Este capítulo contiene escenas +18 puedes saltarlo si deseas.
~Mar sintió un pequeño escalofrío en su pierna derecha, abrió sus ojos lentamente para ver que estaba un poco descobijada. Observó los números del aire acondicionado y estaba en lo más frío posible. Giró su cabeza para encontrarse con una Victoria tapada hasta la nariz con la cobija, siempre era así cuando el aire estaba muy frío, le hacía mal en su garganta y ella era muy friolenta.
Se levantó a buscar el control, no estaba en su mesita de noche, pero igual lo consiguió. Bajó un poco lo frío y volvió a la cama, metiéndose bajo las sábanas. Estaban calientitas.
Miró con admiración a Victoria, no pudo evitarlo, le encantaba verla dormir. Se giró un momento para ver el reloj, diez y algo de la mañana.
Quería hacer algo.
Nunca lo había hecho, pero lo quería intentar.
Volvió su vista a la rubia y lentamente bajó una mano hasta llegar a su centro, comenzó a acariciarle por encima de su bóxer, dentro de poco comenzó a sentir una pequeña humedad crecer.
Sonrió.
Se dió cuenta que Miko tenía el ceño levemente fruncido ahora por sus toques.
Continuó acariciando mientras bajaba entre las sábanas ahora, se posicionó fácilmente entre las piernas de la otra y comenzó a dar pequeños besos y lamidas por encima de aquella tela.
— Puñeta... Alissa qué... — susurró entre dormida, con una voz ronca y el ceño más fruncido ahora.
Mar sintió unas manos en su cabello que la afincaban más hacia el centro, seguía besando y lamiendo sobre la tela, dejando suaves mordiscos también.
Una mano la abandonó, para quitar de encima la cobija que las cubría.
La morena alzó su vista sin despegarse de abajo, se encontró con una Victoria recién levantada, sus ojitos hinchados y casi cerrados por estar frunciendo el ceño y su cabello platinado un poco alborotado.
Le estaba encantando lo que le hacía su novia.
— Coño... — murmuró entre dientes y echó su cabeza hacia atrás, empujándola nuevamente con ambas manos hacia su centro.
Mar lamió y besó un poco más para luego apartarse, le había costado un poco puesto que las manos la empujaban con fuerza.
Victoria gruñó en desaprobación y la miró.
La otra mientras mordía su labio la analizaba, se veía tan hermosa y sexy de cualquier forma y a cualquier hora.
Subió sobre ella hasta estar a centímetros de su cara y le dió un pequeño beso.
— Buenos días amor — murmuró la morenita con una voz tierna, luego bajó hasta sus escasos pechos y los sacó del sport bra que usaba Victoria.
Preciosos, a Mar le encantaban, eran perfectos para ella.
— Acho, que buenos días — gimió cerrando sus ojos por completo al sentir como Mar le devoraba los pezones.
Que bonita manera de despertar.
(...)
— Poldió' que maratón se lanzaron tan temprano — bromeó Mariana al verlas entrar a ambas a la cocina.
Ambas enrojecieron, estaban seguras de que no habían hecho tanto ruido, o eso creían.
— Mera déeeeejalaaaas — le lanzó Mauro el trapo de la cocina. — imprudente — se quejó
Mariana solo reía mientras veía como la pareja quería meterse bajo la mesa.
Definitivamente necesitaban su propia privacidad, Victoria tenía razón.
Mientras comenzaban a preparar su desayuno hablaban entre todos sacando algunos planes, ideas nuevas para alguna canción y cuestiones del trabajo. Mar estaba segura que ambas extrañarían eso por las mañanas, pero necesitaban su propio espacio urgente, además quería probar esa propuesta de Victoria de hacerla suya en cada rincón de la casa.
— Podemos colocarle un top algo corto para el próximo show — dijo Mar. — se verá preciosa y los hará enloquecer a todos los Mikosexuales
Hablaban del próximo show que tendría que abrirle a Karol.
— Acho mami me quieres encueral'— se rió Victoria.
— Amor te verás preciosa — insistió haciendo puchero.
— Aún faltan unas dos semanas pa' ese show, lo pensaré — hizo una cara pensativa.
— Dos semanas que pasan volando gorda, ya la otra tenemos que ir pal' estudio en LA no lo olvides
— No lo hago, creo que ya comenzaría a hacer maletas y todo — suspiró
Como odiaba dejar su isla.
— Hoy iré a casa de mis padres a pasar tiempo con ellos, quieres venir? — le preguntaba a la morena
— ¡Sí! Ya quiero verlos, hace rato no lo hago. — dijo feliz. — Además mamá fue de nuevo con su amiga — rodó los ojos. — No para en casa, creo que llega pasado mañana
— Bueno, pasamos también por ahí — sonrió la rubia mientras se acercaba a darle un pico. — Pido el baño primero, taldas' mucho — dijo para desaparecer de la cocina.
— Es cierto, te quedas como dos horas en la ducha y con agua pa' pelar pollos — afirmó Mauro.
Mar solo rió mientras rodaba los ojos.
Las bromas entre ellos siempre eran sanas, estaba muy feliz de tener a su equipo.
Hasta ahora no habían tenido ningún tipo de pelea o conflicto.
Le alegraba haberlos conocido.