O3: Estás solo en esto

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Con su ansiedad a mil decidió ir a casa con ayuda de Guillermo, adoraba a su amigo, se quedó con el hasta la noche intentando animarlo aunque no lo logro demasiado, la intención era lo que contaba. Rafael se haría cargo del bebé, era la idea de Lionel ya que la gente tiene esa estúpida idea de que si no cambio antes ahora lo haría con el/ella pero el 99% se equivocaban.

A la mañana siguiente hizo su misma rutina donde buscaba verse aceptable para Rafael, sabía que su novio odiaba verlo mal arreglado y se lo decía sin pena alguna, con algo de emoción volvió a hacerse la prueba para enseñársela a Rafael y el positivo volvió a brillar en el aparato.

Con toda la fuerza que se le permitió se contuvo a contarle a sus padres, deseaba hacerlo con Rafael a su lado, casi corriendo por la mañana volvió a casa de los Ochoa donde le recibió la madre de la familia, Natalia que le recibió desbordando dulzura y cariño hacia el argentino.

Subió al cuarto de Rafael y lo vio acostado mirando su teléfono aunque muy guapo sin dudas, Lionel fue hacia el y se acostó a su lado para abrazarlo.

— ¡Amor! No te esperaba aquí hoy cielito –acaricio el cabello del menor con dulzura.

— Te tengo una sorpresa...

— ¿Ah si?

Rafael tenía en mente el nuevo videojuego para su consola que aunque tenía suficiente dinero para comprarse lo por su cuenta no le gustaba gastar, prefería que gastarán en el pero este no era un videojuego, en las manos del argentino observo dos rayas dando a positivo, fue como un deja vu y juro que vomitaría en ese instante, se separó y se sentó maldiciendo dejando a el menor confundido sentándose igual.

— ¿Que sucede?

— Esa cosa no es mía, me fuiste infiel y ahora quieres que me haga cargo de un escuincle, no caigo Lionel.

— ¿Pero que decís, amor? Eres con la única persona que he estado, eres mi primer en todo, pensé que estarías feliz...

— LÁRGATE, NO VAS A ARRUINAR MI VIDA.

Por los gritos los padres de Rafael subieron a la habitación y entraron entendiendo la situación.

Lionel busco apoyo y comprensión en sus suegros pero a cambio obtuvo una cachetada de Natalia donde le decía que ese bebé era un engendro.

El señor Guillermo tampoco ayudaba, incluso insultaba a Lionel de formas inimaginables pero el si estaba seguro de que el bebé era de Rafael.

Se hubieran hecho cargo ellos pero le advirtieron a Rafael que si volvía a cometer tal estupidez no harían nada al respecto y lo cumplirían.

Estás solo en esto

Lionel sintió una puñalada en las palabras de Rafael, no entendía, sus suegros no eran los señores dulces que tanto adoraba si no que le decían cosas realmente hirientes.

Natalia lo agarro del pelo y comenzó a llevarlo escaleras a abajo, Lionel no hizo nada más que llorar, por todo lo que estaba pasando, tenía que ser una pesadilla.

Cómo un ángel de la guardia llegó Guillermo de tal vez su clase de la facultad, al encontrarse con esa escena empujó a su propia madre para separarla y al lograrlo puso a Lionel atrás de él como protección.

— ¿Qué mierda te sucede mamá, te volviste loca!

— Ese pendejo quiere restregarle a Rafael un hijo que suyo no es Guillermo, ese chico es toda una puta.

— ¡Hey! Yo creo en Lionel, el bebé es de Rafael y yo creo que lo sabes perfectamente mamá...

— Y si asi fuera me da igual, tenemos suficiente con una chamaca que mantener a la cual ni siquiera vemos, ahora Lionel, lárgate de mi puta casa.

— No nos dejan ver a mi sobrina por culpa de Rafael, podemos hablarlo y...

— Ya no q-quiero estar aquí –susurro Lionel aún llorando.

Vio al argentino como un niño pequeño nuevamente al cual quería proteger, apesar de los gritos salió de casa con Lionel y lo subió a su auto para salir de ahí rápido y dejar de escuchar los insultos y amenazas.

Condujo hasta un parque cercano y estacionó el coche ya más tranquilo de no tener gritos, miro a Lionel que parecía todo un desastre y lo abrazo, era lo único que podía hacer.

— ¿Que voy a hacer Guille? –pregunto Lionel en llanto buscando alguna respuesta.

Guillermo no tenía una respuesta a su pregunta pero en lo que estaba seguro es que apoyaría a Lionel y estaría a su lado en todo.

— Yo te cuidare, tranquilo, lo mejor será que le digas a tus padres, ellos te apoyaran y después veremos qué hacer.

La idea parecía ser buena aunque un regaño era seguro pero tomaría el riesgo, ahora solo necesitaba un abrazo de sus padres y dejar que Rafael pensara bien las cosas.

Si, después de esto lo enamorado que estaba no se quitó, inclusive se hecho la culpa a si mismo por no tomar la pastilla del día siguiente la última vez después del sexo, entendía a Rafael o su reacción, no todos los días te llegaba tu novio diciendo que tendrían un bebé juntos.

Fueron a casa de Lionel, Guillermo se puso a su lado y sentaron a sus padres en el sillón por si había un desmayo, con esperanza Lionel empezó a hablar.

— Estoy en espera de un bebé y...

La cara de sus padres no tenía precio, no era nada buena, la señora comenzó a llorar desconsolada mientras el padre parecía molestó, oh dios.

— ¿Cómo puedes hacernos esto? –pregunto Celia parándose del sillón.

— ¿Ya hiciste la cita para el aborto, cierto? –pregunto Jorge intentando calmar la situación.

Lionel negó y como protección abrazo su vientre que ni visible era pero sintió que debía protegerlo.

— No quiero abortar papá... Quiero tener al bebé de Rafael.

— ¿Y tus estudios? Un bebé va a arruinarte la vida y un aborto se hará.

— Señor yo creo que lo mejor sería no quitarle la oportunidad a Leo de que...

— GUILLERMO CÁLLATE –pidio Jorge.

— No voy a abortar a mi bebé –grito el menor seguro de su desición.

No tenía nada en contra de los abortos pero el quería a su pequeño dulce que se formaba dentro de el, no podían obligarlo, el no veía a un bebé como algo que pueda arruinar tu vida, al contrario, era fiel creyente que un hijo no era impedimento para seguir con tu día a día.

— Entonces te largas de esta casa –hablo por fin su mamá haciendo que todos se quedarán en silencio– aprovecha que acá está el tío de tu hijo y que te lleve a su maldita casa, acá vos no eres bienvenido, ni tú ni ese engendro.

Su mamá que tantas veces le demostró cariño ahora le echaba sin dar vuelta atrás ¿Cómo podía hacerle eso a su hijo? No dudo en que lo apoyarían pero hoy ellos también le daban la espalda.

Casi a patadas salieron del hogar, Lionel cayó al suelo al borde del colapso mientras Guillermo les pedía que pensaran mejor las cosas.

Entonces de verdad estaba solo en esto.

Sweet Dreams | MechoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora