— Quieren que les haga algo de meren- ¡Ay, perdón! — murmuró Sofía viendo a las chicas enrolladas bajo las sábanas totalmente desnudas.
Ellas también se sobresaltaron, al menos no estaban peladas a simple vista.
— ¡Mamá! Por Dios, ¡Vete! — gritó la morena nerviosa.
Su madre lanzó una carcajada y salió rápidamente dejándolas de nuevo encerradas en la habitación.
— No saldré de aquí. — anunció Victoria con una cara totalmente roja.
Esa señora era prácticamente su otra madre.
— ¡Es tu culpa! — mencionó Mar un tanto histérica. Se levantó de la cama buscando su ropa para colocársela nuevamente.
— Mera, cálmate tampoco es pa' tanto
Mar sentía su rostro arder de vergüenza, rabia, tristeza. Tenía una mezcla de emociones en su interior. Mientras se colocaba su ropa comenzó a sollozar.
— Ey, ey... — susurró la rubia acercándose, sostenía la sábana sobre su cuerpo para no quedar al desnudo. — Qué sucede? Mami Sofi no nos regañará — dijo para intentar calmar la situación.
— Por una mierda, vístete María Victoria. — le dijo la otra entre sollozos.
Aparte de sentirse apenada con su madre, le entraba la depresión post miko-sexo, porque se sentía utilizada. Seguramente la rubia ignoraría todo lo que había sucedido y nunca lo hablarían al respecto.
Por muy rico que fuese y a Mar le encantase, no podría evitar sentirse así.
— Alissa cálmate, puñeta dime polqué' lloras — la tomó del rostro suavemente para que la mirara.
— No me gusta... no me gusta esto, me siento usada — soltó hipeando un poco.
Victoria frunció el ceño.
— Vas a ignorar esto como todo lo demás y seguirás con otras y luego volverás — comenzaba a hablar rápido. — me estás usando, y me duele
— No, Mar — dijo suavemente. — Discúlpame, yo.. no quise hacerte sentir así. — apretó su mandíbula
Odiaba recordar las veces que pudo haberla hecho sentir así, incluso en otras circunstancias que no fuesen sexuales.
Se alejó un momento para colocarse al menos el top y su bóxer, acercándose luego nuevamente a la morena.
— Perdóname — rogó de nuevo.
— Basta Victoria... — susurró derrotada, le cansaba lo mismo. — Entiendo que no me ames ni estés tan enamorada como yo, solo te pido que esto no suceda más nunca. — rogó ahora la ojimiel.
La peli blanca negó, no quería alejarse.
— No quiero, no quiero dejarte
— ¡¿Entonces que -
— No quiero dejar de besarte, ni de tocarte, quiero.. quiero que estés a mi lado todo el tiempo incluso como algo más que mi mejor amiga. — se atrevió confesar, por fin.
Mar se quedó callada, su rostro mostraba confusión.
— Estoy tan enchulá' de ti, como tú de mi cabrón — admitió más directa.
La morena estaba callada mientras le miraba, intentaba descifrar si era una broma aquello, pero no. La mirada de Victoria mostraba verdad.
— Pero si tú no querías..
— Porque soy una tonta. No quería aceptar que también estaba enamorada de ti.
A estas alturas la ojimiel no sabía cómo reaccionar. No se esperaba nunca tal confesión por parte de su mejor amiga, de hecho, pensaba que en verdad nunca iba a pasar, estaba resignada a que solo le recordara que su relación no podía ser.
Callada se sentó en el borde de la cama mientras Victoria la observaba. Necesitaba procesar todo eso.
— Dime algo..
— No sé que decirte — soltó sincera. — Vete... yo... necesito asimilar todo esto.
Victoria frunció el ceño.
— Que no era eso lo que querías escuchar de mi? — preguntó sintiéndose un tanto idiota. — ahora me pides que me vaya?
— Vicky...
La otra se rió sin gracia y comenzó a tomar su ropa para ponérsela. No esperaba esa reacción por parte de Mar.
— Qué haces? — preguntó torpemente.
Victoria la miró con una mala cara.
— No me dijiste que me fuera? — murmuró — Acho, que mierda te sucede? Estás drog-
Los labios de Mar presionaron contra los de ella sin dejarle continuar. La otra aún estaba molesta por su actitud pero aún así la apretó contra ella mientras se besaban.
— Te amo Alissa — susurró sobre sus labios una vez se separaron. — Eres mi mejor amiga y el amor de mi vida — la miró.
Mar se perdió en sus ojos azules como el océano y entre sus palabras. Le parecía irreal todo aquello.
— También te amo — logró susurrar.
(...)
— Bueno, que puedo decirles niñas... — se encogió Sofía.
Estaban todas en la cocina hablando de la situación anterior.
— Embarazarse no pueden, pero si contraer alguna infección — alzó la ceja.
— Dios, mamá... — murmuró la morena avergonzada.
Victoria estaba callada escuchando el sermón, tenía puesto el gorrito de su hoodie y las manos escondidas en el bolsillo del mismo.
— Es verdad, Mar Alissa. — habló firme. — Así que si seguirán chingando es mejor que eviten comerse o restregarse con otras vaginas, así cuidan las suyas.
— ¡Sofía! — le reclamó Mar.
Victoria solo rió por lo bajo.
— Por otra parte me alegra que al fin se hayan confesado su amor. — suspiró — fingían fatal — rodó los ojos.
Sofía era como una hermana mayor a veces, y eso que era la madre de Mar. Pero tenía la confianza total de su hija para todo, desde pequeña tenían una conexión hermosa.
Siempre sabía cómo sobrellevar cada situación de su hija, no se cerraba para nada.
— Aún puedo tomar mi girasol? — preguntó Victoria cambiando el tema.
Le apenaba hablar de su enamoramiento con ella.
— Claro chama, están por allá. — le señaló un pasillo fuera de la cocina.
Victoria feliz fue a buscarlo.
Sofía seguía hablándole a Mar, pero aquella sólo estaba perdida en sus pensamientos en ese momento. ¿Que iba a suceder ahora?
Rondaba esa pregunta una y otra vez por su cabeza.