44.

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Llevaban al menos hora y media dentro del juicio, los abogados lanzaban acusaciones entre ellos para ver cuál lograba cerrar el caso con victoria, claro está que el único que hacía acusaciones ciertas era el de Mar.

La morena se sentía angustiada con todo aquello, por su mente pasaban cosas que la ponían ansiosa, todavía tenía intacta sus ganas de vomitar.

El juez le dio al mazo para que ambos hombres se callaran, una peculiar palabra le resonó en la cabeza; veredicto final. La sala quedó en silencio mientras el juez otorgaba palabras, Victoria a su lado le tomaba la mano y la apretaba suavemente para darle confort.

La última palabra del juez le hizo marear.

Los ojos de Mar se llenaron de lágrimas y tuvo que sentarse, sentía que se desmayaba. Victoria rápidamente le ofreció agua para calmar a su novia un poco, aquel shock de emoción la había dejado mal.

Pero habían ganado.

Veían cómo se llevaban esposado a aquel hombre que le había destrozado la vida meses atrás y que quería hacerlo de nuevo, estaría un largo tiempo en la cárcel.

(...)

My prized possession, one and only... adore you, girl, i want you... the one i can't live without, that's you, that's you — cantaba Victoria suavemente mientras tenía a Mar entre sus brazos.

Estaban en su hogar, tranquilas luego de todo aquello.

— Me gusta cuando cantas en inglés, más si son canciones de Justin Bieber — rió bajito la morena, apegándose más a su cuerpo, entrelazando sus piernas.

— Es Justin Bieber mami, ¿cómo dicen los memes? mi patrón — juntó su risa con la de ella.

— Eres una vieja con las redes sociales — se burló y alzó su cabeza para dejarle un pequeño beso en el cuello.

— Recuerda que la que tuvo primero celular fuiste tú — murmuró mientras le acariciaba la espalda con la yema de los dedos. — cómo te sientes? — se atrevió a preguntar, alejándose un poco para verle el rostro.

Mar le miró también y respondió.

— Aliviada... lo de hoy fue un alivio, sé que habrá muchos más violadores ahí fuera, pero el que me asechaba ya no lo hará

— Sabes que intentaré protegerte lo más que pueda de todo — susurró para luego acercarse a sus labios y darle un suave beso.

Beso que fue intensificándose cada vez más.

Victoria pasaba sus manos por las piernas de su novia, llegando hasta su trasero y apretándolo un tanto fuerte.

Mar ya sabía por dónde iba todo, pero aún no se sentía preparada.

— Victoria.. — susurró una vez logró separarse. — no... aún no — dijo con temor y evitó mirarla a los ojos.

— No pasa na' chula — sonrió y le robó un beso, para luego apretarla hacia ella de nuevo.

Si pudieran quedarse así para siempre, sin obligaciones ni malos ratos, solo ellas y su amor.

Suspiró.

— ¿Qué pasa? — preguntaba con cierto temor en su voz, odiaba la manera en la cual aquel acontecimiento la cohibía de disfrutar sexualmente con su novia, temía que buscara sexo en otro lugar.

— Nada mami, pensaba en que tenemos que volver al ruedo pronto — dijo mientras continuaba con sus caricias en la espalda de la morena. — hay que grabal' pal' de canciones más pa' el próximo álbum — recordó — y yo honetamente' prefiero quedalme' así contigo siempre.

Al escuchar lo último, sintió un alivio por todo su cuerpo, confirmaba que su mente a veces podía ser la peor compañía.

Se ahuecó el rostro en su cuello, dejándole pequeños besos tiernos.

— Podemos estar así y trabajar al mismo tiempo — añadió.

La rubia soltó una risita y volvió a apretarla hacia su cuerpo.

— Te amo

— Te amo Victoria — le susurró contra su piel.

Se sentía tan en paz en los brazos de ella, y estaba segura que la rubia sentía lo mismo, estaban destinadas a estar juntas, lo sabían desde hace mucho.

Destino. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora