O2: 𝘴𝘸𝘦𝘦𝘵 𝘯𝘰𝘵𝘪𝘤𝘦

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Positivo.

Lionel negaba varias veces asustado, se quedó analizando y no era tan malo como pensaba, era joven, si, pero daba igual, Rafael y el podrían ser una familia antes de lo planeado y eso lo puso feliz.

Pensó que tal vez así dejaría sus aventuras, confiaba en Rafael, primero se lo contaría a su mejor amigo por llamadas, al hacerlo ya tenía a Kun regañando mientras fingía dolor en el pecho de decepción, no entendía su reacción, incluso vino hasta su casa y el esperaba que se pusiera contento por el.

— ¿Sabes lo que un bebé conlleva boludo? Vos no sabes nada de esto, pensé que te había quedado claro cuando yo tuve a Benja.

— Javier y vos son felices con el nene, de hecho esto me motiva más...

— ¡Claro que somos felices! Pero en el momento fue una tormenta, tu sabes muy bien de lo que digo, se que no es el mejor consejo pero no estas listo para cuidar a un bebé.

Su verdadera preocupación es que no sabía cómo reaccionaria Rafael ante la noticia.

Cuando Javier y el salieron con su chistesito fueron suertudos al tener el apoyo de sus padres tanto emocional como económico más sin embargo fue difícil tener un hijo a tus diecisiete años porque dejabas toda tu diversión de segundo plano, se añadirán más responsabilidades y no sabía si Lionel estaba listo para eso, mucho menos su novio.

— Gracias por tu preocupación kuni pero voy a tener al nene, Rafael y yo seremos felices, de eso no hay duda.

Lionel no veía como era su novio, se quedó con la personalidad del Rafael que lo enamoró, en esa noch dónde la luz de la luna se vio a través de la ventana y ambos dijeron lo que sentían el uno al otro, ignoraba a este Rafael que lo hacía sentirse inseguro con su cuerpo o personalidad porque la gente enamorada hace cosas estúpidas.

Le diría de paso ya a sus padres que estaban en la planta de abajo, lo hizo en cuanto su mejor amigo se fue, bajo y les sonrió, no podía guardar la noticia así que lo haría ahora y después tal vez Rafael podría hablar con ellos para ver cuál sería su siguiente paso.

Por algo del destino suelen decir pero Lionel no tuvo oportunidad de decirle a sus padres porque estaban ocupados con asuntos del trabajo y dejaron la casa, daba igual, así Rafael podría hablar también con sus padres para dar tal noticia.

Por la mañana se puso lindo para su novio, esperando que todo saliera como lo planeado, incluso le emocionaba decirle a Guillermo porque apesar de estar peleados sabía que esté se pondría feliz si le daban la propuesta de ser el padrino, tal vez este nuevo bebé hacia que los hermanos se reconciliaran sobre sus diferencias.

Pero nada sale como uno quiere.

Llegó a casa de los Ochoa encontrándose con su suegro saliendo de casa, le dijo que pasará ya que solo se encontraba Guillermo y lo dejaba en su casa, sonrió y entro, una lástima que Rafael no estuviera en casa, nuevamente el plan cambiaba, primero le diría a su aún amigo para intentar aligerar la tensión que aún mantenían.

Fue directo a la sala donde encontró a Guillermo escuchando música a alto volumen.

El mexicano al verlo se asusto pero en ningún momento quiso bajarle.

— ¿Ya desayunaste? –pregunto Guillermo a gritos.

Lionel negó con su cabeza y entonces lo saco de la casa hacia su coche invitándolo a entrar, lo hizo de copiloto, Memo cerró la puerta de la casa y subió al coche para empezar a manejarlo a no sabe dónde con exactitud, decidió por un McDonald's.

— ¿Por qué la música a alto ruido?

— Oh es que... Bueno, amortigua varios sonidos Lionel.

Si, volvió esa tensión, fue al drive-thru y sabía exactamente que pedir.

— ¿Cajita feliz?

— Por favor... –pidio Lionel.

El argentino tenía un estómago de niño pequeño, no era un secreto para nadie que prefería el menú infantil antes que todo.

Pidió una cajita feliz y por último Guillermo pidió una hamburguesa doble carne con queso y como postre dos Mcflurry de oreo para los dos.

Se pararon en el estacionamiento y comieron en el auto, Guillermo no le dejo al argentino pagar ni siquiera por lo suyo.

— ¿Y Rafael no estaba?

— Eh bueno este... ¿Que te traía por aquí? –cambio de tema.

Claro que estaba, supuso que Lionel ya estaba resignado a qué Rafael le fuera infiel y justo después de ver a una chica entrar comenzaron los ruidos obscenos que su padre tomaba como lo más normal de mundo, protegían a su favorito ante todo y le permitan cualquier cosas, no quería que Lionel escuchará y se le rompiera el corazón, al final el argentino sabía que no habían dos en esa relación.

— Oh es cierto, Guillermo vos no sabes... ¡Seré papá con Rafa!

Si alguien hubiera estado con ellos daría el testimonio de que algo se escuchó quebrar, el corazón de Guillermo no resistió mucho más sin embargo lo oculto con una dulce sonrisa y felicitando a su amigo.

Por más que soñara o imaginara volvía a su realidad donde sin importar lo que hiciera sería solo un amigo para Lionel o ahora el tío de su hijo, buscaba hace meses sanar sin un resultado, ¿Por qué se enamoró de alguien que no está destinado para el?

— No te notas tan feliz... –susurro Lionel algo entristecido.

— Claro que lo estoy, me hace feliz que tú seas feliz Leo –contesto Guillermo.

Y no mentía del todo, deseaba la plena felicidad de Lionel, si el era feliz el también.

— En fin, ¿Crees que Rafael ya haya llegado?

— No creo, ¿Te parece si vas más al rato?

Lionel negó, quería mínimo revisar.

— ¿Por qué nervioso de la nada eh? –preguntó en tono de juego pero su sonrisa se quitó al ver a su amigo tan callado– Llévame a tu casa por favor Guille.

— Hablo enserio Leo, yo...

— LLÉVAME A TU CASA O VOY YO.

El tono lo asusto y sin mucho que hacer hizo caso, al llegar Lionel se bajó casi de inmediato, Guillermo abrió la puerta y el argentino corrió escaleras para arriba aunque se quedó a la mitad, los ruidos lo hicieron quedarse quieto.

Lo hizo, otra vez, ¿Cuántas veces eran ya? Sus ojos se pusieron llorosos y no queriendo escuchar los gemidos salió de la casa siendo seguido por su amigo aunque parecía más enojado con Guillermo que con Rafael.

— Leo yo, es que...

— ¿Vos que, sabías que tú hermano se estaba follando a una mujer? –el silencio le dio respuesta– ¡Lo sabías! Pudiste decírmelo hijo de puta.

— ¿Por qué te enojas conmigo? No hice nada, pensé que ya estabas acostumbrado, solo no quiero que te deprimas, por eso te lleve a desayunar.

Guillermo también se enojo, ¿Por qué se molestaba con el? El no le fue infiel de nuevo (de hecho era de la idea de que si estuviera con el en su perra vida le sería infiel).

— Yo, tenés razón, lo siento –bajo la mirada intentando callar sus sollozos– pero está bien, cuando sepa del bebé dejara de hacer esas boludeces y... Y...

Guillermo lo abrazo y el argentino no se resistió, saco llanto acumulado.

¿Que no tenía como para que buscará ese algo en varias personas, por qué no era suficiente como para que solo quisiera estar con el? Ese bebé lo cambiaría, estaba seguro y quería creer que eso pasaría.

Sweet Dreams | MechoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora