16.

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El celular de Victoria vibraba, molesta por el sonido que hacía, estiró su brazo libre y lo tomó para contestar. Era un FaceTime de Mariana.

— Mera que hora es... — hablo con voz ronca mientras se enfocaba a ella, con los ojos entre cerrados.

Pero había un error.

También estaba enfocando a Mar, quien dormía encima de su otro brazo y ambas estaban desnudas enrolladas entre las sábanas.

— ¿Tan' desnuas'? — preguntó Mariana haciendo una cara de asombro.

La rubia reaccionó y enfocó parte de sus ojos y frente nada más.

— Dijiste que podíamos dolmil' hasta talde', puñeta son las fuckin nueve de la mañana — mencionó cambiando el tema y sonando molesta para que no le siguiera preguntando más.

— Necesitaba avisal' que iremos a telminal' de coordinal' lo del show de esta noche

— Pudiste dejal' un mensaje — suspiró.

— Ya sé pa' la próxima. — le sacó la lengua y luego colgó.

De la que se salvó, bueno... no tanto, aún así había notado que ambas estaban desnudas y cubiertas por la misma sábana. Esperaba no le hiciera preguntas sobre eso delante de Mar.

Dejó el celular en la mesita nuevamente y volteó a ver a su amiga, dormía tranquilamente acurrucada hacia ella. La observó bien; su respiración pausada, su cabello algo regado por su cara y hombros, pero hubo algo más que le llamó la atención.

Sus ojos. Estaban hinchados. Seguramente había llorado nuevamente y se sintió culpable por ello.

Se quedó mirándola un rato más para luego levantarse con cuidado e ir a lavarse. Vestía nuevamente con su bóxer y sport bra. Tomó el teléfono del hotel y pidió desayuno para ambas, claramente sabía lo que le gustaba a la morena tanto como la otra a ella.

Mar se removió al no sentirla en la cama, se sentía vacía sin su brazo. Abrió los ojos lentamente y se miró a ella misma, se vió desnuda, pudo jurar que su rostro tomó un color rojo. Se sentó en la cama sujetando el edredón sobre ella para no quedar al descubierto y vió a Victoria de espaldas al teléfono. Apretó sus labios.

— Buenos días. — dijo la rubia una vez volteó y la vió sentada. — Estaba pidiendo desayuno...

— Buenos días — sonrió— me pediste mis-

— Panquecas? Sí, pero sigo diciendo que son pancakes — interrumpió.

— Así decimos en Venezuela — justificó.

— Lo sé... — sonrió y se sentó en la cama de nuevo. Revisando su celular

Ambas quedaron en silencio, Mar quería llorar nuevamente. Victoria no mencionaba nada de lo sucedido, así fue cuando la primera vez en la cocina. Ella tampoco se atrevía a preguntar, no quería una mala respuesta.

Sin más se levantó de la cama llevándose la sábana para taparse y antes de entrar al baño la dejó fuera, se encerró y comenzó a ducharse, era la única forma de llorar al menos con algo de ruido que disimulara sus sollozos.

Lo de anoche no fue un simple roce con ropa, aún así Victoria no hablaba de aquello. Mar la odiaba y se odiaba a ella misma también por tampoco comentarlo, no podía.

Cuando Victoria quedó totalmente rendida luego de la follada que habían echado, sintió la necesidad de llorar. Sabía que eso no había significado nada para ella, o al menos eso pensaba.

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