dolor en su voz —
— No es tan grave como crees Alis- Mar. — corrigió rápidamente — No hablé mal de ti, solo fue una queja
— ¡Y tenías que decírselo a la estúpida de Lisa! — sollozó — Qué era?
— Acho taba' ebria poldió' — confesó con sinceridad.
— ¿Qué mierda era?
Victoria frunció el ceño.
— Fue hace tiempo además — suspiró — solamente comenté que eras una tonta al elegir pareja, estaba celosa y ebria... por aquella chica... — chasqueó la lengua — no recuerdo ni cómo se llamaba, iba en nuestra universidad
Mar escuchaba atenta todo lo que decía, podía justificarse el hecho de que todo fue por celos y en estado de ebriedad, lo que no justificaba fue que jamás le comentó aquello y ahora Lisa lo usaba en su contra, como si hubiese dicho la peor mierda del mundo.
Lo entendía, pero estaba dolida, dolida de que no le haya tenido confianza para comentarle aquello, cuando ella siempre terminaba soltando todo porque se sentía culpable de decir algo a sus espaldas.
No eran tan iguales como pensaba.
— Lisa está haciendo ver todo peor... amor... — la miraba suplicante ahora — solo estaba celosa y ebria y no ayudó, se me salió
— Pues tal vez si tengas razón, soy una tonta eligiendo parejas — escupió molesta
La rubia volvió a fruncir el ceño.
— A qué te refieres? — su cara de confusión adornaba su rostro.
— Soy una tonta por haberme enamorado de ti — era su molestia la que hablaba ahora por ella. — soy una tonta por haberte elegido — finalizó y volvió a darle un pequeño empujón mientras la señalaba
Victoria suspiró pesadamente y la empujó un poco más fuerte.
— Puñeta te dije que no me empujaras coño — volvió a quejarse de aquello. — Siempre es lo mismo cuando tenemo' una discusión, tú y tus malditas ganas de empujarme. — bufó y pasó por su lado chocándole el hombro algo fuerte, fue directamente hasta las llaves del auto.
— ¿A dónde vas? — preguntó la morena mientras se giraba a verla
— Por ahí, Mar Alissa — finalizó para luego dejar el departamento con un portazo al salir.
Mar se desplomó en llanto, era como si por cada momento feliz debía haber peleas de por medio, se sentó en el suelo recostada al sofá y abrazó sus piernas mientras lloraba. Miró el reloj de la sala y aún era temprano, nueve de la noche. Confiaba que Victoria volvería a casa pronto o al menos le diría donde se encontraba cuando pasara su enojo.
Ella nunca había odiado a nadie, hasta que Lisa apareció en sus vidas, la detestaba, cerca o lejos siempre le había hecho la vida de cuadritos, más cuando se enteró que le gustaba Victoria. Sabía que no pararía hasta verlas mal.
Y lo estaba logrando con las cosas más mínimas.
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