24.

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— Sigue así, sigue así — murmuraba la rubia mirando a su amiga hacer muecas de placer. — Acaba para mi — dijo con voz ronca, moviendo sus dedos en la feminidad de la otra sin parar.

Mar sentía que iba a morir, las piernas comenzaban a temblarle, sentía una corriente de espasmos por todo su cuerpo.

— Acaba para mí, Alissa — volvió a repetir, ordenando y aumentando la velocidad de las embestidas con sus dedos.

— V- v... ¡Victoria! — gritó la morena explotando en un orgasmo, haciéndola abrir los ojos de golpe.

(...)

— Mera, tas' bien? — preguntó Victoria un tanto preocupada al verla despertar de aquella forma.

Mar la miró. Su cuerpo estaba cubierto con una fina capa de sudor, la respiración agitada y las mejillas levemente enrojecidas.

— Gritaste mi nombre, está todo bien? — preguntó ahora más cerca.

La otra sólo asintió, no le salía palabra.

— Fue una pesadilla?... — se atrevió a preguntar.

— S- sí — dijo apenas audible mientras se levantaba de la cama, quedando frente a Victoria ahora.

— Estás sudando, tan mal fue?

— Mjm — fue lo único que dijo.

¿Había sido mala? Por dios, fue un sueño demasiado rico para ella.

— Voy a ducharme — comentó.

Victoria asintió mirándola y la morena emprendió camino al baño.

Se tiró de nuevo en la cama, esperando a que la otra saliera de la ducha para ir ella también. Tan solo unos minutos más tarde, Mar salía enrollada en una toalla con su cabello escurriendo. Ambas se miraron.

— ¿A que hora salimos a PR? — preguntó

— Uh, aún nos quedan pal' de horas, nuestro vuelo sale a las 7pm, son las 10 am apenas. — mencionó.

Mar asintió y caminó hacia su cama para sentarse en el borde. Victoria aprovechando, entró al baño y salió minutos después, quedando un tanto atónita al ver a su amiga solo en panties.

Desde pequeñas tenían la costumbre de andar desnudas de vez en cuando así que para Mar no era algo vergonzoso, salvo algunas veces.

Pero Victoria no se lo esperaba en ese momento.

— Saliste justo a tiempo, puedes colocarme crema en la espalda? — pidió de favor, acercándose a ella. No estaban del todo bien en su relación pero las cosas no iban tan mal últimamente.

La otra evitaba a toda costa mirarle las tetas, no era la primera vez que la veía desnuda pero no quería que pensara mal en ese momento.

— Mm, sí, claro — se acercó a ella tomando el bote de crema.

La rubia tenía un pequeño moñito que evitaba que su cabello se mojara en la ducha, y por supuesto tenía al rededor su toalla.

Mar se puso de espaldas, quitando su largo cabello negro de esta y dejándole espacio para que pudiese colocarle la crema. Victoria comenzó a untársela en la espalda uniformemente, haciendo pequeños masajes de vez en cuando.

La morena podía sentir la respiración pesada de su amiga cerca del espacio libre de su cuello, su mente comenzó a maquinar cosas... tambaleó un poco, haciendo que la otra reaccionara y la sostuviera para que no cayera, provocando que sus cuerpos quedaran más pegados ahora.

Destino. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora